Por Juan David Amaya
A unos 42 kilómetros del Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, en Palmira, Valle del Cauca, está el corregimiento La Diana, municipio de Florida. Allí pervive el Resguardo Indígena Triunfo Cristal Páez, territorio sagrado para el pueblo Nasa y hogar de cerca de 2.191 personas, unas 650 familias.
Para llegar a este conjunto montañoso de 1.790 hectáreas, no basta con un medio de transporte. Todo forastero debe tramitar una autorización de ingreso ante la jurisdicción indígena y pasar por al menos dos actos de armonización, en los que los mayores, los líderes espirituales de los pueblos indígenas, utilizan las plantas medicinales como medio de comunicación espiritual con los guardianes del territorio.
En plena zona montañosa de Florida, Valle del Cauca, está un territorio sagrado para los mayores y mayoras del pueblo Nasa, un lugar custodiado por los espíritus de la naturaleza: el Resguardo Indígena Triunfo Cristal Páez. Crédito: Andrés Molano.
La primera ceremonia es en el casco urbano de Florida, y la segunda, al ingreso del resguardo. Primero, todo el que va hacia territorio sagrado se armoniza con una de las mayoras del resguardo, Noelia Mestizo, quien utiliza plantas recién cortadas y bebidas artesanales para “limpiar el 'sucio' –malas energías– y abrir el cielo a la llegada de cada visitante", como ella explica. No son solo golpes con ramas, sino una ofrenda a los ancestros con tres lanzamientos de destilados de caña hacia el horizonte y dos hacia el suelo, para rendirse al mandato de la naturaleza.
Ya armonizados, sigue la ruta hacia territorio indígena, rodeado de montañas y una que otra vivienda con cultivos de maíz o papa. Este recorrido es acompañado por guardias indígenas identificados con bastones de mando de listones amarillos, rojos y verdes, que custodian la vía y anuncian el progreso de cada uno de los vehículos hasta la entrada del resguardo. Allí, José Vicente García, autoridad local, está listo para ejecutar la segunda armonización.
Y pone en fila a todas las personas y las moja con una rama de pino, mientras ahuyenta las malas energías en lengua Nasa Yuwe. La autoridad permite el ingreso de todos, algunos Nasa, otros miembros de la Guardia del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), y una delegación del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes que va a acompañar una de las seis grandes ceremonias del pueblo Nasa, el Sek Buy; en este caso, 20 y 21 de junio, de 2025.
Los rituales de armonización son claves para el pueblo indígena Nasa. No solo limpian las energías de quienes pisan suelo sagrado, sino que también son un medio de comunicación espiritual con los guardianes del territorio. Crédito: Andrés Molano.
El último día del año
En lengua indígena Nasa- Yuwe, “Sek" significa Sol y “Buy" significa el recibimiento de los rayos solares, “recibimiento del sol", traducido al castellano: este ritual celebra el nacimiento del sol, el cierre de un año y el comienzo de uno nuevo.
“Según los ancestros, nuestros mayores, el 21 de junio de cada año es el día donde el sol está más cerca de la Tierra. Y, entonces, nuevamente se va alejando, poco a poco, durante otros 365 días. El 21, prácticamente, es un día nuevo de todo el año. El Sek Buy tiene un antes, un durante y un después", comenta Mesías Mestizo Casamachín, etnoeducador del resguardo.
El Sek Buy es una tradición en la que participan chicos y grandes. Desde hace más de 15 años, el resguardo practica este ritual y lo transmite de generación en generación. Crédito: Andrés Molano.
El “antes" de esta ceremonia implica que los mayores indígenas, también conocidos como 'The Wala', organizan mingas (espacios de compartir con un objetivo común) en donde armonizan el territorio y definen qué dejarán en el pasado y qué le pedirán a la divinidad Sol en año nuevo.
“Primero, le trabajamos al tiempo para dejar las nubes y la lluvia atrás. Segundo, abrimos el camino para recibir el sol. Vamos al punto donde será la ceremonia para refrescarlo, para que pueda ir la comunidad sin ningún problema. Tercero, abrimos el camino a los visitantes que venían de las ciudades. Cuarto, abrimos el camino para ir al punto sagrado", cuenta José Vicente García.
Mientras los mayores armonizan, la comunidad baila y goza durante el último día del año. En el centro urbano del Resguardo Indígena Triunfo Cristal Páez, compuesto por unas 30 casas, un coliseo, varias tiendas y un centro educativo, la comunidad, desde las primeras horas del viernes 20 de junio, celebra con danzas andinas e instrumentos de percusión y viento, como la flauta traversa, la charrasca, el tambor y la chirimía, bebe chicha (otra bebida ancestral y ceremonial) y expresa sus deseos de año nuevo.
Este equilibrio permite que el 20 de junio sea un día de fiesta, que se extiende hasta la medianoche, pero también de reflexión. En la tulpa, construcción ancestral donde la palabra se abriga con el fuego, los mayores avanzan en las armonizaciones previas al Sek Buy. En el coliseo, niños y adultos bailan al son de danzas propias del pueblo Nasa.
