En el “puerto precioso circundado por el mar”, como dice la canción Mi Buenaventura -compuesta en 1931 por el maestro Petronio Álvarez-, se llevó a cabo la clausura del proceso de formación realizado entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Sabres a través de su Dirección de Estrategia, Desarrollo y Emprendimiento (DEDE) y la Escuela Taller de Buenaventura.

Una jornada acompañada por la melodía de este tema que enciende el alma cuando se escucha por el puerto y que avivó la energía de estudiantes y agentes culturales gracias a la interpretación hecha por el grupo Matamba. Y así, la música hiló las jornadas de dos días de este evento.

Los sonidos de las tamboras y las notas de las marimbas resonaron entre las paredes de la sede de la Escuela Taller que, entre sus muros blancos, acogió a 90 jóvenes bonaverenses que pasaron por sus aulas para formarse en gestión financiera, proyección artística y cultural, asociatividad, y habilidades estratégicas para la circulación y comercialización, entre otros.

El proceso de formación convocó a las y los jóvenes a la Escuela Taller de Buenaventura tres veces por semana durante dos meses. Este esfuerzo y dedicación, de 88 horas en total, culminó con la realización del Mercado de las Culturas, las Artes y los Saberes.

Entre globos, pancartas, instrumentos musicales, telas africanas, cortes de cabello y viche —bebida ancestral del Pacífico colombiano—, las y los jóvenes alistaron sus estands y practicaron la presentación que debían hacerle a los agentes invitados.

“Evolución”, “inspiración”, “crecimiento”, “enseñanza” y “compañerismo” fueron algunas de las palabras que usaron las y los jóvenes del puerto para describir lo vivido durante este ciclo de aprendizaje. A sus palabras se sumaron las de Diana Ortiz, coordinadora del Programa Nacional Escuelas Taller de Colombia: Herramientas de Paz: “Si necesitan ayuda, si tienen ideas, vengan que la Escuela está abierta para ustedes”. A lo que agregó: “cuando estamos afuera solos y solas somos más vulnerables, pero si nos unimos, si lo vemos colectivamente, si nos asociamos, si pensamos en conjunto, nos protegemos”.

Por su parte, Catalina García, directora de la DEDE, exaltó los procesos de economías populares presentados: “este es un reconocimiento de la raíz, de lo que somos, de cómo nos construimos y de lo que nos hace sentir este lugar. Es una invitación a seguir aprendiendo y a identificar lo que queremos construir para nuestra vida”, concluyó.

Fortalecer las economías populares y comunitarias del territorio es un reto para estos jóvenes y una apuesta del MinCulturas liderada por la DEDE, pues estas iniciativas aportan a la construcción de lo público, a su democratización, a la garantía del ejercicio de los derechos y al cuidado de la vida y de los territorios.

Desde las raíces: emprendimientos de otro nivel

“Apostarle a crear un emprendimiento, es apostarle a la construcción del territorio, y a la economía popular que necesitamos fortalecer”, dijo Esteban Sinisterra, fundador de Esteban African -conocido también por ser el diseñador de la vicepresidenta Francia Márquez—, durante el panel de inauguración de la jornada.

Junto a él, dos mujeres emprendedoras: Karen Balanta, fundadoras de Virutas Salón y Maria C Productos; y Carol Segura, de Carol-ing. Cada una de ellas, desde sus orillas, hicieron referencia al “somos” como una palabra que lleva a fortalecer, y en algunos casos a recuperar, la esencia de los territorios.

“No podemos olvidarnos de nuestras raíces. Nuestros emprendimientos deben ser el reflejo de lo que somos, de eso que no podemos perder”, dijo Balanta, mientras contaba la historia de sus empresas que surgen como una forma de resistir ante la presión de modificar el cabello afro para cumplir estándares de belleza.

Hoy, gracias a su emprendimiento, las mujeres negras, afros y palenqueras pueden encontrar una opción de un lugar especializado y seguro para su cabello rizado. Un espacio que posiciona el reconocimiento de sus identidades, de sus culturas y de sus saberes.

Desde la vertiente tecnológica, Carol-ing brinda asesoría para manejar correctamente las herramientas que necesitan los emprendedores para digitalizar y monetizar sus negocios. Un mundo tradicionalmente masculino que, gracias al trabajo de mujeres como Carol, ha logrado abrir, de a poco, nuevos caminos. Finalmente, Segura invitó a las y los graduandos a no olvidar que “podemos cambiar las ideas negativas que se tienen de nuestro territorio y de nuestra cultura, desde la economía popular, desde nuestros emprendimientos y desde el trabajo colectivo”.

En el marco del mercado, los 25 estands cumplieron su misión reuniendo sectores de gastronomía, bebidas ancestrales, música, artesanías, moda, confección, proyectos sociales y culturales como como Marimba Shots, Soul Natural, African Beauty, Bambam Barber, Afrofashion, Jagüerode Yurumanguí, entre otros.

Las y los jóvenes expusieron una muestra de sus saberes y tradiciones en la economía popular y la presentaron como una forma de conectar con su esencia.

Al finalizar, los gritos de alegría y celebración hicieron eco en la antigua estación del ferrocarril, hoy sede de la Escuela Taller de Buenaventura.

De esta manera, en este lugar, desde donde se divisan algunos de los puertos del distrito, se recogen cientos de historias de jóvenes que han encontrado allí un refugio y lugar seguro para seguir cultivando las culturas, las artes y los saberes del Pacífico colombiano.