“El grupo más tradicional que hay en el Pacífico es mi grupo. ¡Póngale la firma!” dice José Antonio Torres ‘Gualajo’ con una voz suave pero enfática. Fuera de los escenarios en los que hace retumbar el piano de la selva —como también se conoce la marimba de chonta— este hombre de boina, delgado y de alta estatura, se expresa con ademanes pausados y tranquilos. No en vano, se ganó como apodo el nombre de este pez desde que era niño: “Mis viejos me pusieron así, porque yo he sido como el Gualajo: respetuoso con los demás” dice. “Y todo el mundo quiere ese pescado, porque es muy rico, muy sabroso” agrega, socarronamente.

Oír a Gualajo tocando en escena es presenciar una tradición musical transmitida de generación en generación. Desde el 2010, las músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur de Colombia forman parte de la lista representativa de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO. “Un árbol sin raíz se cae” dice el músico, que además de haber interpretado la marimba a lo largo de su vida, enseña a tocar este instrumento, “Pero teniendo las raíces ahí, que es lo que yo estoy buscando, eso no se acaba nunca. Nunca se acabará”.

La estrecha relación que Gualajo tiene con la marimba resulta evidente cuando cuenta que su llegada al mundo fue entre estos instrumentos. Su padre, además de agricultor, los fabricaba, así como los bombos y cununos, instrumentos de percusión de la música del Pacífico. Cuando Gualajo nació, había tantas marimbas en la casa que no cabía ni una mesa para que la partera lo pusiera y le cortara el cordón umbilical. Por este motivo, lo hizo sobre uno de los instrumentos, augurando así, tal vez sin saberlo, el futuro del recién nacido.

Desde entonces, gracias a su padre y la incesante actividad musical de su familia —dicen que no hay un Torres que no toque un instrumento— la marimba estuvo siempre presente en su vida. Sus notas, extraídas de las láminas de madera, junto con los golpes del bombo y el cununo han sido los sonidos que lo han acompañado desde ese entonces: “Yo nací sobre esa música, mejor dicho”.

Recuerda que fue desde los diez años que su padre le enseñó a tocar la marimba. Sus hermanos ya sabían hacerlo, así que no fue extraño que su primer grupo fuera familiar. “Teníamos un grupo que se llamaba el Grupo de la Marimba de los Espíritus. Porque mi papá estaba haciendo una marimba para formar el grupo, y vino y le salió un espíritu. ¡Es la marimba que más sonaba!” Poco a poco, la fama de la familia se fue regando y cada vez que un turista iba a Guapi, llegaba donde los Torres. “Teníamos una casa grande que hizo mi papá, que ahí se está cayendo. Cuando voy para allá, y veo la casa, me quedo mirándola y se me salen las lágrimas. La gente que estuvo en esa casa, que gozó, tomó viche… era una bonitura como decimos nosotros”.

Desde los tiempos en que de niño aprendió la marimba con su padre, hasta ahora, esta música se ha esparcido por el país y se ha dado a conocer en el exterior. Personajes como el investigador musical y folclorólogo Octavio Marulanda, la antropóloga Gloria Triana con el programa de televisión Yuruparí, y Germán Patiño con la creación del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez han contribuido a la difusión de esta música. Actualmente, José Antonio Torres vive en Cali y el grupo que lidera lleva el nombre, Grupo Gualajo. A lo largo de todos estos años en los que la marimba ha tomado amplitud, el maestro ha estado presente. No en vano fue el primero en llevar esta música fuera del país, tocando en Europa, e incluso ha llegado a enseñar su instrumento en Nueva York.

Asegura que en lo que a la música del Pacífico se refiere hay más de lo que la gente conoce. Esto incluye a muchos intérpretes. “Quiero que haya un descubrimiento, para que los que están tocando la marimba los aprendan” dice. De ahí la importancia de que los jóvenes que comiencen a acercarse al instrumento busquen las raíces de esta música. “Que les enseñen bien. Eso es lo que les digo a ellos. Y que no se echen para atrás. Porque eso es lo de nosotros y hay que respetarlo y tratar de resaltarlo”, dice. En este sentido, es mucho lo que el maestro ha hecho a lo largo de su vida. Pues si la música es un árbol con raíces profundas, Gualajo también ha contribuido a esparcir sus semillas.