Por: Camilo Gómez Gaviria
El martes 26 de marzo en la noche, la Orquesta Sinfonía Rotterdam practicaba en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo el extenso repertorio con el que participa en el I Festival Internacional de Música de Bogotá, Bogotá es Beethoven. Esa mañana, algunos músicos de la orquesta holandesa, tuvieron la oportunidad de dejar un rato sus partituras de sinfonías, conciertos para piano y oberturas, para conocer Monserrate de la mano de uno de sus colegas: Diego Calderón, contrabajista de treinta y dos años de edad y único músico colombiano que forma parte de esta orquesta.
Calderón comenzó a aprender música en el programa juvenil e infantil de la Universidad Javeriana a los dieciocho años —una edad que se considera tardía en el ámbito de la música clásica— luego de escuchar por primera vez en vivo una orquesta en un concierto. Luego de su pregrado en la misma universidad, viajó a Holanda donde continuó estudiando el contrabajo en el Conservatorio del Príncipe Claus en Groningen, para culminar con una maestría en el Conservatorio de Ámsterdam. Actualmente está radicado en Holanda donde desempeña su arte musical.
¿Qué fue lo que lo motivó a volverse contrabajista?
La primera vez que estuve en un concierto quedé enamorado del sonido de las cuerdas. ¡De todo! Era la primera vez que escuchaba música clásica en vivo. Entonces me dije que quería aprender a tocar un instrumento. Cualquiera: violín, chelo, ¡lo que fuera! Pero entonces me di cuenta que para el violín ya era muy tarde y el chelo también. El contrabajista que estaba tocando en ese momento era una persona un poco más vieja, más adulta, entonces me dije “bueno, de pronto…”. Los sonidos graves me llaman mucho la atención. Entonces me metí a una clase, me gustó, me fue bien, ¡y aquí estoy!
¿Cómo define usted el rol del contrabajo en una orquesta?
Es un instrumento muy importante para la orquesta porque es el que le da la base armónica a la música. La música está basada en los bajos, ¿no? En las armonías, y para crear esas armonías, el contrabajo es el colchón que hace que la música se pare encima, es el que sostiene toda esa base armónica. Entonces, sin contrabajos, sin la función del bajo en la música clásica, no se podría hacer las armonías y no se podría construir la música en general. Es una función muy importante la que tiene en la orquesta.
¿Es la primera vez que vuelve a tocar en Colombia desde que se fue?
Es la primera vez que vuelvo. Siempre que había venido aquí a visitar a mis padres, venía, pero en plan de vacaciones. Nunca tenía un plan de conciertos. Estaba muy ocupado allá también. Pero ahora me invitaron para este programa. Entonces, es la primera vez que vengo acá a Colombia después de siete años de no venir.
¿Cómo se siente volver a tocar en el país con una orquesta extranjera?
¡Es increíble, la verdad! Primero, es muy especial para mí, porque es demostrar lo que estoy haciendo allá en Holanda y poder mostrarlo acá en Colombia. Es una oportunidad, no sólo para mí sino también para el país, para que vea cómo es la calidad de los músicos allá en Europa. Entonces, para mí es muy especial tocar acá, para mi ciudad, para mi familia, y para la gente de Bogotá.
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Camilo Gómez Gaviria
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