Conscientes de sus posibilidades como motor económico, el Gobierno ha convertido a la Cultura en nueva bandera del desarrollo y la innovación del país, que tiene como principal reto seducir a sus propios ciudadanos.
La Cultura es ahora la niña bonita y el nuevo combustible para alimentar el Producto Interno Bruto (PIB), al que aporta 3,3 % del total nacional. Expresado en cifras, la bolsa es demasiado golosa: solo en Bogotá, los ingresos por estas actividades ascienden a 5 billones de pesos anuales.
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