Las ruinas de una antigua fábrica, un parque, una plaza de mercado, una playa o las orillas de un río. Estas son las locaciones en las que prefiere trabajar la compañía belga Theater Tol, que nació en 1998 bajo la dirección de Lot Seuntjens.
Esta agrupación multidisciplinar, que combina danza, música y acrobacias aéreas, tiene como filosofía intervenir y aprovechar aquellos sitios en los que presenta sus espectáculos de gran formato, en los que usualmente se mezcla la fantasía con un particular lenguaje visual y sonoro.
El grupo ahora llegará a Colombia para inaugurar el FIAV Bogotá – Festival Internacional de las Artes Vivas con su espectáculo Pedaleando hacia el cielo. La producción, que se presentará el 4 y el 5 de octubre, a las 8:00 p.m., en la Plaza de Bolívar, tendrá entrada gratuita.
“Theater Tol es una compañía muy internacional, en el sentido de que trabajamos mucho en varios países; también trabajamos con artistas no solo de Bélgica, sino de otras nacionalidades. La inspiración de nuestras obras nos llega de esas diferentes culturas, lenguajes y disciplinas", explica Talitha de Decker, quien asumió la dirección artística de esta compañía tras el retiro de Lot Seuntjens.
Pedaleando hacia el cielo nació como un espectáculo de bicicletas en el aire, al que poco a poco se fueron sumando otros elementos como la interpretación de música en vivo, la participación de dos cantantes de ópera y una inmensa estructura circular.
Argumentalmente, la pieza cuenta una historia de amor y también lanza un mensaje de unión y de esperanza durante los tiempos adversos. “Una de las cosas más importantes para Theater Tol es el positivismo y la luz que queremos llevar. Y también el nombre del espectáculo es una metáfora, porque queremos llevar al público con nosotros, desde el suelo hasta un sentimiento de iluminación", asegura De Decker.
Theater Tol ha presentado este montaje, que define como una ópera urbana, en más de 30 países. Foto: Wim Daneels
Según la directora artística, una de las principales apuestas de la compañía es la interacción con los espectadores. Por eso, Pedaleando hacia el cielo inicia con interacciones entre el público y los artistas, que incluyen cantantes, bailarinas, acróbatas, actores y músicos.
La primera parte del espectáculo, que la agrupación define como una ópera urbana, se desarrolla a nivel de tierra, en donde hay plataformas elevadas que transportan a los personajes en un sueño onírico de amor y luz. Así se empieza a preparar el encuentro entre los amantes que protagonizan la historia.
“Primero, interactuamos e intentamos conectar con tantas personas como sea posible; luego, vamos al aire y el espectáculo continúa allí. Al final, se va a ver un momento de grandes luces y también de fuegos internacionales", añade De Decker.
Los ciclistas, violinistas, actrices y acróbatas se elevan junto a esa inmensa estructura circular en la que, además, se proyectan imágenes oníricas. Para la artista belga, una de las características más importantes de la obra es que se pueda entender sin palabras, lo que explica la cantidad de países en los que se ha presentado.
“No es un 'performance' basado en un lenguaje, pero, por supuesto, si estás cantando, necesitas palabras, y a nosotros nos gusta usar español, inglés, francés y mezclarlo todo, solo para estar seguros de que le estamos llegando a todo el público", asegura.
La preparación
Talitha de Decker es bailarina y coreógrafa y, además, tiene una escuela de danza en Sint-Laureins. La artista recuerda que fue uno de sus amigos quien la invitó a acompañarlo a una de las audiciones del Theater Tol.
Aunque siempre fue una gran fanática de la agrupación, De Decker no creía tener muchas chances de superar la audición porque sabía de muchos artistas que también tenían el deseo de trabajar con este teatro. “No me estresé mucho, sólo pensé: 'Ah, puedo colgar de una grúa, esto está muy bien'. Y luego me invitaron a trabajar con ellos y fue una bailarina por ocho años", añade.
La producción cuenta una historia de amor y también lanza un mensaje de unión y de esperanza durante los tiempos adversos. Foto: Sil Vanderbruggen
Ahora, como directora artística de Theater Tol, cuenta que, para cada presentación en el exterior de Pedaleando hacia el cielo, el grupo suele consultarle a una base de datos de 70 artistas con los que usualmente trabaja si pueden acompañarlos en el viaje.
Luego de definir el equipo, se realizan los ensayos, siempre en el suelo, para que cada artista conozca el material a la perfección. Para De Decker, lo más difícil es el día de la función en sí. Primero, se tiene que montar la estructura y, aunque la compañía cuenta con técnicos especializados, se necesita de la ayuda de todos porque el dispositivo es enorme.
El siguiente paso es una preparación y un ensayo técnicos. “En cuanto a la seguridad, siempre tenemos que hacerlo con una grúa. Luego, se realiza una prueba de sonido, un ensayo de baile y luego se junta todo en un ensayo general. Y por la noche, hacemos el espectáculo. Así que pueden imaginar que un día como esos puede llegar a ser muy agotador", asegura De Decker.
Pedaleando hacia el cielo funciona entonces como una especie de construcción de bloques, que siempre tiene más o menos en el mismo orden. Antes de llegar a cada ciudad, el equipo de producción analiza la locación en que se presentará el montaje para determinar cuáles son los espacios más adecuados para cada acto.
Además, dependiendo del espacio, se van ajustando ciertos elementos para darle más fluidez a la puesta en escena. “Por ejemplo, si tenemos una gran plaza, con muchas personas, el inicio toma más tiempo, porque vamos con las bicicletas entre público o tenemos un solo de un violinista que puede tocar un poco más y así podemos ajustar. También depende de la grúa y de qué tan grande es el espacio desde el que podemos hacer el despegue", finaliza la directora.
Bogotá, capital mundial de las artes vivas en octubre
El FIAV Bogotá nace gracias a una alianza entre la Presidencia de la República y la Alcaldía Mayor de Bogotá y es organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes; la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá.
La primera edición, que se realizará del 4 al 14 de octubre de 2024, tendrá una programación de 100 obras de compañías de 14 países, como Bélgica, Francia, Irlanda, Dinamarca, España, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Burkina Faso, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, entre otros.
Además de la obra Pedaleando hacia el cielo, en la Plaza de Bolívar también tendrá lugar la clausura del festival con los espectáculos Muñecas gigantes y Mobile homme de Transe Express de Francia, que se podrán ver el 13 y el 14 de octubre.
Consulte la programación en www.fiavbogota.com