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2015-11-19

Tobias Biancone y Martin Wylde conversan sobre teatro y la formación de actores

 
 
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El Director del Instituto Internacional del Teatro, Tobias Biancone, y el Director del MA Acting classical Central School of Speech and Drama, Martin Wylde, hablan sobre la actividad teatral en el marco del pasado Encuentro de Escuelas de Teatro.

Martin Wylde estudió Dramaturgia y Lengua Inglesa en la Universidad de Bristol, institución a la que se unió en octubre de 2005, tras desempeñarse como Director Asociado y Catedrático en la Universidad de Northumbria, así como Director de la Compañía Teatral Forest Forge.

Wylde continuó sus estudios como Director teatral en la Compañía en la Compañía The Orange Tree,  en compañía de Sam Walters,  la Donmar Warehouse, con Sam Mendes, y el Royal National Theatre Studio, desempeñándose co​mo Asistente de Dirección, Director, Director Asociado y Director Artístico durante cerca de 10 años durante los que trabajó en más de 40 producciones.

''La importancia de eventos como el Encuentro de Escuelas de Teatro, es que estamos construyendo mejores contadores de historias a partir de las experiencias que compartimos todos, de manera que he logrado aprender tanto de los estudiantes colombianos, como ellos han aprendido de mí'', destaca Wylde.

Poeta, escritor y dramaturgo, Tobias Biancone se desempeña como Director General del Instituto Internacional del Teatro, considerada la institución más importante dedicada a las artes performativas, adscrita a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y Diversificación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Fundador del Playwrights' Forum, algunas de sus obras llevadas a las tablas son The Spy –El espía-, The Half Truth –La verdad a medias-,y  Exhibition Opera (Derunter Mensch) –Ópera de exhibición-, las cuales ha tenido buena acogida en Europa.


Formar actores

 
¿Cuáles son las principales diferencias entre las escuelas de formación de teatro en Europa y América?

Martin Wylde:

No podría decir con seguridad cuáles son estas diferencias porque conozco muy poco la escuela latinoamericana. Parte de este evento busca encontrar esas diferencias y conocernos mejor. 

Sin embargo, mi instinto me dice que en un país como Colombia uno de sus ejes se concentra en la pasión y el movimiento, mientras que en Inglaterra se trabaja con especial énfasis en los detalles de la historia y el trabajo vocal. Existen, por supuesto, muchas similitudes.

Muchos de los estudiantes que hicieron parte de mi taller se sorprendieron de que muchos de los ejercicios que les propuse eran muy similares a los que ellos hacen habitualmente, puesto que varios de los principios rectores del entrenamiento actoral vienen de unas corrientes básicas –el drama del teatro clásico griego, junto con el de Inglaterra y Rusia, así como del pensamiento desarrollado por teóricos como Stanislavski o Grotowski-.

Tobias Biancone:

Aunque tampoco podría decir mucho al respecto, puesto que además no dicté ningún taller, lo que he podido ver en los estudiantes en comparación con experiencias similares a las que se desarrollan en Shangái –sede de nuestra oficina-, es la gran pasión que puede verse acá. Los maestros en China son mucho más autoritarios, mientras que en Colombia hay una relación de permanente colaboración entre alumnos y maestros; más que directores dirigiendo actores, se realiza un intercambio de conocimientos entre unos y otros.

No obstante, la influencia de occidente sobre China está cambiando esos patrones de una manera muy rápida, así es que comienza a abrirse paso este tipo de colaboración, debido quizá a la gran dificultad que tienen los alumnos chinos en realizar sus propias improvisaciones. Tuve la oportunidad de trabajar con un número significativo de ellos en Londres y aunque se trataba de jóvenes muy obedientes y capaces, no había la menor posibilidad de que llegaran a cuestionar o retar al maestro, quien siempre tiene la última palabra.

Martin Wylde:

De hecho Gran Bretaña y Colombia comparten muchos aspectos respecto al trabajo y la colaboración, de manera que la educación es vista como un continuo debate para construir el conocimiento.

