"¿Por qué ese Jesús tiene tres caras?", o "¿Se dañó el rompecabezas?", son las preguntas más recurrentes de niños, jóvenes y adultos al ver el rompecabezas del "Símbolo de la Trinidad", una de las piezas más importantes de la colección del Museo Colonial y que hace parte del material didáctico de la Sala Didáctica Itinerante de los museos Colonial y Santa Clara, espacio que por tercer año consecutivo hizo parte de la programación del estand del Ministerio de Cultura en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que con mucho éxito culmina este lunes 8 de mayo.

Efectivamente, este misterioso personaje tiene tres rostros, pero ¿por qué razón? y ¿por qué llegó a esta feria? Es aquí donde inicia la labor pedagógica de la Sala Didáctica Itinerante y de sus monitoras, quienes hacen parte del equipo del área educativa de los museos.

La iniciativa se creó con el fin de "llevar el museo fuera del museo", a colegios, bibliotecas, centros culturales y espacios no convencionales, como lo es la Feria del Libro. Estas maletas didácticas están compuestas por rompecabezas, memoramas, personajes armables y juegos de mesa y de roles, inspirados en piezas de las colecciones de pintura y escultura de ambos museos, así como por personajes de los siglos XVI al XVIII, entre ellos, el famoso pintor Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, el marqués de San Jorge y algunas monjas y frailes.

Gracias a estos juegos y a las explicaciones que brindan las monitoras de la sala, los participantes que han visitado el estand pudieron conocer particularidades de la época colonial y desarrollar su imaginación, atención y destreza.

Pero no ha sido una tarea fácil. Nayibe Ruiz, una de las guías de esta experiencia, nos cuenta: "Muchos niños y maestros piensan que es un tema aburrido porque ven que hay monjas, vírgenes y santos, incluso las personas se acercan con recelo porque creen que somos una iglesia y queremos evangelizarlos. Pero no es así, nuestra labor es contarles que existió la época de la colonia, que allí se produjeron pinturas y esculturas que ahora conservamos y cuidamos en un museo y que a través de estos juegos ellos pueden conocerlas. Cuando lo entienden su pensamiento se transforma".

En estos catorce días de feria, más de 1.205 niños, jóvenes y adultos descubrieron que aquel hombre de tres rostros estuvo escondido bajo varias capas de pintura durante 258 años y que, gracias su restauración en 1988, pudimos descubrir que no era un Cristo sino una de las formas que se usaban para representar a la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, la cual fue prohibida por orden de la Iglesia en la época colonial.

Este tipo de didácticas nos permiten acercarnos a diferentes comunidades y a su vez poder compartir con ellas el patrimonio colonial de nuestro país, descubriendo a través de estos juegos y objetos una época maravillosa, de la que aún hoy en día conservamos diversas características.

NATALIA CAGUASANGO ERASO
Divulgación y Prensa
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