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2014-05-28
 

El Smartphone de don Rufino, una realidad ficcionada…

 
Imagen: Archivo Instituto Caro y Cuervo
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Fue tan fuerte el portazo que don Rufino alcanzó a sobresaltarse en su cómoda silla en la que se encontraba relajado, mientras revisaba en la pantalla de su computador un texto que recién le había enviado su amigo Ezequiel Uricoechea…


…desde su portátil que llevaba consigo en otra de sus expediciones por el desierto arábigo.
 
Como una exhalación e invocando su nombre, Ángel Cuervo más que subir, saltaba los escalones que le separaban del portón principal de entrada del edificio al apartamento que compartía junto a su hermano en el número 18 de la calle de Siam, en el distrito XVI de París.
 
“Ala, Rufino José, mira de lo que me acabo de enterar”, dijo Ángel tratando de calmar el sofoco de su voz agitada por el carrerón de más de cinco cuadras que se pegó desde la estación del metro más cercana.
 
Don Rufino, acostumbrado a las impertinencias de su hermano, esta vez pensó que definitivamente algo debía haber afectado profundamente a Ángel para haber llegado en ese estado de excitación. Nunca lo había visto así, pensó, ni cuando se inventó la fórmula para producir la cerveza que tanto le había gustado a los bogotanos y que otros intentaron copiar sin éxito alguno.
 
Hermanito, mira que esta tarde estuve de compras en Printemps Haussmann, que como tú sabes, fue creada esa tienda en 1865 por Jules Jaluzot, un visionario muy simpático…
 
Suspirando, Rufino interrumpió a su hermano, pues conocía de los grandes rodeos que daba para llegar al meollo. “A lo concreto Ángel. No te me vayas por las ramas”.
 
Bueno, si. Te contaba. Estuve en ese almacén pues quería comprarme un teléfono celular de alta gama para reemplazar esta calandria que tengo ya hace varios años, e imagínate que el que me lo vendió era un colombianito de lo más amable.
 
Y a eso se debe tu exaltación, le dijo Rufino. Encontrar a un colombiano trabajador, honesto y honrado es algo muy normal acá o en Cafarnaúm.
 
No hermano, eso ya lo sé. Lo que pasa es que el muchacho me dijo que con este aparatico podía escuchar emisoras que transmiten por Internet. Simplemente tenía que entrar a la zona de Tunein Radio y buscar el link y que además, podía escucharla con audífonos lo cual era una ventaja pues no molestaba a nadie.
 
Por la cara que puse, el dependiente no pudo aguantar la risa y me dijo: mire señor Cuervo, voy a sintonizarle en su nuevo teléfono, la dirección IP de CyC Radio, la emisora virtual Instituto Caro y Cuervo, y que ustedes deben conocer muy bien. Entonces, el muchacho tomó mi celular y como si estuviera jugando scrable, escribió http://tunein.com/radio/CyC-Radio-s224042/ y así, en un abrir y cerrar de ojos, el mundo de la radio hecha en el Instituto que se honra con tu nombre y el del queridísimo Miguel Antonio, empezó a sonar en mis oídos. Qué fidelidad. Qué sonido. Que buena programación, ala. En esos momentos, sonaba el Quinteto La Trucha de Schubert y era tal la fidelidad que no solamente me compré el mío, sino que también te compré uno a ti, para que cambies ese modelito que casi botas en Roma durante el paseo que hicimos junto a Soledad Acosta y su marido José María. Mira, este es.
 
Rufino José, lentamente desempacó su nuevo celular, preguntándose cómo diablos tendría que hacer para pasar todo el listado de contactos que tenía en su viejo aparato. Lo prendió, después de admirar sus formas y entró a Internet, con las indicaciones que le daba su hermano. Ya en Internet, digitó http://tunein.com/radio/CyC-Radio-s224042/, se puso los audífonos y comenzó a escuchar la programación de CyC Radio, que llegaba de manera nítida a los cinco continentes.
 
Fue tal su admiración, que esa noche, luego de regresar de misa y de su caminata vespertina habitual, hizo un correo masivo a todos sus amigos contándoles de la buena nueva e invitándolos a escuchar CyC Radio, la emisora virtual del Instituto Caro y Cuervo, a través de http://tunein.com/radio/CyC-Radio-s224042/, con la seguridad que sería de muy buena compañía durante sus desplazamientos, que además, la podían escuchar desde cualquier esquina del mundo, donde podrían encontrar siempre contenidos de interés, pues eso era CyC Radio, una emisora pensada siempre como generadora de contenidos atractivos tanto para público especializado como para el profano.
 
A los pocos días, ya todos podían oír CyC Radio en sus teléfonos inteligentes y la dirección http://tunein.com/radio/CyC-Radio-s224042/ se convirtió en tendencia.
 
 
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Víctor Ogliastri Posso
Periodista
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Móvil (57) 310 855 7821
 
 
 
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