El
Presidente
Juan Manuel Santos no dejó de evocar una serie de coincidencias que, a
su juicio, el célebre escritor no dejaría de considerar como “felices” e
incluso hasta “bíblicas” sobre el día de su muerte, como el que hubiera
fallecido el mismo día que el personaje de
Úrsula Iguarán en Cien años de Soledad; o que hubiera muerto un mes de abril, al igual que Miguel de Cervantes Saavedra.
“Más
exactamente se nos fue Gabo un 17 de abril, el día en que nació su buena
amiga, la más grande exponente del Realismo Mágico de la canción
ranchera que fue Chavela Vargas, y el mismo día en
que murieron dos grandes literatos de América: Sor Juana Inés de la Cruz
y Jorge Isaacs, autor de la más importante novela colombiana del siglo
XIX”, destacó el Jefe de Estado.
“María,
la dulce heroína vallecaucana de largas trenzas, quedará así hermanada
por el azar y para siempre con Remedios la Bella”, prosiguió el Jefe de
Estado a lo largo de un emotivo discurso
durante el acto inaugural de la 27 Feria Internacional del Librro Filbo
2014, a la par de evidenciar cómo poco tiempo después del deceso del
Nobel, nos acompañaba en esta oportunidad otro grande de las letras y
del panorama literario mundial: Mario Vargas Llosa,
quien fuera además compañero de viaje durante las primeras horas de lo
que se denominó como el Boom latinoamericano, quien además estudió y
analizó la obra del colega y amigo en un ensayo magistral, titulado La
historia de un deicidio.
“Son
muchas, demasiadas coincidencias, para llamarlas de ese modo”, prosiguió
el Presidente Santos, insistiendo en que toda esta cadena de eventos no
podía ser definida de otra manera a la del
más puro realismo mágico que concibió en su momento Gabriel García
Márquez, por cuya obra recibió el reconocimiento de la Academia Sueca de
Letras; honor que le sería conferido en 2010 al propio Vargas Llosa, y
que nuestro país recibió como si fuera propio
por dos razones que también explicó el Presidente de la República:
“Lo que
pasa en el Perú, para bien o para mal, le pasa a Colombia, como
corresponde a dos pueblos hermanos por razones históricas y de amistad; y
porque nuestro maestro Vargas Llosa no solo nos
ha enamorado de su obra a través de sus novelas, y ha convertido a
algunos en revolucionarios (el Presidente hace jocosa alusión al
discurso pronunciado por el Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, en
el que destacó la influencia que tuvo el célebre escritor
peruano en su propia obra), y nos ha enamorado a todos con sus obras de
teatro –es un gran actor, además, para quienes no lo han visto-, y ha
sido siempre un buen amigo de Colombia, interesado siempre en el devenir
de nuestra democracia y en nuestro propio
desarrollo, así como en la evolución dentro del contexto regional que
une a Perú y Colombia”.
En tal
sentido, el Presidente Santos llamó la atención sobre el interés de
países como Colombia, Ecuador Perú y Bolivia para que el denominado
Camino del Inca fuera reconocido por la UNESCO como
Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la medida que su trazado de más
de 3.000 kilómetros de recorrido no solo enlazaba nuestra geografía,
sino además todas nuestras raíces culturales. “Este camino es el símbolo
de todo lo que nos une como pueblos andinos
y naciones que compartimos el legado indígena, la riqueza colonial y las
luchas independentistas, que hacían de sus gentes personas de una misma
actitud e hijos de un mismo legado.
“Desde
el Inca Garcilaso –padre de las letras americanas-, pasando por Ricardo
Palma, Manuel González Prada, Ciro Alegría, José María Arguedas, Julio
Román Ribeiro, hasta Alfredo Bryce o Santiago
Roncagliolo, para mencionar solo algunos, Perú nos deslumbra”, destacó
el Presidente para luego hacer particular énfasis en la poesía
“sugerente, apasionada y hasta extraña de César Vallejo o aquella más
reciente de la poeta Blanca Varela”, de quien además
citó unos inolvidables versos:
“La
vida, es una noticia conmovedora”, citó el Presidente, para luego
recordar que los libros “ayudan a derrotar los prejuicios racistas,
étnicos, religiosos e ideológicos entre los pueblos y
las personas; a descubrir que por encima, o por debajo, de las fronteras
regionales y nacionales somos iguales en el fondo: que los otros somos
en verdad nosotros mismos”, prosiguió el Jefe de Estado insistiendo en
que los libros eran, en su esencia, instrumentos
de una libertad que precisamente el ilustre visitante a esta 27 Feria
Internacional del Libro de Bogotá, Mario Vargas Llosa, se había
encargado de defender en todas las formas y en todo lugar.
“Hoy
libramos batallas, incluso más duras y complejas, para que nuestros
países se libren de la pobreza, de la iniquidad, de la violencia, ¡De la
guerra!, y de la intolerancia. Para que se escuche
la voz de los que no han hablado; para que todos tengamos el derecho de
decir lo que pensamos, de ser lo que somos; de mara a quienes amamos,
sin que nada ni nadie nos imponga la mordaza del miedo o la censura”,
aseveró el Presidente insistiendo en que los
libros siempre continuarían presentes en esas batallas y cruzadas.
“¡Leer
nos hace libres!”, acotó el Presidente, para luego recordar a Gabriel
García Márquez, quien escribió sobre el particular en su Manual para ser niño:
“Por todas partes me encuentro
con profesionales escaldados por los libros que les enseñaron a leer en
el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino.
Es ese método de enseñanza, y no tanto la televisión o los malos libros
lo que está acabando con el hábito de lectura”,
recordó el Primer Mandatario para luego destacar el hecho cierto de que
nuestro país mantuviera el empeño de hacer de la lectura el mayor de los
placeres, gracias a un programa que como el Plan Nacional de Lectura y escritura Leer es mi Cuento,
se habían entregado millones de libros en Bibliotecas Públicas y Colegios, haciendo particular énfasis en la Primera Infancia.