Por: Camilo Gómez Gaviria
Pocos colombianos saben que en la Biblioteca Nacional de Colombia hay un centro de documentación donde se encuentra una parte importante de la historia musical del país. Creado en 1976, el acervo del Centro de Documentación Musical es de un tamaño abrumador: no sólo cuenta con 22 mil documentos impresos y manuscritos, sino que para escuchar y ver de corrido sus más de 10,000 horas de audio y video, se necesitaría más de un año.
Esta cueva de Ali-Baba de la música se encuentra disponible para los investigadores que la quieran recorrer. Además, existe un premio que permite a músicos realizar una investigación de su catálogo y tocar un repertorio de estas piezas en el Auditorio Germán Arciniegas de la Biblioteca Nacional: el Premio nacional ciclo de conciertos “Música con Tempo Colombiano” que forma parte del portafolio de estímulos del Ministerio de Cultura.
“La mayoría de documentos que se encuentran dejaron de ser editados o son documentos inéditos” explica Jaime Quevedo, quien dirige el Centro de Documentación Musical de la Biblioteca Nacional. Dice que Colombia no desarrolló como otros países de la región la industria editorial de la imprenta musical. Por este motivo, gran parte del acervo de este centro de documentación consta de piezas desconocidas para los músicos e intérpretes del país. “Lo que buscamos con la convocatoria es que los músicos se acerquen, indaguen en los repertorios existentes del repertorio colombiano que se encuentran en nuestras colecciones y hagan una propuesta de montaje musical”, dice Quevedo. Así, se busca despertar un interés por el patrimonio documental musical colombiano y ponerlo a circular con las interpretaciones de las agrupaciones que adopten este repertorio. Los resultados de las investigaciones se integran al centro de documentación, así como las grabaciones del ciclo de conciertos en el Auditorio Germán Arciniegas. “En ausencia de una dinámica de investigación masiva cualificada, lo que nosotros estamos haciendo es provocar un proceso que la genere”, concluye Quevedo.
Bambuco y joropo con tempo colombiano
Uno de los ganadores del premio en el 2012 fue la Fundación Bandolitis, que se presentó a la convocatoria con las agrupaciones Cuatro Cuerdas Ensamble, Colombita, y la Orquesta Colombiana de Bandolas. Su propuesta se tituló Bambuco y joropo con tempo colombiano. Luego de una investigación en el Centro de Documentación Musical, estas agrupaciones deleitaron al público del ciclo de Música con tempo colombiano en el Auditorio Germán Arciniegas en septiembre y noviembre del año pasado.
Dora ‘Corita’ Rojas, directora de la fundación, dice que uno de los instrumentos más representativos de la música andina es la bandola. De ahí proviene Bandolitis, que además de ser el nombre de un pasillo del compositor Efraín Orozco, significa “inflamación de la bandola”. Rojas es intérprete de este instrumento e integrante de Colombita.
Interpretar repertorios poco conocidos de la música colombiana tras la investigación en la biblioteca, no sólo es una tarea de recuperación de nuestro patrimonio musical. Al revivir estas piezas, adaptándolas a las necesidades de sus agrupaciones, los intérpretes están realizando una labor tanto creativa como de difusión y formación de públicos: “La idea de conservar o de rescatar es una idea muy estática, y si bien es cierto que es válida, en términos prácticos, ya la influencia de las otras músicas y de las herramientas académicas que se van apropiando, hace que aquello que se toma para recuperar se transforme”, dice Rojas.
La formación de los tres ensambles mencionados tiene características particulares a las que se debe adaptar la música: Cuatro Cuerdas Ensamble está compuesta por cuatro cuatros, bajo eléctrico y percusión; Colombita, que comenzó en el año 2.000 con un formato tradicional de guitarra, bandola y tiple, hoy está integrado por guitarra, bandola, percusión y canto; por su parte, la Orquesta Colombiana de Bandolas es una propuesta innovadora, pues además de la bandola tradicional (soprano), utiliza instrumentos modificados para alcanzar diferentes registros (alto, barítono-bajo y contrabajo) convirtiéndose en el equivalente, en cuanto a bandolas se refiere, de una orquesta de cuerdas frotadas. Así, por la misma composición de las agrupaciones, éstas tuvieron que adaptar la música que encontraron en el centro de documentación para poder interpretarla.
Juan Carlos Contreras, bogotano y maestro de cuatro, comenzó Cuatro Cuerdas Ensamble con los alumnos a quienes enseñaba el instrumento. Dice estar vinculado a la música llanera desde que tenía 10 años. “El primer contacto que tuve con lo ‘tradicional, tradicional’ fue en la finca de Pedro Flórez, uno de los bandolistas más reconocidos de Colombia” dice. El ensamble que dirige tiene cuatro años y explica que no sólo hicieron un trabajo con la música llanera. “Intentamos experimentar con el pasillo, con el bambuco”, afirma.
El trabajo de investigación en la biblioteca lo hizo descubrir repertorios interesantes que no conocía antes. “Sabemos ya que podemos recurrir a la biblioteca en caso de que necesitemos repertorio”. Incluso, tuvo la sorpresa de encontrar en el banco de datos una grabación de otro artista de un tema suyo, que no sabía anteriormente que se encontraba en el centro.
Por su parte, Sofía Elena Sánchez, guitarrista y compositora, miembro de Colombita y arreglista de la agrupación, destaca sobre su trabajo en la biblioteca —en donde investigó temas de San Andrés y Providencia— que, partiendo de transcripciones de Victoriano Valencia, recurrió a varias grabaciones de los temas para realizar finalmente sus propias versiones de las mismas. Opina que la música de las islas se adapta bien al formato de Colombita pues éstas tienen guitarra, y la tradicional mandolina se puede reemplazar por la bandola. “Meterse con la música es hacer un viaje con ella” explica la guitarrista, para quien el repertorio de Colombita no se circunscribe a la música andina sino que abarca diversas músicas de Colombia.
En el caso de la Orquesta Colombiana de Bandolas también fueron muchas las transcripciones y versiones que tocó hacer del repertorio. Fabián Forero, su director artístico, explica que la formación que dirige es similar a otras orquestas de plectros que hay en otros países del mundo, como las de mandolinas o las de bandurria. La compara también con una orquesta de cuerdas frotadas —estas últimas están compuestas de violines, violas, violonchelos y contrabajos—. Sin embargo, aclara que la ampliación de la familia de las bandolas ha sido un fenómeno reciente, que aunque tuvo antecedentes hace tres décadas, tan sólo vino a consolidarse hace siete u ocho años. “Hay un instrumentista en la orquesta que se llama Manuel Bernal que junto a un luthier bogotano, Alberto Paredes, se dieron a la tarea de explorar todo el tema de la morfología y de cómo debiera ser la familia, apoyados siempre en los ejemplos numerosísimos y de muchos años de orquestas de plectro de Europa”, dice Forero. Añade que a pesar de existir otras iniciativas con instrumentos derivados de la bandola, su orquesta se distingue por el tipo de afinación que eligieron para sus instrumentos.
Este año, otros intérpretes tendrán la oportunidad de ampliar su repertorio y dar a conocer la música que alberga el Centro de Documentación Musical. La convocatoria para el
Premio nacional ciclo de conciertos “Música con Tempo Colombiano”, que en el 2013 otorga cinco estímulos, estará abierta hasta el próximo 30 de abril. Las bases de la convocatoria se pueden consultar en el portafolio del Programa Nacional de Estímulos a la Creación y a la Investigación del Ministerio de Cultura en la página web
http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=51248