​​​MinCulturas homenajeó a nueve cofundadores de la Red de Escrituras Creativas y Tertulias literarias, Relata. Conozca las huellas de un tejido que transforma vidas con la promoción de la lectura y la escritura desde 2008.

Bogotá, 30 de octubre de 2023. Para Alberto Rodríguez Castro, director del taller de escritura creativa Écheme Cuento, de Cali, los homenajes son sinónimo de preocupación: “preocupación porque los años están pasando”. Estaba sentado en una fila de nueve sillas rojas, pensando en el discurso que daría y observando al público que lo acompañaba: sus compañeras y compañeros de la Red de Talleres de Escritura Creativa y Tertulias Literarias​, Relata, un programa del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, compuesto por 124 directoras y directoras de 25 departamentos que dedican su vida a la promoción de lectura, escritura y oralidad.

Y, anualmente, se reúnen para intercambiar experiencias, revisar formas para continuar fortaleciendo sus talleres y tertulias, y compartir logros en sus regiones. Sin embargo, este año hubo una excepción: decidieron homenajear a sus raíces, homenajear a los “eternos de relata”, nueve integrantes que sembraron una semilla y que hoy continúan en este gran tejido.

Ellos son Alberto Flórez Villa (Apartadó, Antioquia), Alberto Rodríguez Castro (Cali, Valle del Cauca), Antonio Silvera (Barranquilla, Atlántico), Carlos Fernando Gutiérrez (Quimbaya, Quindío), Edwin Tobón González (San José del Guaviare, Guaviare), Laura Margarita Medina (Bucaramanga, Santander), Luis Alberto Murgas (Valledupar, Cesar), Martha Fajardo (Ibagué Tolima) y Uriel Navarro Urbina (Barrancabermeja, Santander).

Si bien se resaltó la labor de los que continúan, también recordaron a otros fundadores de la red que, aunque se desvincularon, fueron fundamentales para la germinación de esta semilla: Betuel Bonilla, Hermínsul Jiménez, Juan Carmelo Martínez, José Zuleta, Naudi Gracián, Víctor Bravo y John Taylor.

Poco a poco, las nueve sillas las ocuparon los eternos de relata. A medida que tomaban asiento, alguien leía un fragmento de cada homenajeado, en un intento por inmortalizar sus letras.

Al lado de Alberto Rodríguez estaba Santiago Mona, un joven que llegó en representación de Alberto Flórez Villa, director del taller Urabá Escribe de Apartadó, Antioquia.

“Es una persona que ha aportado a la literatura durante 38 años. Yo llevo cinco años en el taller, ya publiqué mi primera obra: un poemario. Todo esto es gracias a él porque ha estado desde el inicio apoyándome y, así como yo, hay muchos jóvenes que llegaron a este encuentro con la palabra después de escucharlo a él”, dijo Mona.

Su caso es un ejemplo del poder trasformador de la literatura, del arte y de la cultura. Un poder que no perece. Han pasado 17 años desde que Relata se fundó con 16 talleres; actualmente hay 124 espacios (90 talleres y 34 tertulias) en 55 municipios y 25 departamentos.​

El aumento de las mujeres​

Cuando se fundó la red solo había una mujer en el grupo y a ella las letras también le cambiaron la vida. Se trata de Laura Margarita Medina, directora del taller de escritura creativa Bucaramanga Lee, Escribe y Cuenta, una de las homenajeadas del encuentro Relata.

Llevaba un vestido rojo, largo, con puntos negros y unas gafas rosadas que no ocultaron sus lágrimas. “Este camino es inolvidable, reconocer todo lo que hemos logrado en nuestras regiones y todo lo que hemos crecido causa mucha emoción”, dijo.

Cuando Laura inició su taller vendía empanadas, le daba temor dejar a sus hijos solos en la casa para ir a trabajar; no imaginaba lo que ocurriría 18 años después. Así como la literatura transformó su destino, ella eligió mostrarles alternativas de vida a niñas, niños y jóvenes de su ciudad.

Muy cerca está Martha Fajardo, directora del taller Relata Liberatura Ibagué, en Tolima, y su discurso es quizá el más breve, pero uno de los más contundentes: “yo llegué en 2008, éramos 25 hombres y dos mujeres, ella y yo. Ahora veo muchas mujeres y eso me encanta, quiero que siga”, aseguró con la voz entrecortada.​

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El destino de esta gran red​

Los primeros pasos no fueron sencillos, había pocas manos, pocos recursos, pocos espacios, pero la resiliencia y el amor por la sociedad de los integrantes de Relata, les ha permitido sumar más talleres y tertulias literarias.

“Este homenaje es para ustedes también porque van a continuar con esta labor”, señala Luis Murgas, director del taller José Manuel Arango de Valledupar, resaltando la importancia del relevo generacional en la protección de la memoria y la apropiación de procesos comunitarios.

“La literatura no es un hecho invisible, es un hecho social”, según Carlos Fernando Gutiérrez de la tertulia literaria Café y Letras de Armenia. Comenzó con talleres de lectura en hospitales, en las cárceles, en asilos, en barrios vulnerables, llevando vida a través de poemas, relatos, historias ajenas y llenas de esperanza.

Es así como las eternas y los eternos de Relata han construido nuevas voces, irradiado posibilidades a diferentes poblaciones y lo seguirán haciendo porque su destreza es poner comas, puntos donde hace falta y continuar el escribiendo con sus comunidades una historia diferente, donde la defensa de la vida siga siendo el motivo para resistir.