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El matachín de Guapi: un sátiro cargado de sincretismo y tradiciones ancestrales

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Este personaje incógnito sale a las calles de Guapi, Cauca, cada 28 de diciembre, en el Día de los Inocentes, para celebrar la Fiesta de los Matachines. ¿Cuál es su historia?

28-12-2024
Fiesta de los matachines

​​Estiven Bonilla, de 19 años, representa el rol de matachín durante la Fiesta de los Matachines. Foto: Lina Rozo​​​

Por Laura Benítez Martínez

Cada 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, en Guapi suenan arrullos. El bombo convoca e incita a sus habitantes, quienes salen a las calles para celebrar la Fiesta de los Matachines.

Los Ángeles del Terror están reunidos en la iglesia, con túnicas negras que llevan una pluma dorada en la espalda, máscaras y el representativo látigo de cuero de vaca, de máximo dos patas y un metro de longitud. El aire caliente se cuela por las batas de los matachines y hace elevar los disfraces. El río amplio, de fondo, suena como un moscardón gigante debido a las lanchas de los pescadores que empiezan a arribar durante la mañana. Algunos matachines estiran, otros se ríen nerviosos, otros más conversan.

Este grupo dedicado a las artes escénicas y la música tradicional forma parte de los cerca de 350 inscritos en la Casa de los Chevos para ejercer en esta fiesta el rol de matachín, un personaje milenario que en la versión guapireña sale disfrazado a las calles para corretear al que se atraviese o empiece a desafiar. Un segundo grupo, el burujón, sale en pantaloneta o licra decidido a incitar, motivar o desafiar al matachín para que este salga a dar látigo.

Hace más de cien años se celebra esta fiesta en este municipio del Cauca. “Para nosotros es un legado de nuestros antepasados", dice Estiven Bonilla, un joven de 19 años que ese día se viste de matachín, con una túnica café y una máscara blanca que tiene pintada una boca y una cruz de color negro. “Cuando yo correteo a una persona y la alcanzo, que le doy látigo, me gusta mucho hacer mímica y si hay personas grabando, mirarlos fijamente, atemorizarlos, asustarlos. Es nuestra cultura, es diversión", añade.

Fiesta de los matachines

Una mujer tiende ropa en una casa de Guapi, días previos a la Fiesta​


Del otro lado del desafío están los del burujón, que buscan a los matachines para que los correteen y los azoten. “Yo me preparo todos los días para la fiesta, ahora mismo estoy corriendo 2 kilómetros en 8 minutos. Es tradición de mi familia. A veces no podemos caminar, pero vamos a la fiesta porque nos gusta que la gente nos vea las marcas, las rayas, la sangre. Y nosotros estamos es gozando", dice con una sonrisa amplia Santiago Córdoba sentado en una silla de plástico en un patio que está a punto de ser devorado por el pasto y la hierba.

Un tercer grupo, que no desea participar ni como corredores ni matachines, cumple el rol de animadores, ayudando a los corredores a esconderse, lanzando maicena o grabando el espectáculo. A las 11:30 vuelven a sonar las campanas y el juego termina. Los matachines dejan de latigar y el burujón, de correr.​

Fiesta de los matachines 

Santiago Córdoba, guardia de seguridad en el aeropuerto de Guapi y corredor en la Fiesta. Foto: Lina Rozo​


A partir de ese momento, matachines, corredores y espectadores se juntan en una celebración que va hasta el amanecer. Sudados, con el látigo sucio, los disfraces ya no tan bien puestos, las piernas cuarteadas y adoloridas, se sientan en los andenes, en los parques, afuera de las casas en un compartir de sancocho con arroz, ambé, curao o viche. Cuentan anécdotas sobre el juego, se ríen y se distienden. Luego sigue la música, se prende la tarima y empieza la rumba. El desafío termina y todos vuelven a ser los vecinos y amigos que eran antes de la Fiesta de los Matachines.   

¿Cuál es el origen de esta fiesta? En un ejercicio resultado de la beca de investigación y apropiación social del conocimiento para las artes, las culturas y los saberes, del Programa Nacional de Estímulos del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, se documentaron las actividades culturales que se desarrollan en el marco del Carnaval de los Matachines para preservar y caracterizar esta festividad.

En la investigación 'Todos por la preservación del Carnaval de los Matachines del municipio de Guapi, Cauca, costa Pacífica del Cauca', construida por Faiber Banguera, Sindy Ruiz y Yissid Torres, gestores sociales y culturales de Guapi, se encuentra que, aunque actualmente la población de Guapi es mayoritariamente negra, cerca de las fechas de su fundación, en 1772, estaba poblada por los indígenas gua-pies, que convivían con sacerdotes franciscanos. La llegada de los españoles en el siglo XVI y de personas esclavizadas para buscar oro hizo que poco a poco ciertas festividades fueran adaptándose y transformándose según el contexto. 

Rio Guapi

El río Guapi desemboca en el Océano Pacífico. La desembocadura del río tiene extensos rodales de manglares. Foto: Lina Rozo


Es el caso de la Fiesta de los Matachines, que se extiende en Colombia en diversas formas en regiones como en “la Antioquia minera, en el Tolima de los Pijaos, en Boyacá, Santander y en su forma más antigua, en varios lugares del litoral del Pacífico, entre estos Guapi", documentan en la revista Credencial en el especial 'La metamorfosis del matachín: entre ritual universal y acto liberador', de Claudia Isabel Navas. 