Tobias Biancone:

Son culturas diferentes, y mientras un actor chino puede hacer el mismo papel tantas veces como se presente en escena, en países como Alemania los actores suelen introducir numerosos cambios al punto de llegar a enloquecer al director.

Martin Wylde:

Pasar una tradición cultural de generación en generación es un aspecto que está muy arraigado en Oriente.

¿Cuál es la importancia de la formación del actor en el mundo contemporáneo?

Martin Wylde:

Las historias son importantes para toda la humanidad porque permiten evitar los conflictos entre la gente, aprender unos de otros y encontrar puntos comunes que nos permitan comprender las diferencias, así que las personas que cuentan estas historias deben estar muy bien entrenadas.

El momento en que dos personas se encuentran cara a cara es precioso y único, porque pasamos tanto tiempo frente las pantallas de un computador o un teléfono, que existe la necesidad de reencontrarnos nuevamente con nuestro aspecto más humano: esa, creo yo, es la importancia del teatro y del entrenamiento actoral.

Mucha gente puede interpretar bien uno, o quizá dos  papeles, sin ningún tipo de entrenamiento, pero para tener la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva –poder manejar el cuerpo, la voz y el aliento- se requiere de una formación que permita a ese actor convertirse en un experto.

Tobias Biancone:

Desde un punto de vista muy práctico, voy al teatro para poder ser atrapado por una historia que me inspire y que además me permita vivir momentos mágicos. Hay actores que interpretan tan bien su papel, que en realidad me hacen ver a un rey o a un esclavo, e incluso llegan a hacerme olvidar el paso del tiempo.

Pese a que carezco de muchas de las habilidades de Martin, he visto mucho teatro y eso me permite saber quién no es un buen actor; así que si gracias al entrenamiento actoral se puede llegar al punto de que una persona esté vacía y abierta, junto con una habilidad para comunicar, muy seguramente sucederá algo en el escenario.

Martin Wylde:

En Inglaterra hay un dicho de acuerdo con el cual existen muchas maneras de despellejar a un gato, y entre más trabajo me he dado cuenta que si bien no existe una sola manera de desarrollar el entrenamiento actoral, se trata de un ejercicio que le brinda al actor la posibilidad de ser vulnerables y abiertos a la posibilidad de conectarse con otra persona, escuchar y reaccionar para así lograr convertirnos en mejores contadores de historias.

¿Qué recomendaciones harían para la formación de nuevos actores en un país como Colombia?

Martin Wylde:

Una de las cosas más interesantes que descubrí durante este encuentro es que mientras en Inglaterra la palabra obra –play- y jugar –to play- tienen un mismo significado, cosa que no sucede en español. Así que al principio del taller, muchos de los actores asociaban el hecho de actuar con asumir una actitud exageradamente severa, incluso reverencial, respecto a su trabajo; por el que en un cierto punto tuve que explicar que actuar y jugar tiene la misma importancia.

Tobias Biancone:

Solo tendría que añadir que encuentros como este deberían poder seguir programándose porque el hecho de reunir a varias universidades y programas teatrales del país seguramente mejorará de manera sustancial el tipo de teatro que se hace en Colombia. Obviamente puede haber algunos errores pero lo importante es poder darle continuidad a estos encuentros.


Los actores y el público


En la actualidad hay una preocupación respecto a un descenso significativo en el público que va a una sala de teatro y que quizá prefiera otro tipo de espectáculo. ¿Cómo recuperar esas audiencias?

Martin Wylde:

En Londres no ocurre eso; de hecho creo que hay más gente interesada en asistir a teatro que en la Premier League de fútbol. Sin embargo, la diferencia entre un espectáculo vivo y una actuación grabada –bien sea para cine o televisión- es un tema de presupuesto: el teatro es costoso porque requiere de una inversión que solo puede ser compensada con la asistencia de un reducido grupo de gente que asiste a la sala.

Personalmente prefiero que ese grupo sea reducido, con el fin de hacer la experiencia mucho más intensa, pero creo que deben encontrarse unos modelos económicamente viables que permitan a la gente tener mayor acceso a este tipo de espectáculos.

