“He escrito algunos poemas pensando que la poesía sigue siendo un mar al que podemos arrojar los deseos”, escribió alguna vez el poeta Giovanny Gómez Gil en la revista Punto de Partida. Y su vida, que acabó de forma repentina y muy temprano, cuando solo tenía 42 años, fue un constante ir y venir de deseos. No solo los que arrojaba al mar de las palabras, que lo convirtieron en uno de los poetas más representativos de su generación, sino también de aquellos que se alojaban en lo más profundo de su corazón y que lo llevaron a ser el gestor cultural detrás del Festival Internacional de Poesía Luna de Locos y de la Feria del Libro del Eje Cafetero.
Su legado lo resumió William Ospina en un texto que escribió en El Espectador en agosto de 2021, unos días después de la muerte de Giovanny a causa del Covid-19: “no descansó un solo día en el esfuerzo de convertir en realidad su proyectos: hacer de sí un poeta, hacer de los jóvenes de su generación protagonistas de grandes aventuras culturales , hacer de su ciudad el corazón de una cultura”.
Y no se equivocaba, porque los dos grandes eventos culturales de Pereira -la ciudad que le tocó por amor y no por nacimiento- se hicieron y crecieron gracias a Giovanny Gómez. La prueba está en el Festival Internacional de Poesía Luna de Locos, que actualmente (del 2 al 6 de septiembre) se lleva a cabo en la ciudad. Ya lleva 18 ediciones, convoca a grandes poetas de todo el mundo y hace parte de los 100 seleccionados en la Lista Bienal de Proyectos de Interés Nacional del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, a donde llegó luego de ser seleccionado por jurados independientes en una convocatoria en la que participaron varios de los grandes eventos que se realizan en el país.
“Es un festival que se mantiene y que ha sobrevivido pese a grandes obstáculos, como la pandemia o la muerte de Giovanny, y que sigue trayendo poetas locales, nacionales e internacionales. Este año, por ejemplo, vinieron Jorge Boccanera, quien va a recibir próximamente un premio muy importante en Argentina; el poeta Jorge Valdés, de México; Martha Miranda, también de Argentina y personajes reconocidos en el ámbito nacional como William Ospina”, explica Jhonwi Hurtado, periodista y quien maneja la prensa del festival actualmente.
Los orígenes de este festival se remontan a 1998, cuando Giovanny, un estudiante de la Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) fundó, junto con unos amigos, Luna de Locos, un espacio para leer poesía en el planetario del centro educativo. Un año después se convirtió en una revista impresa en la que, en cada número, publicaba autores nuevos y consagrados. Y en 2007, a la par de la revista, nació como un festival internacional de poesía.
Esa primera edición coincidió con un hecho muy importante en la vida de Giovanny: el Premio de Poesía María Mercedes Carranza que ganó, en 2006, por el libro Casa de humo. A partir de ahí, impulsado por ese premio y por un espíritu que siempre buscó sacar adelante sus sueños y proyectos, el festival comenzó a crecer y se convirtió en uno de los más importantes de Colombia y de América Latina.
“Mantener vivo el festival ha sido un compromiso que nos alienta a continuar —cuenta Luz Dar Gil, poeta y madre de Giovanny Gómez—. Es un festival lleno de experiencias muy gratas. Por ejemplo, cuando uno lleva poetas a los colegios está sembrando esa semilla de la poesía en los jóvenes. Y hay otros espacios, como El árbol de los poetas, en el que los poetas declaman en medio de la naturaleza”.
De hecho, para Jhonwi Hurtado, parte del espíritu de este festival es el de acercarse a la gente y a los espacios en los que están los ciudadanos, y no esperar a que ellos lleguen a los salones en donde se lee poesía. Este año, por ejemplo, tienen eventos con 12 instituciones educativas. “Es algo que marca, porque yo, que soy docente de una universidad acá en Pereira, me he encontrado con estudiantes que me dicen que se acuerdan cuando Luna de Locos iba a sus colegios. Y creo que esa es una de las características que tiene este festival, que no solo logra generar ese sentido de pertenencia entre el ciudadano de a pie, sino que demuestra que no es cierto eso de que la poesía es solo de la élite”, añade.
Y eso fue lo que siempre quiso hacer Giovanny Gómez: llevar experiencias culturales y literarias a la mayor parte de la gente. Hoy, tres años después de su muerte, lo sigue haciendo.