​Gran parte de las 3.000 familias que habitan las viviendas de interés prioritario - VIP de Sandoná y Yacuanquer son de origen rural, por esta razón desde el proyecto ‘Comunidad-es’ se están diseñando propuestas socioculturales con el objetivo de trabajar en el rescate de las tradiciones ancestrales que han pasado de generación en generación y por las cuales se ha caracterizado esta población; Estas acciones se realizan aprovechando la integración que emerge al interior de estas comunidades, debido a las prácticas comunes y a su homogeneidad cultural, que permiten que se acoplen y compartan sus tradiciones.

Para el caso de Sandoná, una de las tradiciones que más auge tiene el municipio es la elaboración de artesanías a partir del tejido en paja toquilla, una práctica artística de la que viven la mayoría de familias en la urbanización de Villa Cafelina y que ha sido clave para el apoyo de las mismas. Se trata de una práctica que ha sido por décadas un referente de la trasmisión de saberes.

Francisca Isabel Nasmin, es una participante de las jornadas que viene desarrollando comunidad-es desde el 2015 en Villa Cafelina, y gracias al proyecto comparte de sus saberes con sus vecinas.

“Me gusta mucho aprender y así mismo, enseñar. Vengo de una familia artesana, mi abuela fue la artesana más anciana de aquí del municipio, con 111 años. La elaboración del sombrero en tejido de paja toquilla fue lo que ella nos enseñó y ahora este es nuestro sustento, es algo  que ha venido de generación en generación, eso ha sido la mejor herencia que nos han dejado nuestros abuelos y nuestros padres”. Concluye la señora Nasmin quien asegura que a partir de este año con la propuesta, ‘Entretejiendo’, que desde el proyecto se ha gestado, empezarán a diversificar el tejido, con el fin adquirir más herramientas y buscar una estrategia de sostenibilidad para el entorno local.

Por su parte, Lady Hernández, habitante también de Villa Cafelina, anota que el tejido de paja toquilla lo elabora toda su familia. “Desde mi mamá, hemos aprendido a hacer el sombrero y todo el tiempo hemos trabajado en esto para sostener a la familia. En mi familia todos sabemos tejer en paja toquilla: mis hermanas, mi esposo, mi hijo y mis primas saben de esta tradición”.

Es así como estas técnicas de tejido se transfieren a los miembros de la comunidad desde temprana edad y no necesariamente desde la explicación, sino que lo aprenden mediante la observación y la imitación del quehacer cotidiano de los más adultos.

Yacuanquer es otro del municipio que se caracteriza por el rescate de sus tradiciones, como lo es el caso de Pompilio Jesús Patiño, de 73 años, habitante de la urbanización el Manzano, quien ha contagiado a toda su comunidad con la práctica del Cuspe, un juego tradicional que consiste en hacer bailar a latigazos a un trompo elaborado de manera artesanal con madera. “Me gusta jugar el Cuspe porque es divertido y eso me alegra. Es como una medicina para mí, este jueguito alegra mucho a este barrio, porque integra a los niños. Yo volví a resucitar el juego del Cuspe, porque este se había perdido, por eso aquí todos en el barrio me cogieron mucho amor, donde me ven me saludan”.

Lo anterior refleja cómo, mediante las tradiciones culturales y artísticas, se genera un diálogo intergeneracional, lo que contribuye a el fortalecimiento del tejido social y a la sana convivencia entre los habitantes de las viviendas de interés prioritario.   

La comunidad del Manzano, se caracteriza por la gran oferta cultural que a nivel local llega hasta esta urbanización como lo son el grupo de teatro, La concentración y el grupo de danzas, Taikiry, que está integrado por algunos de los niños habitantes del manzano.

Karen Verónica Rosero, coordinadora departamental de Nariño, asegura que el plus que tiene la intervención del proyecto es ese reconocimiento de saberes y características positivas de las comunidades llamadas comunidades vulnerables.

“Lo más bonito de este proyecto es el reconocer y el hacerle reconocer a la comunidad que hay riquezas, porque generalmente son poblaciones que están etiquetadas bajo el rotulo de víctimas y eso genera unos imaginarios alrededor de las comunidades de que no tienen nada, que son totalmente vulnerables. Entonces el proyecto ‘Comunidad-es’ llega las VIP y  lo que hacen en primera instancia es reconocer qué hay, qué pueden y qué tienen.  Les hace caer en la cuenta que hay un saber popular muy valioso y significativo, y eso le hace abrir los ojos a la comunidad. Nosotros llegamos a las comunidades a ver las riquezas”. Puntualiza la coordinadora de ‘Comunidad-es’ para Nariño.

El proyecto ‘Comunidad-es’ también llega a las VIP de la capital del departamento, más exactamente a las urbanizaciones San Sebastián, San Luis y Nueva Sindagua.  

‘Comunidad-es arte, biblioteca y cultura: escenarios para la paz’, es una iniciativa del Ministerio de Cultura que junto con Ministerio de Vivienda y Prosperidad Social buscan generar espacios de paz y convivencia a través del arte y la cultura, rescatando a su vez las tradiciones culturales de las comunidades que han sido afectadas por el conflicto, la extrema pobreza  o desastres naturales.

Lina Vásquez

Comunidad-es arte, biblioteca y cultura

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