Por
Juan Carlos Millán Guzmán
Grupo de Divulgación y Prensa,
Ministerio de Cultura
“Queríamos compartir con los
habitantes de Providencia y las
personas que nos visitan la alegría de la Navidad,
para celebrar juntos alrededor de un evento de esparcimiento y de gozo”, afirma
la Directora del Coro Municipal de
Providencia, Emilce Pomare, quien comenzó cantando en el coro
de la Iglesia Adventista de San Luis
(San Andrés), de la que su hermana
era directora, mientras que su padre solía interpretar la guitarra. “Vengo de
una familia musical”, destaca.
“La música para nosotros los
raizales es de gran importancia, porque los habitantes de San Andrés somos una población muy musical en la que hay una gran
tradición coral y de música de cuerda. A todos nos gusta catar y es algo que
llevamos en la sangre”, destaca Emilce,
no obstante reconocer que el papel de formación que tradicionalmente venían
desarrollado las iglesias ha pasado a ser ocupado por instituciones como el Ministerio de Cultura.
“La música y todas las
actividades asociadas al arte y la cultura ayudan a evitar que nuestros niños
caigan presa de bandas delincuenciales o decidan dedicarse a hacer cosas malas.
Justamente pensaba que una de las razones de nuestro coro es esa: evitar que
los niños de mi comunidad terminaran siendo unos bandidos”, puntualiza con convicción
absoluta, insistiendo en la necesidad de ofrecer la posibilidad de que niños y
jóvenes puedan hacer un uso productivo de su tiempo para enriquecer su
autoestima. “La música sana el alma y el espíritu”, agrega.
“Para hacer parte de un coro es
indispensable tener mucha constancia y disciplina: asistir con puntualidad a
los ensayos y practicar de manera continua, para luego estar en capacidad de
presentarse ante un público que reconoce ese gran esfuerzo con su aplauso. Eso
es mucho mejor que dedicarse a pensar en hacerle daño al otro”, explica. “Yo
nací en un sector muy pobre pero quería diferenciarme del resto, y creo que lo
he logrado gracias a la música”, prosigue.
Luego de adelantar clases de
música en las Casas de Cultura de su natal San
Andrés y la Universidad de Antioquia,
donde Emilce complementa su formación musical y técnica vocal de la mano del
profesor alemán Detlef Scholz, la
futura directora del coro hace parte de los diversos talleres corales que han tenido
lugar en San Andrés gracias al apoyo del Ministerio
de Cultura, en los que contó con la invaluable contribución de los maestros
Alejandro Zuleta y María Olga Piñeros.
“Los talleres que se dictaron
gracias al Ministerio de Cultura
fueron una bendición para todos nosotros porque aprendimos bastante, y a mí
personalmente me permitieron complementar la información coral que comencé a
adquirir en la iglesia”, explica Emilce,
para agregar a su currículum el reciente Diplomado en Dirección Coral que
adelantó en Barranquilla, junto a la
participación en diversos talleres sobre el particular a los que ha tenido la
oportunidad de asistir en diversos países de América Latina.
¿Qué papel jugó el maestro Alejandro Zuleta en todo este proceso?
Para mí ha sido primordial,
porque aunque yo soy cantante, el proceso que nos enseñó el maestro Alejandro Zuleta ha sido fundamental
para nuestro trabajo con los niños: que canten voz de cabeza; procesos que van
desde cantar al unísono, pasando por canon hasta llegar a voces. Cualquiera de
mis alumnos tiene la posibilidad de hacerlo y contar con la posibilidad de
tener un coro con la capacidad de cantar a tres voces.; incluso algunos de
ellos han llegado a formar sus propios grupos.
De tal manera que el maestro Zuleta ha dejado un atentico
legado en San Andrés, Providencia y
Santa Catalina, porque por ejemplo para él la habilidad de poder cantar es
algo que tenemos todos, y ese es un aspecto muy importante a la hora de
recuperar valores como los de la tolerancia y la convivencia. Mi mejor solista,
por ejemplo, es un niño que creció en unas condiciones muy difíciles pero que
gracias a su formación musical hoy es un ejemplo para todos.
¿Quiénes conforman el coro que usted dirige?
Personas de la comunidad –trabajadores
en su gran mayoría-, quienes se vincularon al coro a través de una convocatoria
pública, tras pasar por una evaluación; son un total de 25 personas con edades
entre los 25 y 50 años, ensayamos en un salón de la Iglesia Bautista Central, y aunque en esta época no están todos los
integrantes porque la mayoría de la población de Providencia suele viajar por
estas fechas, durante los meses de octubre y noviembre tuvimos la oportunidad
de viajar a Bogotá –junto con otras 28 personas que hacen parte del Coro
juvenil-para hacer parte de la Semana Raizal.
¿Cómo ha sido el proceso de formación de este coro?
Pese a que el coro tiene una antigüedad
de varios años, hace tres, cuando comencé a trabajar en la Escuela de Música, algunas personas tenían el interés de formar un
coro de adultos que ha contado con el apoyo irrestricto del Ministerio de Cultura durante todo este
tiempo, gracias a un convenio suscrito junto con la Administración Municipal en 2005, el cual ha venido fortaleciéndose
desde hace tres años.
Ensayamos cada tres años a partir
de un repertorio que básicamente está conformado por espirituales, góspel y
calypso, dependiendo del desarrollo vocal que tengan los integrantes del coro,
porque como las convocatorias tienen un carácter anual muchas veces hay que
empezar desde cero. Sin embargo hacemos dos conciertos al año y también
participamos en los diversos encuentros corales a los que somos invitados tanto
en Providencia como en otras
regiones del país, gracias al apoyo de la Alcaldía.
¿Tenía alguna experiencia anterior en dirección de coros?
Yo también dirijo el Coro Hosana en San Andrés, que es una agrupación para jóvenes y adultos que
comenzó en 2002, con el fin de que sus integrantes tuvieran la posibilidad de
hacer algo productivo con su tiempo libre. Tuvimos un pequeño receso pero hace
año y medio retomamos labores con niños y jóvenes entre los nueve y 14 años,
bajo la dirección de mi hermana y mía.
Hemos hecho parte de ¡Celebra la música! Que se realizó aquí
en Providencia y también hemos
tenido la posibilidad de cantar en diversas iglesias del Archipiélago, gracias al apoyo de Batuta y de la Alcaldía.
También tuvimos la oportunidad de hacer parte del programa Celebra la Navidad que se adelantó gracias al Ministerio de Cultura en el sector de Schooner Bight –antigua Escuela de María Auxiliadora-, que la
verdad no conocía, en el que hay muchos niños pero que ha estado un poco
olvidado.
¿Cuál es la importancia de hacer sus presentaciones en un teatro como
el Teatro Midnight Dream?
El artista necesita de un lugar
para encontrarse con su público, y para mí es muy importante y me llena de gozo
saber que este teatro ha vuelto a ser una realidad. Hace años tuve la
oportunidad de cantar acá y luego de ver que ya no había teatro me daba mucha
pena; entonces celebro y celebramos todos que el Ministerio de Cultura junto con la Cancillería hayan pensado en Providencia para reconstruir un espacio en el que se puede
hacer arte. Y es tal la acogida de la gente que a los tres eventos que he
tenido la oportunidad de asistir el teatro siempre se ha llenado.
Además poder contar con un
estudio de grabación y una sala audiovisual resulta de gran importancia para
todos nosotros porque todos los artistas vamos a tener la posibilidad de dar a
conocer nuestra música y cultura, además de abrirnos la posibilidad de
conformar auténticas empresas en torno a nuestra música.