El matachín es legendario y está cargado de simbolismo. Según Navas, aunque no se conoce un origen específico, se sabe que existió desde la Antigüedad, que fue preponderante en las fiestas del Medioevo, y que poco a poco se ha transformado y colado en diversas culturas, adquiriendo nuevas formas.

A diferencia de otros matachines con una carga simbólica festiva, colorida y de celebración, el matachín de Guapi tiene la particularidad: es un ser satírico, profano, fanfarrón y astuto. Es heredero de las fiestas de la Antigüedad y el Medioevo y se asemeja a un tipo de saltimbanqui que existía en Túnez, Argelia y Marruecos.

Fiesta de los matachines

Matachines con látigos durante la Fiesta en 2023. Foto: Víctor Starli Angulo


Así, la Fiesta de los Matachines de Guapi y su personaje principal tienen pares en otras culturas (con ciertos rasgos diferenciales) y es producto de ese sincretismo.

En Guapi esta Fiesta también es una burla a los esclavizadores en tiempos de la colonia. “En la época de la esclavización, a los negros, a los indígenas, los castigaban con látigos, y el castigo era muy fuerte. Yo creo que el burujón precisamente hace eso: burlarse del esclavizador, de ese amo que está con el látigo y quiere castigarnos a como dé lugar", asegura Ruth Valencia, gestora cultural, maestra de música tradicional y quien participa en esta festividad en el rol de matachín.

Ruth va contando la historia y, de repente, se le sale una risita cuando habla de tres hermanos que son fundamentales en la organización de la Fiesta de los Matachines: Julio César, Alejandro y Abel Antonio, hijos del ya fallecido Eusebio Prado, conocido como 'Chevo' o 'Chevo la mona', gran impulsor del Festival de los Matachines en Guapi.

Viven en una casona empinada cerca de una calle con banderines de Navidad y varias viviendas tipo palafito. Su mamá, una señora que lleva una bata con flores lilas y anteojos morados, saluda con la escoba en la mano. Hablan pausado y con nostalgia. Saben que los tiempos han cambiado y que, así mismo, la Fiesta de los Matachines se ha transformado.

Julio César cuenta sobre cómo era el día de la víspera: “A medio día se iniciaba con un trabucazo. El trabuco es un cañón artesanal que se carga con pólvora y se le pone un taco de papel. Salíamos en comparsa por todo el pueblo. Íbamos de casa en casa pidiendo aguardiente, con un conjunto de currulao y arrullos. Y al que no daba se le tiraba un trabucazo en la puerta de la casa".

Fiesta de los matachines

Julio César Prado es uno de ‘Los chevos’, promotores y organizadores del festival en Guapi.


Esta práctica cultural está cambiando, pues muchos de los pioneros del festival migraron al Valle del Cauca o murieron, y con el relevo generacional han llegado otras actividades como las presentaciones en tarima con programación, que, según Alejandro Prado, el segundo hermano, le restan espontaneidad al festival y a su carácter carnavalesco. 

Alejandro todavía es matachín activo. Es bajito, parece tímido, pero cuando habla se extiende. Dice que el reinado, donde se coronaba la reina y el rey del festival (dos personas mayores que han trabajado por la comunidad), las fiestas del Naidí y las vísperas han perdido fuerza. Mientras habla, de fondo suena 'Amor y control', de Rubén Blades, y se escucha una voz de mujer cantando.

Hemos visto ese tránsito, evolución e involución de las festividades. Se ha perdido la raíz misma, el sentido de por qué esta festividad existe. Ha habido un cambio generacional, hay desconocimiento. Hay muchachos nuevos que simplemente saben que se da látigo y salen a dar látigo, y nada más. Cuando se entiende el sentido de la fiesta, el matachín es más precavido", dice.

Pese a los cambios en la Fiesta de los Matachines, los hermanos Prado todavía están dentro del grupo de organizadores, pues quieren seguir el legado de su padre hasta el final. Abel Antonio, el tercer hermano, cuenta que ellos son los encargados de inscribir a los matachines.

Días antes de la Fiesta, las puertas de su casa se abren para que la gente que quiera participar como matachín se inscriba. Como en todo juego, hay normas: no se admiten menores de edad, mujeres embarazadas, personas en condición de discapacidad limitante, en estado de alicoramiento ni miembros de la Fuerza Pública, bomberos o Defensa Civil. Los matachines van carnetizados, la idea es tener registro de los inscritos para que la Fiesta transcurra en paz.

Es importante que se conserve porque es una tradición que Guapi ha tenido y esa tradición permite que las familias salgan a la fiesta después de los Matachines. Al final es un espacio de paz y de armonía, y eso no se da en otro momento. La gente no ha perdido la fuerza y hay esa resistencia de seguir con ese legado", concluye Ruth Valencia.

Ruth Valencia

Ruth Valencia, gestora cultural y cantadora tradicional. Participa en la Fiesta en el rol de matachín. Foto: Lina Rozo

Fiesta de los Matachines, Guapi




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