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2015-12-21

Corporación Escuela de Música Jardín: 28 años de gestión y perseverancia

 
Fotos: Cortesía Corporación Escuela de Música Jardín
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Germán Arenas Villegas, Director de la Corporación Escuela de Música Jardín, explica algunos detalles del éxito de la iniciativa merecedora del Premio Nacional Escuelas Municipales de Música 2015.

​Fundada el 26 de septiembre de 1987, la Escuela de Música Jardín estuvo durante 12 años bajo la dirección del  maestro y músico profesional Carlos Fernando López Naranjo, quien paralelamente dirigía la Escuela de Música de Ciudad Bolívar.

En la actualidad la Corporación Escuela de Música Jardín  cuenta con Banda Juvenil, coro juvenil, estudiantina, orquesta de cuerdas, Banda Pelayera y semilleros de iniciación y sensibilización musical con niños que oscilan entre los 4 y 14 años, con un promedio de doscientos  noventa (290) alumnos tanto en el área urbana como rural.

“El Premio Nacional a Escuelas Municipales de Música 2015 nos permitió ampliar nuestra perspectiva de trabajo con el fin de poder proyectar nuestro trabajo junto con otras entidades del ámbito local y departamental para poder financiar este tipo de proyecto”, asegura el Maestro Arenas.

Declarada Patrimonio Cultural del Municipio (2002), la Escuela de Música Jardín ha sido también merecedora del Reconocimiento público Labor al Mérito (2007), además de distinguir a sus miembros como Embajadores Ejemplares de la Cultura (2008). Ha sido beneficiaria del Programa Nacional de Estímulos en varias oportunidades.

“Cada año nos presentamos al Programa Nacional de Concertación y hemos sido beneficiarios del mismo durante los últimos años para programas que se desarrollan en el área urbana, de manera que gracias a este nuevo Premio podremos darle cabida al sector rural”, explica Arenas, para quien los múltiples reconocimientos y distinciones otorgados por el Ministerio de Cultura resultan fundamentales a la hora de potenciar y proyectar la labor que desarrollan las diversas escuelas de música en todo el territorio nacional.

“No solo se trata de que el muchacho sepa interpretar un Bambuco; nosotros queremos que también investigue, que conozca quién lo escribió, qué significado tiene y por qué lo está tocando”, explica el Director de la Escuela, quien no duda en destacar la intensa labor en materia de gestión cultural como una de las claves del éxito de la Escuela.

“Nosotros no podemos quedarnos sentados a esperar que los recursos caigan del cielo; hay que tocar puertas y aprovechar las oportunidades que brinda no solamente el Ministerio de Cultura sino otras entidades de carácter público y privado”, puntualiza el Director de la Escuela.


La Escuela de Música


¿Cómo surgió el proyecto de la Corporación Escuela de Música Jardín?

La Escuela de Música como tal fue fundada en 1987, a través del Plan Departamental de Bandas, comúnmente conocido como Escuelas de Música Municipales. Se creó el cargo de Director y Músico Mayor, gracias al Maestro Carlos Fernando López Naranjo, quien además asumió la Dirección de la Banda de Ciudad Bolívar.

En ese momento el enfoque era esencialmente bandístico, aunque ya desde esa época se tenía la intención de que fuera una Escuela de Música en la que se enseñara la interpretación de diversos tipos de instrumentos –guitarra, tiple, bandola- y coro, además de iniciar con los semilleros de iniciación musical.

¿Cuál ha sido la estrategia de la Escuela para garantizar la sostenibilidad del proyecto?

A raíz del crecimiento que iba teniendo la Escuela y los escasos recursos que asignaba la Alcaldía al sector cultural, en 1994 tomamos la decisión de volvernos corporación, y comenzamos a trabajar de manera más estrecha con la comunidad, de tal manera que se pudieran vincular los padres de familia, y además pudiéramos buscar recursos distintos a los que nos proporcionaba el sector oficial.

