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2013-11-07

Un miércoles de Ceniza, una lectura para luchar contra el olvido

 
 
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La voz de Carmenza Gómez se levantó en el Biblioteca de El Salado, un quiosco de cemento,  techado con hojas de palma seca, para dar la bienvenida a los habitantes del pueblo, a la Lectura dramática de la obra Un Miércoles de Ceniza. En medio de un calor abrazador, la gente concurrió puntual a las dos de la tarde, para escuchar la historia escrita por Juan Domingo Garzón.
 
Hace trece años, a unos cuantos metros de del la biblioteca, hombres armados, pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia, se tomaron el lugar y acabaron con la vida de más de 100 personas. Después de estos hechos, el Salado se convirtió en un pueblo fantasma.
 
La voz de Carmenza se quiebra. Un nudo en la garganta se le atraviesa, al recordar a las víctimas de aquella masacre. Desde el Quisco, se ve al fondo la iglesia desvencijada, en donde el 16 de febrero del año 2000, los paramilitares mataron uno a uno a campesinos, hombres, mujeres y niños de vivían aquí.
 
El Salado queda a casi una hora del El Carmen, en el departamento de Bolívar. La carretera es una trocha. Si llueve el paso es imposible y sólo se puede entrar en campero o en moto. Las montañas sembradas de tabaco acompañan el camino, y un silencio estremecedor, que es producido por el peso de la historia de ese camino de herradura.
 
El 16 de marzo del año 2000 las AUC realizaron un retén en el camino que lleva desde el Carmen a El Salado. Acusaron a los campesinos de colaborar con la guerrilla y secuestraron al pueblo hasta el 21 de marzo. Seis días de angustias e incertidumbres. En donde las madres vieron morir a sus hijos y estos a sus padres. Seis días en dónde la esperanza se perdió y no quedaron nada más que casas abandonadas y el recuerdo de toda esa tragedia, que los saladeños vivieron en silencio.
 
En la mitad del quiosco-biblioteca hay cuatro sillas mecederas, en una de ellas de color verde se sienta Jacqueline Cohen, quien perdió a familiares en la masacre. Llevan tres días ensayando la lectura, guiada por Carmenza Gómez, y siente que el corazón se la va a salir del pecho. “Es la primera vez que hago esto”, dice, mientras se seca las manos en el vestido azul que lleva puesto. Carmenza, la actriz que ha participado en tantas novelas y que en la última interpretó a la mamá de El Pibe Valderrama, dedicó su tiempo para enseñarles lo que sabe. “Lo primero es la disciplina, pero todos estuvieron dispuestos, llegaron puntuales y luego puro amor.”
 
En la silla del frente de Jaqueline, se sentó Nanci Montes, emocionada por su participación en este evento. “ fue muy bonito, saber que lo que le ocurrió a esos personajes, fue parecido a lo que pasó aquí y es triste saber que esas atrocidades también pasan en la capital del país”.
 
La obra escogida para El Salado fue Un Miércoles de Ceniza, una historia que recrea los días posteriores al llamado holocausto del Palacio de justicia. Dentro de las ruinas que dejó la toma violenta, los espectros de cuatro víctimas anónimas, casuales, buscan sus restos carbonizados para evitar que sean removidos como escombros.
“Fue lindo estar allí sentada, era mi primera vez como actriz”, dice Jaqueline, “además, cuando estaba allí sentada, recordé a la gente que desapareció, recordé las cosas que ellos sabían hacer y si hubieran estado aquí, seguro les hubiera encantado participar”.
 
La obra termina hacia las cinco de la tarde. Después de las fotos con los actores y los aplausos, el pueblo queda vacío, en silencio. “Parece que va a llover”, dice un mototaxista que se gana la vida transportando gente entre El Carmen y El Salado. Hay que partir, en el aire caluroso de Los Montes de María, queda la esperanza de un futuro mejor. “Está claro”, dice un anciano pasa caminando lento, como si el calor le derritiera los pasos, que donde otros levantaron sus armas, nosotros podemos levantar nuestras voces y manos, para hacer la paz”.
 
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