Tobias Biancone:

No creo que este descenso resulte tan significativo en una escala global. En París, por ejemplo, hay cerca de 650 salas que permanecen llenas. Y aunque desconozco que tan bien o mal les vaya, mientras que en China se presenta toda una serie de obras modernas para las que difícilmente se consigue una boleta, en Croacia hay obras que pueden permanecer en escena durante más tres años.

La gente asiste e incluso vuelve a ir porque la obra simplemente les encanta, no obstante a que entre el 70 y 80 por ciento del público es joven. Por eso considero que el primer deber de las escuelas de teatro es promover el montaje de obras que resulten accesibles para el espectador, y esto es un verdadero reto en cada país que he tenido la oportunidad de visitar.

Ciertamente aunque hay un tipo de teatro que resulta barato de hacer, pero que es muy comercial –en el que el público paga por una risa fácil y barata-, también se puede concebir un tipo de teatro de carácter innovador que además resulte atractivo para los espectadores.

Por supuesto que están el cine o internet, pero la gente suele olvidar que el teatro ofrece la oportunidad de estar en contacto directo con los actores. El reto está en hacer un tipo de teatro innovador capaz de hablar de los problemas de la gente, y que no necesariamente está ligado al consumo.

Martin Wylde:

Un aspecto del teatro que no tiene la televisión o el cine –o que lo tiene muy pocas veces-, es que ofrece la posibilidad de cambiar el punto de vista de la gente en sus mentes y en sus corazones. En el teatro hay un grupo de personas que trabaja en producir un clásico o una nueva obra, quienes se reúnen en un momento específico y ensayan, para luego compartirla con un público en un momento que también es muy particular porque la obra está viva. Eso no lo puede hacer el cine.

Tobias Biancone:

Peter Brook solía decir que al presentar una obra en un teatro la audiencia se convierte en parte de la obra, porque la reacción y la atmósfera que se crea durante la presentación pasan a hacer parte de la obra.

En alguna oportunidad tuvo la oportunidad de presentar una de sus obras en Gran Bretaña que fue recibida de manera muy emotiva por el público; al presentar la misma obra en Estados Unidos los actores se encontraron con una reacción muy distinta que los obligó a cambiar la forma en que interpretaban sus papeles. Por supuesto que con las películas no ocurre lo mismo.

Los países que han citado tienen una tradición teatral muy antigua, pero en el caso de Colombia y América Latina esta tradición es más reciente, tanto para los actores como para el público…

Martin Wylde:

La danza y la música hacen parte del teatro, y Latinoamérica tiene una cultura extraordinaria en este sentido, a tal punto de habernos influenciado. En los tiempos de Shakespeare, por ejemplo, se hablaba de oír una película no de verla, debido a que ustedes tienen una cultura de presentar eventos en vivo que simplemente es diferente pero que hace parte de una tradición.

Tobias Biancone:

Cuando era joven –y estoy hablando de hace más de 40 años- en las escuelas de Suiza se debía aprender a actuar –algo similar ocurría en Inglaterra o Estados Unidos-; sin embargo en algún momento cuestiones como la aritmética o la gramática se volvieron más importantes. Y para mí esto resulta tan importante como tocar un instrumento, cantar o pintar.

Si se considerara la importancia de enseñar a actuar dese la escuela, se podría llegar a un punto en el que al ser capaz de entender al otro y actuar como él, incluso podría llegar a comprender a mi enemigo.
Ese es un tema que vamos a trabajar en el Instituto Internacional del Teatro: la necesidad de restaurar y apoyar la educación del teatro y de las artes en general en las escuelas. Si por ejemplo todos los estudiantes de este tipo de programas prestan su colaboración en las escuelas creo que los niños se divertirían mucho.

Martin Wylde:

Seguramente no todos van a ser actores, pero sin duda alguna tendrán muchas más habilidades que los harán mejores seres humanos.
 
Texto:
Juan Carlos Millán Guzmán
Dirección de Artes,
Ministerio de Cultura
 
Fotos:
Milton Ramírez,
Ministerio de Cultura

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