Tocamos las puertas de diferentes fundaciones y empresas privadas, así como de aquellas personas naturales que se quisieran vincular al proyecto. Ha sido un trabajo muy bonito que nos ha permitido permanecer y consolidarnos a lo largo de 28 años de labores ininterrumpidas.

¿A qué personas está dirigido este proyecto?, ¿Quiénes son sus principales beneficiarios?

La Escuela de Música está enfocada hacia la población infantil y juvenil del municipio de Jardín. ¿Por qué? Nuestro propósito es el de formar a los niños desde que están muy pequeños a partir de los cuatro hasta los 17 años, aunque por supuesto que las personas mayores también están invitadas a hacer parte de nuestra Escuela, sobre todo en el apartado dedicado a los instrumentos de cuerdas pulsadas y frotadas, aunque también hay los que se antojan por el piano o la batería.


En este momento tenemos una población vulnerable en el área urbana y rural  -hay 23 veredas- con un estimado total de 3.500 niños y jóvenes, de acuerdo con datos del SISBEN, de tal manera que aunque actualmente atendemos a cerca de 300 niños sabemos que hay un potencial muy grande.

¿Cuáles son las principales actividades que desarrolla la Corporación Escuela de Música Jardín?

El énfasis de la Escuela de Música es la formación musical a partir de los cuatro años, en esa etapa comienza el proceso a partir del método Willems -desarrollado por un pedagogo belga quien adelantó su trabajo en Suiza-, adaptado a nuestro país, así como de los lineamientos establecidos por el Plan Nacional de Música.

Las primeras etapas trabajamos alrededor del ritmo, canto y expresión corporal, para que el niño verdaderamente interiorice su aprendizaje, para luego pasar a otro nivel en el que se les da la posibilidad de escoger su instrumento y entrar a hacer parte a alguno de los grupos de formación: coro, estudiantina, escuela de cuerdas frotadas o banda.

Hay también una banda pelayera. ¿Qué diferencias hay entre una y otra?

La banda pelayera tiene un carácter más festivo, y a diferencia de la banda tradicional –conformada por 28 o 30 estudiantes- es mucho más reducida, de tal manera que suele estar integrada por dos clarinetes, dos, trompetas, tres percusionistas, un barítono y una tuba.

Hay otro tipo de variantes, como por ejemplo los quintetos de bronces, y el quinteto o sexteto de maderas, así como la combinación de cuerdas y vientos –guitarra y saxofón o violín y clarinete-.

Nuestra idea es que los niños se familiaricen con temas del repertorio nacional e internacional, aunque hacemos especial énfasis en la música colombiana; por ejemplo, los niños de la estudiantina –conformada por niños entre los 10 y 12 años- están trabajando en música de esta época de Navidad.


Dialogar a través de la música


Uno de los aspectos que destacó el Jurado del Premio Nacional de Escuelas Municipales fue el del trabajo desarrollado en la resolución de conflictos. ¿Qué aspectos resaltaría de este trabajo?

Me gustaría destacar el trabajo que venimos desarrollando con todos los integrantes de la familia, porque aquí no solo se trata de que el niño o el muchacho reciban sus dos horas de clase, sino de formarlos como personas.

Nosotros estamos muy pendientes de ellos y de saber si asisten efectivamente a las clases, si no lo hacen llamamos al papá o a la mamá, tratamos de verificar qué están haciendo y de hacer lo que esté a nuestro alcance si notamos que hay algún problema relacionado con el abuso del alcohol o de las drogas.

En ese momento entramos a hacer un trabajo conjunto con la familia y la institución educativa para ver cómo podemos hacer para sacarlo adelante, a lo largo de un proceso en el que prestamos un acompañamiento constante.

¿Qué papel juega la música en la resolución de este tipo de conflictos?

El solo hecho de que estos niños y jóvenes se encuentren en un espacio como la Escuela de Música los enseña a ser más tolerantes con el prójimo, además de inculcarles el respeto por el otro –bien sea su profesor o un compañero-.

