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2014-05-05
 

Las pruebas Pisa

 
 
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A Colombia le fue bastante mal en las pruebas Pisa, pero registró progresos importantes en lectura y, en menor medida, en matemáticas, frente a las presentadas el año pasado.
Por Salomón Kalmanovitz (Cortesía elespectador.com)

Estas pruebas indican niveles de competencia de los estudiantes de 15 años en áreas claves e informan de su capacidad para resolver problemas prácticos. Arrojan además conocimiento sobre las condiciones socioeconómicas y de la organización de los sistemas educativos en cada país. Aquí presento una breve síntesis de la conferencia que dictó Andreas Schleicher, de la OECD, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el pasado 25 de abril.
 
Para la OECD, el instrumento fundamental de la educación sigue siendo la lectura: las tabletas, entre otras, no contribuyen mucho al proceso educativo. Según sus encuestas, los buenos lectores consiguen empleos más fácilmente, ganan más, llevan vidas más saludables, cuentan con voz en política y despliegan más autoconfianza que las personas que no alcanzaron a desarrollar sus capacidades de lectoescritura.
 
Otro mito que desvirtuó Schleicher es el de que los países ricos cuentan con mejor educación que los pobres, pues Shanghái, Singapur y Vietnam obtienen resultados muy por encima de su riqueza por habitante o por el gasto que hacen por estudiante que países como Estados Unidos. Así, Colombia gasta 22.000 dólares durante nueve años de escolaridad en cada alumno para obtener una calificación de 380 en matemáticas, mientras que Vietnam gasta 8.000 dólares y registra un 510 en la misma materia. Es claro que el desempeño depende de la calidad de las instituciones y de la economía política, y algo menos de los recursos que se destinen a financiar la educación.
 
El sistema educativo debe estar alineado por buenos incentivos y dotado de personal muy calificado y bien pago. Los profesores deben ser evaluados de manera objetiva y constante. Deben existir planes globales para el avance en la enseñanza de matemáticas (con aplicaciones prácticas, como manejo financiero) y de la lectura, con evaluación de resultados. Los profesores deben ser mentores de los estudiantes, sobre todo de los que se rezagan. La repitencia es mortal para los alumnos y hay países como Japón donde no existe.
 
Otros hechos relevantes: la educación preescolar eleva todas las competencias de los estudiantes que han pasado por ella y la escuela debe contar con autonomía para resolver de la mejor manera sus problemas particulares, contra la sobre centralización colombiana. La buena escuela es aquella que motiva la curiosidad de los estudiantes, los torna en entusiastas lectores, los dota de iniciativa y les presta capacidad de resolver problemas prácticos.
 
El currículo colombiano está basado en la memorización de un número enorme de hechos no enlazados por teorías que simplifiquen su apropiación. No desarrolla por lo tanto capacidad para formalizar ni entender la realidad. Hay miedo al conocimiento y a la experimentación. Se trata de una cultura formalista muy conservadora y religiosa que lleva poco tiempo desarrollando su sistema educativo y que apenas ha comenzado a apropiar las ciencias básicas y las sociales. Mientras los pobres van a la escuela pública y a la mala privada, los ricos van a las buenas escuelas privadas, segmentando el sistema. Todo eso hace que sea poca la capacidad de resolver problemas.
 
La participación en las pruebas Pisa nos permite compararnos con muchos países, conocernos mejor, y nos sugiere además lo que hay que hacer para mejorar.

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