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¿Qué es Leer es mi Cuento? ​

El Plan Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi cuento’ se concibió y se puso en marcha al tiempo que el Gobierno Nacional emprendía un ambicioso programa de atención a la primera infancia ‘De Cero a Siempre’. Ambas políticas apuntaban a lo mismo: combatir la desigualdad dotando a los menos favorecidos de herramientas que mejoraran sus oportunidades a lo largo de su vida.

Como la formación de hábitos de lectura se asienta en las primeras experiencias de la niñez, ‘Leer es mi cuento’ centró sus esfuerzos en esta población y aprovechó los desarrollos institucionales sobre la primera infancia, convirtiendo al grupo de menores de seis años en protagonistas, por primera vez, de un programa de fomento de la lectura.

Partiendo de la amplia cobertura ya existente de bibliotecas públicas en cabeceras municipales, se planteó una inversión para llegar a todas ellas con nuevas colecciones para la primera infancia y la actualización permanente del fondo bibliográfico para jóvenes y adultos. El foco se ubicó en la dotación bibliográfica y en diseñar diversas propuestas para que quienes no habían tenido acceso a los libros se encontraran con ellos y los hicieran parte de su vida.

Con los recursos aportados por la Fundación Bill y Melinda Gates a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas se levantó un diagnóstico del estado de las infraestructuras, los computadores y los servicios bibliotecarios en cada municipio. Se contó con una radiografía para diseñar las acciones que la Red Nacional de Bibliotecas debería adelantar para lograr optimizar los servicios bibliotecarios, las necesidades de mejorar la conectividad y el nivel de formación de quienes atienden estos espacios y hacer así que las bibliotecas fueran el servicio cultural de mejor calidad en cada municipio de Colombia.

Con esos dos propósitos, consignados en los planes de desarrollo de los dos períodos de gobierno, se eligieron cuatro acciones que pudieran elevar los índices de lectura en el país, especialmente en la población que se acerca por primera vez a los libros en su entorno familiar y, posteriormente, en el escolar. Leer por placer y amar los libros y la lectura para contar al tiempo con mejores habilidades para descifrar los textos de estudio. Esta fue la apuesta que los ministerios de Cultura y de Educación compartieron a través del Plan ‘Leer es mi cuento’.

La primera acción fue acercar los libros a los niños y a sus familias. Más allá de las bibliotecas públicas, el libro debía estar al alcance de los niños. Había que llegar con libros a espacios no convencionales. Y para lograr este acercamiento se produjo ‘Leer es mi cuento’, una serie literaria especial para entregar a quienes no tenían libros en el hogar. La segunda acción estuvo centrada en mejorar la calidad de la infraestructura y los servicios de las bibliotecas, y en formar a los bibliotecarios que las atienden. De esta manera, se fortaleció la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, integrada por 1.500 bibliotecas, lo que la constituye como la infraestructura cultural más grande del país.

El fortalecimiento de las bibliotecas y la formación de los bibliotecarios, más una permanente asesoría en la gestión de sus colecciones y servicios de préstamo de libros, en la organización de actividades de interés para las comunidades que atienden y las actividades de extensión a las zonas rurales, complementan el gigantesco esfuerzo que se ha hecho para garantizar la calidad y pertinencia de los servicios bibliotecarios en todos los municipios colombianos.

La tercera acción se adelantó gracias a las fuentes de financiación definidas por la Ley de Bibliotecas Públicas, a través del impuesto nacional al consumo a la telefonía móvil, así como a la articulación con MinTIC que consistió en garantizar la conectividad de la gran mayoría de bibliotecas del país, dotarlas de mejores computadores y tecnologías complementarias y formar a los bibliotecarios y a los beneficiarios en su uso y apropiación.

El cuarto componente de la estrategia se centró en la gestión de alianzas con entidades públicas y privadas para fortalecer las tres primeras acciones. Las de mayor envergadura han sido con el gobierno del Japón, que financió la construcción de 47 bibliotecas; con la Fundación Bill y Melinda Gates, que aportó los recursos para la actualización tecnológica de las bibliotecas públicas y la formación en competencias TIC de los bibliotecarios, y con el Icbf, que gestionó la entrega de las colecciones de libros a todos sus centros de atención a los niños.

El impacto de ‘Leer es mi cuento’ en el aumento de los índices de lectura en el país fue evidente. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura 2017 del Dane, los colombianos leen un promedio de 2,9 libros al año en las cabeceras municipales, incrementando la cifra de 1,9 libros leídos para 2012. La encuesta, además, será una herramienta fundamental para las decisiones de futuros gobiernos frente al fomento a la lectura en el país.

Impulsar la lectura en un país no culmina con el esfuerzo de un gobierno. Debe ser la constante de una sociedad comprometida con su desarrollo. Este es el resultado de los últimos ocho años de promover el hábito lector en los colombianos

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