En la Colonia era inimaginable pensar que los conquistadores llegaran hasta la selva chocoana. Las lluvias y la humedad hacen casi imposible un terreno, que aún hoy es difícil de explorar. Pero el hombre y su perpetua necesidad de descubrimiento lo impulsan a aventuras extremas. Llegar al Chocó es tan difícil en estos tiempos, como en los tiempos en que los curas españoles eran asignados a misiones religiosas y se negaban a hacerlo. El calor es incesante y la lluvia también. Las casas, como las describió García Márquez cuando fue a cubrir uno de los monumentales incendios de Quibdó, la capital del departamento, siguen siendo de leña.
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