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2014-02-03
 

Pequeños editores comparten inquietudes sobre el futuro de la industria

 
 
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Gracias al apoyo del Ministerio de Cultura se realizaron una serie de encuentros con la participación de destacadas figuras del panorama editorial internacional, con el fin de discutir respecto al nuevo panorama que encara el sector.

Figuras de la talla de Alejandro Katz, Isabel Macías, Jacobo Siruela tuvieron la oportunidad de dar a conocer sus impresiones sobre los principales aspectos de una industria en constante cambio y que no obstante a los recientes problemas que ha debido enfrentar, producto de la crisis económica y los avances de las nuevas tecnologías, continúa dando la pelea en procura de ofrecer a los lectores un producto que logre estar a la altura de sus expectativas.
 
Estrategia en la que se ha abierto un importante espacio para la elaboración de una herramienta en la que está abierta cada vez en mayor medida a la posibilidad de reconocer la importancia de integrar formatos visuales que reconocen la importancia de procurar mejores condiciones a la labor del ilustrador, liderada por las pequeñas editoriales.
 
A la par de reunir aspectos tales como la rigurosidad y un contacto mucho más cercano con un público especializado, que continúa ávido de navegar entre las páginas del invento más bello diseñado por el hombre, en procura de hacer posible ese infinito intercambio de ideas más allá  de la creciente preocupación por entretener del gran mercado.
 
Gracias a un diálogo de carácter abierto y franco, en el que no estuvo exento el debate, el grupo de editores, libreros y público en general tuvo la oportunidad de tener una perspectiva mucho más profunda sobre el oficio de la edición, así como de la importancia que cobra hoy en día el hecho de estrechar los vínculos entre unos y otros, a efectos de lograr consolidar nuevos espacios para la promoción y difusión del libro de calidad, que muchas veces suele dejarse de lado por un afán desmesurado en sacar el mayor dividendo posible a obras sin mayor trascendencia.
 
“Un editor hace treinta años podía equivocarse en la elección de un autor que al final saliera con un chorro de babas, porque se trataba de una apuesta; pero el hecho es que hoy se publica a pesar de saber a ciencia cierta que tal o cual autor es un baboso, debido a que en el mercado hay otros 1.500 babosos que terminan comprando su obra”, comenta sobre el particular el librero Iván Granados.
 
La batalla
 
Luego de la ofensiva desplegada por los grandes grupos editoriales hacia los años noventa al menos en España, en procura de abarcar el mayor espacio posible de las estanterías para exhibir sus productos, como parte de un panorama en el que la tendencia determinó un carácter más bien uniforme y alejado de cualquier tipo de novedad que implicara tomar cualquier clase de riesgo, los pequeños editores decidieron embarcarse en una lucha  sin cuartel que determinó una insospechada apuesta en nuevos proyectos y actores, bajo la convicción que desde aquél frente podía hacerse algo distinto.
 
“Intentamos provocar una cierta ruptura de esa uniformidad, a través de una ruptura que vista con los ojos de ahora tuvo un carácter muy respetuoso, en la medida que nunca existió la intención de hacernos notar, sino más bien de comenzar a ganar un espacio dentro de las librerías para ir ganando a nuestros propios lectores de uno en uno aunque respetando nuestros propios espacios”, comenta sobre el particular Valeria Bergalli de Editorial Minúscula.
 
Panorama que a su turno fue avalado por el editor a cargo de Páginas de Espuma, Juan Casamayor, quien decidió especializarse en la publicación de cuentos. “Hemos conseguido ser una de las pocas editoriales independientes cuyo flujo de autores funciona al contrario que en las grandes editoriales: los escritores que publican en grandes grupos o en grandes editoriales independientes publican ahí sus novelas, mientras que los libros de cuentos vienen a nuestra editorial”, asevera además de insistir en la importancia de consolidar un catálogo para cualquiera que haga parte del oficio editorial.
 
“Este tipo de especialización no está amparada por los grandes grupos en la medida que para ellos prima la novela, mientras que para nosotros la publicación de cuentos es lo fundamental”, agrega destacando la importancia de fortalecer los circuitos de distribución, con el fin de hacer posible que las posibilidades de especialización sean cada vez mucho más posibles para toda pequeña editorial.
 
No obstante, a partir de las perspectivas  de un mercado que todavía sufre los rigores de la crisis económica, para el caso de España, en medio de la cual la batalla por copar cualquier espacio disponible en las librerías continúa, editores como Bergalli se ven abocados a intentar sobrevivir con otro tipo de propuestas, en la medida que el crecimiento del público y las cifras de ventas no solo continúan estancadas sino que además registran una alarmante tendencia a la baja.
 
“Autores de carácter si se quiere periférico, y a mi modo de ver diría que más bien singulares, registran un creciente interés por parte de esos lectores que están ávidos de descubrir nuevas cosas”, explica la editora, para concluir que su ambición es la de allanar el camino para que se pueda continuar registrando ese proceso, sin por supuesto llegar a desconocer la importancia de que este tipo de iniciativas tengan buena acogida en el mercado.
 
De acuerdo con  Jacobo Siruela, cuyo nombre es todo un hito dentro de la industria, “mientras que las editoriales grandes están obligadas a seguir las leyes del mercado, las pequeñas pueden hacer caso omiso de este tipo de factores”, subraya haciendo énfasis en la absoluta libertad para publicar, que a su juicio se ve ampliamente limitada en los grandes grupos, sin por ello negar la dependencia que se tiene del mercado.
 
“A pesar de que la cultura y el comercio son dos cosas irreconciliables, pues hay que hacerlo; y eso es lo que hacen las editoriales que en realidad son independientes”, asegura Siruela para insistir en el hecho de la evidente necesidad que existe en que los editores sigan sus propios criterios al margen de las ventas.G

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