Puedo decir con enorme satisfacción que nuestros niños y jóvenes son los alumnos que más se destacan en sus respectivas comunidades educativas, usualmente siempre ocupan los primeros puestos y sobresalen por su tolerancia y respeto a las normas.

¿Cómo se aborda el problema de deserción que usualmente se presenta cuando el niño comienza la etapa de la adolescencia?

Ese el pan de cada día en las escuelas de música, y más si se trata de un  pueblo. Nosotros, aquí en Jardín, vemos como cada año los muchachos se gradúan para luego irse del Municipio debido a que no contamos con Universidades. De ahí la importancia de contar con los semilleros.

Ocurre también que a medida que crecen, los jóvenes comienzan a tener otro tipo de interés: el deporte, la danza o el teatro. Así que nosotros tratamos de acomodar los horarios para que el muchacho tenga la oportunidad de hacer ese otro tipo de actividades sin tener que salirse de la Escuela.

¿Qué hacemos? Nosotros mantenemos un diálogo muy fluido con esas otras instituciones y sus coordinadores de tal manera que en la medida de lo posible nos podamos poner de acuerdo para que las actividades y los horarios no se crucen.

Otro aspecto que llamó la atención del Jurado es la implementación de herramientas tecnológicas para fortalecer la divulgación de las prácticas musicales. ¿En qué consiste y qué alcance tiene esta iniciativa?

La divulgación es muy importante y contar con nuestra propia página web ayuda mucho para que la gente conozca y sepa lo que estamos haciendo, y esta herramienta nos ha permitido darnos  a conocer no solo en el contexto local, sino también en el de la región y el país.

En tal sentido tratamos de mantener una base de datos muy amplia, además de una actividad constante en diferentes redes sociales, lo que nos ha permitido contar con el reconocimiento de personas e instituciones en Colombia y el exterior, con el fin de promocionar nuestras diversas actividades.

En este momento también estamos trabajando junto con la Escuela de Ciudad Bolívar en la implementación de un software para que los muchachos puedan aprender en línea, el cual queremos distribuir entre todas las escuelas d música que hacemos parte de ACORDEMOS.

Actualmente todos los muchachos viven pegados a sus tabletas y si esta nueva herramienta nos permite acercarnos a ellos, no veo por qué no hacer uso de este tipo de plataforma tecnológica.

¿Cómo ha sido el trabajo que desarrolla la Escuela con las comunidades de las veredas y las comunidades indígenas de la zona?

Nosotros tuvimos la oportunidad de ir a un resguardo indígena de cristianía –Comunidad Indígena Embera Chami- que hay cerca del municipio, el cual se desarrolla en una institución educativa. Inicialmente teníamos contemplado trabajar con 60 niños pero decidimos hacerlo con 90. Estamos bregando para ver la manera de ampliar ese grupo inicial para poder conformar otros grupos y ampliar la atención hasta incluir siquiera otros 90 niños en el programa.

La sensibilidad de estos muchachos es verdaderamente impresionante; su disciplina y la disposición no solo de todos los estudiantes sino también de los docentes, porque además, a diferencia de las personas que viven en el casco urbano, no se encuentran tan contaminados por los aspectos negativos producto de un mal uso de la tecnología.

Las ganas siempre han estado, pero ha habido problemas de orden presupuestal que nos dificulta un poco el trabajo debido a los gastos de transporte hacia las veredas, así como a que también hay que asumir algunos costos propios de la logística que demandan este tipo de actividades.

¿En qué otros proyectos tienen planeado invertir los recursos del Premio?

Queremos implementar un sistema de información y facturación que nos permita llevar con mayor facilidad las cuentas, así como contar con una adecuada sistematización de los datos de los alumnos inscritos en la Escuela, sus edades y las instituciones educativas en las que estudian, cuya información es muy valiosa.

También queremos adquirir un sistema de vigilancia para poder garantizar la seguridad de la comunidad educativa así como de los equipos e instrumentos.


Texto

Juan Carlos Millán Guzmán,

Dirección de Artes

Ministerio de Cultura.



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