Miguel Ángel trabaja como conductor en 'los amarillitos' de Cartagena. Es un hombre moreno, alegre y bondadoso. Esa tarde, sin pensarlo dos veces, aceptó llevarnos hasta el barrio El Pozón, al otro lado de la ciudad. Normalmente es hora y media de camino, esta vez nos tardamos dos. Había algo de brisa y el ocaso nos acompañó en todo el recorrido.
Llegamos hasta el Centro Cultural Las Pilanderas, una edificación blanca de tres pisos con barandas cafés perfectamente combinadas. Afuera había jóvenes, niños y adultos limpiando y organizando utilería, pancartas y muebles. De fondo, sonaba música caribeña a todo volumen. Hasta las ventanas bailaban.
Algunas personas estaban amontonadas en la entrada, observando en silencio el devenir de los aerosoles que las manos de Víctor Vives movían, mientras pintaban el rostro de una mujer bañada en alas de mariposas.
Víctor es artista plástico, tiene 34 años y ha vivido toda su vida en El Pozón. Desde que tiene uso de razón, el dibujo y la pintura le han permitido expresar lo que se escapa en palabras. Cuando terminó el bachillerato estudió Bellas Artes y ahora es docente.
Nos dice que a través de lo que hace le gusta “expresar alegría. Siempre he enfocado mis creaciones en lo colorido, lo afrocaribeño, la cultura, la champeta, los colores fluorescentes".
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Así, ha hecho murales en varias zonas para resignificar los espacios afectados por la violencia y el abandono. En esos momentos, su par de manos han encontrado muchas otras: las de personas de la comunidad que quieren cambiar sus barrios con pintura e ideas colectivas.
Junto a Yesely Paola Carrillo, su esposa, crearon la Fundación Pintarte. Ella es la directora. A través del arte y los murales le apuestan a cambiar el contexto de niños y adolescentes. Quieren sembrar en ellos una semilla que germine y les cambie la vida, así como sucedió con ellos mismos.
“Podemos alejarlos de la violencia, desarrollar sus capacidades. Estoy seguro de que podemos mostrarles que se pueden conseguir oportunidades", nos dice de forma enfática.
Víctor cree que los murales cambian los barrios y también la vida de niños, niñas y jóvenes. Foto: Paula Beltrán.
Mientras describe su pasión, Miguel Ángel, nuestro conductor, lo observa en silencio. De vez en cuando se le acercan personas y lo saludan, como si lo conocieran de antes. Él también nació en El Pozón, pero desde hace 12 años no visitaba el barrio. El encuentro con el arte de Víctor le recordó la valentía de sus vecinos, la alegría de sus amigos y también avivó la nostalgia de aquellas calles en las que corría de niño.
Allí mismo, los Víctor y las Yesely seguirán pintando con niños y jóvenes, así como lo han hecho en sectores de bajos recursos como Isla León. Para llegar hasta allí, por ejemplo, hay que recorrer un puente de cemento hasta encontrar viviendas de madera sobre terrenos que hasta hace unos años era agua.
También llegaron hasta el sector de Arroz Barato, otro espacio de El Pozón que, según la versión que Bertha Salgado Ávila - habitante y docente del sector- le contó a El Universal en 2022, “antes eran parcelas de siembras de arroz… esa gente que vivía aquí sembraba mucho arroz" .
Esa riqueza de la naturaleza se quedó en las generaciones y por eso 'Pintarte' también vio en este lugar un lienzo generoso.
Este encuentro fue solo una pincelada del talento y la fortaleza de los gestores culturales de El Pozón. Sin duda, es un ejemplo de cómo las artes, las culturas y los saberes transforman los territorios. A la vez, fortalecen a las comunidades, cambian paradigmas y se presentan como proyectos de vida para los más jóvenes.
Mientras Víctor termina de pintar de retocar a la mujer bañada en mariposas que estaba pintando, un niño lo rodea montando bicicleta, otros jóvenes susurran y ríen en un andén cercano y el atardecer cartagenero se va difuminando con las luces que se encienden en el cielo por las noches.
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