Por Yeimi Díaz Mogollón
Son las 4:30 de la mañana. La calle está oscura y solo se escucha el fuerte sonido del viento que golpea a su paso el tejado de las casas y hace vibrar las hojas de los árboles que aún no se ven con claridad. Frente a una posada de tres pisos, que parece seguir en construcción, poco a poco se reúnen las personas que la noche anterior se habían citado para acompañar a algunos de los pescadores que en esa madrugada navegarían por el río Magdalena en busca de sustento.
Leoni Noriega lleva en su mano un micrófono con varios cables que lo obligan a tener un lento caminar. Más adelante en el camino se ven otras cinco personas con maletas, cámaras y trípodes, que batallan contra el viento que parece empujarlos con fuerza. Al fondo comienza a verse el amanecer. El cielo se torna de azules y blancos, mientras el sol hace sus primeras apariciones pintando con un naranja intenso que todos buscan retratar con sus teléfonos.
Comienza la acción. Las cámaras se encienden para registrar a los pescadores del corregimiento Eduardo Santos – La Playa, ubicado al noroccidente de la ciudad de Barranquilla. “Lo que estamos haciendo aquí es un documental, una memoria histórica de nuestra ciénaga, para contar cómo era, lo que somos ahora y para tratar de conservarla. Sabemos que el cine nos puede ayudar mucho a que otras comunidades se enteren de nuestra realidad y se involucren en la protección de nuestro territorio”, cuenta Leoni.

Rodolfo Palomino Cassiani del Colectivo Kuchá Suto acompaña la creación del corto documental de cine comunitario en Barranquilla.
A orillas del Magdalena se registran las primeras imágenes del documental que se realiza como parte de la estrategia de Formación en Cine Comunitario de la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia. Rodolfo Palomino Cassiani está con su cámara frente a las aguas que se mueven al compás del viento, el sol sigue su curso cada vez más redondo y amarillo, los pescadores preparan sus redes y algunas lanchas que esperan a sus tripulantes para adentrarse en la Ciénaga de Mallorquín.
Rodolfo es uno de los tutores del proceso de formación que días antes inició en la sede de Asoplaya, con aproximadamente 30 personas de la región. “A través del cine comunitario, esta comunidad de pescadores, campesinos trabajadores, está en el proceso de recuperación y valoración de este espacio como fuente de vida. Ha sido una experiencia única, los participantes están empoderados y quieren aprender de la herramienta audiovisual para narrarse. Son ellos quienes tienen la palabra en este trabajo que estamos realizando", destaca.

El equipo del proceso de Formación en Cine Comunitario en Eduardo Santos – La Playa estuvo conformado por cerca de 30 personas de la región.
A lo largo del rodaje, personas de la comunidad revelan una radiografía del territorio, hombres y mujeres narran historias de su desarrollo social y económico, los jóvenes se involucran a través de la música y la danza, y los pescadores cuentan sus iniciativas para conservar la ciénaga. Todos ellos hacen parte del documental ‘Huellas Ancestrales’, con el que buscan generar conciencia para que las nuevas generaciones puedan preservar los saberes y proteger este territorio que se ha visto impactado por los cambios ambientales y económicos de la región.
Ruth González tiene 21 años y dirige este documental como participante del proceso de Formación en Cine Comunitario, que busca promover la transformación social y cultural de los territorios a través del lenguaje cinematográfico y audiovisual. “Ha sido un aprendizaje que nos aporta mucho. Me enorgullece compartir con cada uno de los compañeros, siento que estamos logrando todo lo que nos enseñaron los talleristas desde el día uno, para poder contar nuestras realidades con lo que tenemos a la mano”, dice Ruth.
Son las 5:50 de la tarde. Los pescadores se han ido, el sol se esconde del otro lado de la ciénaga y la arena se levanta logrando nublar los ojos de algunos de los presentes en las últimas horas de rodaje. El viento sopla cada vez más fuerte y se une a la filmación dando un movimiento extra a las faldas de las bailarinas que demuestran el talento de su tierra natal a través de la cumbia. Cuatro jóvenes con camisas coloridas acompañan los movimientos al ritmo de flauta, guacharaca y tambores.

Kitzy Hernández y estudiantes de la Fundación Pies Descalzos hicieron parte de la producción de 'Huellas Ancestrales'.
Esas fueron las últimas tomas de la jornada luego de 13 horas de intenso trabajo. Kitzy Hernández es estudiante de noveno grado y bailarina en formación. Sentada sobre una lancha, con una enorme sonrisa, celebra su participación en este proceso: “Me ha gustado la experiencia de aprender algo nuevo y algunas cosas de nuestras raíces que no conocía mucho. En el documental he sido ayudante de sonido y también baile algo de nuestra tradición para mostrar cómo los jóvenes podemos aportar nuestro granito de arena para que muchas personas disfruten nuestra cultura y conozcan nuestra memoria”.
Y así continúa la Formación en Cine Comunitario para empoderar a diversas comunidades de Colombia. Ya son más de mil personas las que han participado en esta estrategia que inició en el 2024 con el objetivo de reforzar las capacidades técnicas, creativas y colaborativas en producción audiovisual y cinematográfica para promover el reconocimiento y la visibilización de las narrativas propias de los territorios de Colombia con una perspectiva de paz y respeto por los derechos humanos.