El Plan Nacional de Danza ambiciona aportar a la
consolidación de una política de estado para las artes, en la que se definan
objetivos compartidos, consensos del gobierno y la sociedad civil; una política
autónoma, con efectos visibles en la planeación nacional, que oriente,
garantice y estimule las acciones de manera planificada articulada, coordinada
y con una visión de largo plazo en la que la danza se posicione como arte, como
potencia transformadora de realidades, como forma de conocimiento y por
supuesto, como hábito y espacio para el disfrute, la creación, la felicidad y
la vida.
Los principios aquí relacionados se articulan con
los principios del Plan para las Artes, el Plan Decenal de Cultura Hacia una
ciudadanía democrática cultural y del Plan Estratégico Colombia Diversa,
cultura para y de todos.
La Danza como derecho cultural. Garantizando una
oferta democrática e incluyente, el acceso, participación y apropiación por
parte de todos los actores y sectores, así como la generación de escenarios
para su difusión, valoración y disfrute.
La Danza como espacio de construcción de memoria y
diversidad cultural. Posicionando la importancia de lo territorial, del
contexto y los saberes locales como escenario y ámbito de producción de
subjetividades, haciendo visibles las inscripciones culturales que existen en
la memoria de los pueblos. Reconociendo el carácter múltiple y diverso de la
danza, el diálogo entre la tradición y la contemporaneidad que se materializa en
el proceso creativo como forma de pensamiento y construcción cultural.
La Danza como disciplina del arte y profesión. Promoviendo
el estudio y conocimiento de su lenguaje, técnicas, principios, objetivos, los
saberes culturales, artísticos, sociales, corporales, estéticos que entraña.
Asumiendo una lectura de campo que pueda mirar la danza en su integralidad y
desde los distintos componentes que definen su acción (investigación,
formación, creación, circulación, información, apropiación). Definiendo escenarios
para su profesionalización que reconozcan la dignidad de su práctica y posicionen
su importancia en la construcción de calidad de vida. Estableciendo principios que
regulen su hacer, su relación con el mercado. Estableciendo condiciones de
calidad en su ejercicio, equidad y democratización de las acciones para su
fomento.
La Danza y el cuerpo como escenarios en los que se
construye conocimiento: Valorando sus aportes a la creación de mundos tanto personales
como colectivos, reconociendo su potencial ético, estético, político y
cognoscitivo. Definiendo y fortaleciendo la coexistencia y práctica
investigativa producto de su relación con otras disciplinas y campos (música,
artes visuales, literatura, cine, teatro). Consolidando información sobre los
desarrollos de la danza en el país.
La Danza como instancia que aporta y participa en
el desarrollo social, político y económico del país. Posicionando la
importancia de la danza y la corporalidad como capital cultural y simbólico,
valorando y fortaleciendo su capacidad de agenciar transformaciones y hábitos
en la construcción de tejido social, en el diálogo en la interculturalidad.
Definiendo acciones que aporten a la sostenibilidad de la práctica.