Allí también hablan de la importancia de guardar estas tradiciones, que vienen cuidando y transmitiendo de generación en generación desde hace unos 15 años cuando decidieron proteger sus saberes ancestrales y prácticas tradicionales. Históricamente el pueblo Nasa fue nómada y se movió por un corredor que atraviesa Caquetá, Quindío, Huila, Cauca, Tolima y Valle del Cauca, territorio en donde se asentaron varios resguardos.
Las celebraciones del 20 de junio también estuvieron acompañadas por la viceministra de los Patrimonios, las Memorias y la Gobernanza Cultural, Saia Vergara Jaime, quien recordó una anécdota cuando se refirió a la ancestralidad de este territorio: “Tengo un amigo español que dice que América Latina es la reserva ideológica del mundo. Yo añadiría que es la reserva de las espiritualidades ancestrales. En un mundo que necesita tanto amor y necesita volverse a conectar con lo sagrado, con la Madre Tierra, yo me siento hoy en una reserva de la espiritualidad ancestral".
¡Llegó el Año Nuevo!
A las 2:30 de la mañana del 21 de junio, suenan tres mechazos de pólvora que avisan que es hora de levantarse para emprender el camino hacia la montaña La Carpa, punto sagrado en donde se desarrolla el Sek Buy.
El Sek Buy se celebra desde la madrugada. El primer paso es el baño, primero de hiervas y luego bajo el chorro. Con él se va lo viejo y llega lo nuevo. Crédito: Andrés Molano.
Toda la comunidad se levanta de sus camas y con toalla y botella de chicha en mano, comienza la caminata hacia el punto donde será su último baño del año, “La Chorrera", una ráfaga de agua que llega de la quebrada Los Caleños. Allí, los mayores hacen la última armonización antes de ir a buscar los primeros rayos del sol.
Bañan a cada persona con una tomatuda de 'fresco', una mezcla de agua con plantas medicinales recién cortadas, y luego las dejan pasar debajo del chorro para “que se vaya lo viejo y llegue lo nuevo", como dice Jhonny Ipia, un joven de 23 años de la Guardia Indígena.
Mientras la gente se baña, una agrupación de chirimía, compuesta por niños y adultos, ameniza la armonización.
Después de bañarse, se visten y emprenden un trayecto de casi tres kilómetros hacia el punto sagrado. En el inicio de la subida hay un guardia indígena, quien le toca la cabeza a cada persona para verificar si se armonizó: los mayores y mayoras solo dejan pasar a la ceremonia a quienes lo hayan hecho.
El tabaco, las plantas medicinales y las bebidas artesanales son elementos que utiliza el pueblo Nasa para limpiar el cielo y abrirlo para recibir los primeros rayos del sol. Crédito: Andrés Molano.
De camino hacia la cima de la montaña, se escuchan principalmente grillos y los susurros y quejidos de caminantes. Unos hablan sobre sus experiencias anteriores, otros sobre preocupaciones ambientales, mencionan “la vez en la que nevó en la montaña", las amenazas de los ingenios azucareros y otros prefieren caminar en silencio. De repente, aparece un cachorro a lo lejos y una de las personas de la comunidad dice: “Quizás quiere recibir los rayos del sol. De pronto, los animales sepan algo que nosotros no. Llevémoslo".
Tras una hora de caminata, cerca de las seis de la mañana, la mayoría de la comunidad llega a la cima de la montaña. La chirimía suena sin descanso, la gente baila. Los mayores armonizan el espacio para limpiar el 'sucio', la nubosidad que no permite ver la silueta del sol. Utilizan tabaco y destilados para pedirle a los espíritus de la naturaleza despejar el cielo, mientras la comunidad forma círculos y espirales, que representan el pensamiento del ser humano en medio de sus danzas. Estos movimientos no pueden parar hasta que salgan los rayos del sol, una tarea difícil en un cielo nublado como el que hubo ese 21 de junio.
Sin embargo, a eso de las 7:00 de la mañana, empieza a despejarse el cielo. En ese momento, se deshizo la espiral y los círculos para venerar el sol. La comunidad en conjunto abrió los brazos, recibió los primeros rayos del Sek y agradeció. Para el pueblo Nasa esa es la representación de la unión de los tres espacios: terrenal, subterrenal y cósmico.
Ese momento fue corto, las nubes taparon la visibilidad. Algo que, según los mayores, significa un reto para el año nuevo: armonizar mucho más su territorio.
“La naturaleza nos está diciendo que debemos trabajar y limpiar nuestra casa. Ese sucio quiere decir que las enfermedades pueden llegar y debemos protegernos con rituales y armonizaciones", comentó la mayora Noelia, al final del Sek Buy.
Para Mesías, en cambio, estas celebraciones permiten un intercambio generacional. “Todas estas ceremonias de agradecimiento, de pagamento y de proyección lo que hacen es brindar y armonizar para seguir trascendiendo en el tiempo", dice.
El Sek Buy coincide con el Solsticio de Verano y con la celebración del año nuevo andino o Inty Raymi, que hacen pueblos indígenas de Perú, Bolivia y Ecuador, y pueblos indígenas colombianos como los Pastos, Quillacingas y Yanacunas.
El punto más importante del Sek Buy es cuando se ve la silueta del sol. Es ahí cuando los mayores y mayoras determinan qué depara para su territorio en Año Nuevo. Crédito: Andrés Molano.
** El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes reconoce el valor de esta ceremonia ancestral y revive esta experiencia el 9 de agosto de 2025, Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
