En los años 70’s, en el corregimiento de San Rafael (perteneciente al municipio de Ovejas, Sucre), cada vez que algún grupo armado irregular arremetía, los golpes de fierro asestados a una gruesa estructura metálica de un viejo tractor –que producían una sonoridad similar a la de una campana– avisaba a los lugareños que había que huir. El agudo sonido se convertía en una premonición de violencia, desolación, muerte, soledad y tristeza.

Hoy, 40 años después, estas ‘campanadas’ de tractor dan cuenta de una realidad diferente: anuncia a los estudiantes la hora de entrada a clases, y son el preámbulo de una estampida de niños y niñas corriendo por las calles en su bulloso afán por no llegar tarde a las aulas. Se cambió la percepción de la tragedia, por la de la esperanza.

Esta es apenas una de las decenas de historias que ha escuchado el profesor Giovanny Castro durante su estadía en El Carmen de Bolívar (Bolívar), en el desarrollo de los Talleres de Creación de Contenidos Culturales que realiza la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Cultura con colectivos de comunicación de Montes de María.

“¿Cómo plasmar estas historias, cuyo peso histórico es tan fuerte, en una pieza audiovisual o sonora?”, es uno de los retos de este maestro nacido hace 34 años en Pasto (Nariño). Desde el 2012 MinCultura trabaja con la comunidad y los colectivos de comunicación en esta subregión que agrupa 15 municipios de Sucre y Bolívar, en una serie de talleres en torno a los ejes temáticos de Territorio, Identidad y Memoria.

El profesor Castro, destacado historiador de la Universidad de Los Andes y con maestría en Museología de la New York University (EE.UU.), participa en estos espacios de formación y además, tiene la misión de asesorar la producción y curaduría de los contenidos culturales que harán parte del Museo Itinerante de la Memoria –MIM– El Mochuelo, cuyo lanzamiento se hará en marzo del año entrante.

Para el profesor Castro, el Museo es una estrategia pedagógica y política de reparación simbólica desde y para con las comunidades, que servirá de plataforma de visibilización de las víctimas del conflicto armado. Un pueblo sin memoria está condenado al olvido, y por ende, repetirá sus desgracias; por eso, El Mochuelo contribuirá a la reivindicación de las voces que antes no fueron escuchadas.

Cómo construir esos relatos propios
Con la elocuencia propia de los hombres y las mujeres de Montes de María, donde los acentos fogosos del sucreño y el bolivarense su funden en un solo canto, fluyeron las historias en medio de las dinámicas de los talleres de Creación de Contenidos Culturales.

Tópicos como Estéticas Audiovisuales, Narrativas y Géneros, Formatos, y Guión Museográfico, han sido abordados por los asesores de la Dirección de Comunicaciones de MinCultura y por el profesor Castro. Para él, el potencial del proyecto del MIM radica en la oralidad, en esa capacidad fascinante que tienen estas personas en construir relatos hablados sobre diversos acontecimientos que evidencian las crudas realidades que han vivido durante décadas.

Al final de los talleres se reunirán las historias que servirán de guión para la producción de documentales audiovisuales o para la grabación de piezas radiales. “Los integrantes de estos colectivos tienen propuestas arriesgadas y creativas para contar sus relatos. Mi misión y la de ellos es encontrar los lenguajes apropiados y el tratamiento audiovisual pertinente para convertir aquello en contenidos apropiados para el Museo”, anota el profesor.

En Montes de María soplan nuevos vientos y El Mochuelo es el símbolo de ese renacer. “Quiero que el Museo se convierta en un sitio de reunión y aprendizaje para las comunidades, no a corto plazo, sino ojalá durante muchos años”, afirma. “Que las personas se apropien de este Centro de Memoria y enriquezcan con sus relatos la colección de piezas culturales para transmitirlas de generación en generación”, finaliza.