De común acuerdo estos dos personajes, deciden revocar el contrato ya que por encontrarse la Nación en estado de guerra, (la guerra de los mil días desde el 17 de octubre de 1899 hasta el 21 de noviembre de 1902) al contratista le ha sido imposible cumplir con el servicio de aseo, por el alza de los sueldos diarios (jornales) y porque al gobierno le ha sido imposible suministrar la escolta y vigilancia que custodie a los reos (era normal que los reos que cumplían penas "menores" fueran utilizados como mano de obra en distintos trabajos de la ciudad) e impedir que sean reclutados los trabajadores de la empresa.
Adicionalmente, se establece otro contrato en el que el gobierno compra al señor Mares los vehículos y enseres destinados al servicio de aseo, dentro de los que se encuentran herramientas y enseres peculiares con nombres como: escofinas para madera, perro de encamonar, gramiles, alacranes, guillamens, fierro de garlopín, tarrajas, volvedores, suages, etc.
Imagen seleccionada por el Subdirector de Gestión del Patrimonio Documental, Mauricio Tovar González. Contexto histórico elaborado por el historiador Daniel Jiménez. Documento tomado del Archivo General de la Nación Jorge Palacios Preciado – Colombia.
Dania Paola Asprilla Yurgaqui
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