“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”, escribía Henry Miller en El coloso de Marussi. Bajo esa premisa, Mario Vega y Nicolás Castellano crearon ‘Protocolo del quebranto’. La obra teatral, que llegó a Colombia en el marco del FIAV Bogotá - Festival Internacional de Artes Vivas, es una narración íntima, devastadora y de gran formato sobre la guerra.
Detrás de la obra hubo un proceso de investigación extenso liderado por Nicolás Castellano, director de contenido de ‘Protocolo del quebranto’ y periodista de guerra. Castellano viajó junto a Vega, director de la obra, a Ucrania para documentar el testimonio de 20 víctimas del conflicto que conforman la base de la función. Hablamos con ellos a propósito de la elaboración de la obra y de su llegada al FIAV Bogotá.
Minculturas: ¿Cómo surgió la idea de la obra?
Mario Vega (MV): Nosotros iniciamos hace años un proceso en el que hablamos de las migraciones. En un primer espectáculo, contamos el viaje del migrante, en este caso de Mali hasta Europa, con todo el recorrido y su propia devolución. Años después decidimos hablar sobre las consecuencias de esas migraciones y hablamos sobre, particularmente, las mujeres en los campamentos de refugiados. Hicimos un espectáculo que se llamó ‘Moria’, sobre la situación de las mujeres en campamentos de refugiados en Moria, Lesbos. Hicimos toda una inmersión, fuimos al campamento, hicimos entrevistas profundas. Pero nos faltaba hablar de los motivos por los que alguien migra o se convierte en refugiado y uno de los motivos es la guerra. Sabíamos hace tiempo que queríamos hablar sobre la guerra, sobre sus motivaciones. Lo que no imaginábamos era que iba a estallar una guerra en Europa en ese momento. Fue justo en el aniversario de la invasión rusa que nos desplazamos hacia Ucrania para hacer 19 entrevistas en profundidad para intentar coger el olor, el tacto y la peste que tiene la guerra para poder plasmarla y llevarla al teatro. Poder llegar hasta allá, fue para nosotros un ejercicio impresionante.
Minculturas: Nicolás, usted es periodista de guerra de profesión, ¿cómo fue su experiencia articulando el periodismo y el teatro?
Nicolás Castellano (NC): Mi participación fue asesorar en los contenidos con dos procesos interesantes y, para mí, novedosos. En primer lugar, el propio director viajó conmigo a la guerra, a Ucrania, para entrevistar y mirar a la cara el testimonio de 20 víctimas del conflicto, mientras este sigue abierto. Vimos la realidad con distintos perfiles de víctimas para entender cómo la guerra atraviesa todos los hogares. En una segunda fase, creé una serie de mesas de expertos ante el público, en la que todos iban debatiendo sobre cómo la guerra les afecta o influye en la sociedad. Uno de los debates fue sobre justicia y reparación. Tuvimos otra con reporteros sobre cómo contar la guerra y cómo esta es un producto que consume parte de la sociedad a golpe de dedo. La última fue sobre humanidad en la guerra, en esta hubo médicos y sanitarios que trabajan con víctimas. Cada experto después se reunía con el director y el elenco para seguir construyendo la obra.
Minculturas: Mario, usted estuvo en Ucrania con Nicolás como parte de la investigación para realizar la obra. ¿Cómo fue esa visita?
MV: Yo no soy periodista de guerra, para mí es un shock muy grande. Tuve dos fases: una primera en la que llego y, como me ha sucedido en otras experiencias similares, estás en un momento tan intenso que no tienes el espacio para que te afecte. El espacio aéreo de Ucrania estaba cerrado, entonces tomamos un tren de 12 horas hasta Kiev. La segunda se dio en el regreso, al llegar a Polonia; allí me cayó todo el peso de lo vivido. Es cuando uno rompe a llorar y se emociona porque tomas conciencia del dolor que hay en torno a la guerra y la violencia. Yo parto de la teoría de que uno pierde cierta autoría en la dramaturgia, que la gana el conflicto real. Una parte de esa obra no la has escrito ni dirigido, sino que tiene que ver con toda esa vivencia.
Minculturas: ¿Qué desafíos hubo en la elaboración de la obra?
NC: Para mí fue complicado, soy periodista. Yo reflejo la realidad, intento transmitir lo que se vive en el frente de batalla o en una casa en Kiev. Yo trasmito la realidad que veo, que creo que tienes que ver a través de distintos perfiles. Pero, de otro lado, la cultura también es un frente de resistencia contra la violencia. Yo le invité a ver esa realidad, después, Mario tenía el reto formidable de, con tanto material, transformarlo en una ficción. Muchos de los monólogos son testimonios reales, pero con una trazabilidad en la que conviven con la ficción.
MV: Uno de los grandes desafíos es que la obra es de gran formato. Llueve, pasa de todo. Entonces poder conseguir que, pese a eso, se mantenga la intimidad de encontrarte con el dolor y con la vergüenza. Que te interpele, te mire a los ojos y te diga que en parte todos somos responsables de lo que sucede, es un gran reto. Es lo que hace que el espectáculo funcione en España, Francia, Colombia, México o cualquier país.
Minculturas: ¿Cómo fue transformar los testimonios en una obra ficcional?
NC: Para mí fue emocionante ver cómo se iba construyendo. Ha sido un proceso de aprendizaje. El teatro no es un documental, no es un reportaje. Pero las tablas permiten que, viéndote sentado frente a una realidad que te interpela, puede ser mucho más eficiente a la hora de sensibilizar que un reportaje. Yo creo en el teatro, en la cultura y en la transformación cultural de la sociedad. Las artes escénicas contribuyen a mejorar e interpelar a la sociedad. No puede ser que convivamos con el sufrimiento ajeno como si fuera parte del panorama. No podemos hacerlo a golpe de dedo en las redes sociales. Por eso el teatro permanece, lo que has vivido en las tablas permanece en tu imaginario y corazón. Las noticias son efervescentes hoy, fatiga a los lectores. El arte consigue un ejercicio sincero de reflexión del espectador. Culturalmente, es importante que haya directores y festivales, como el FIAV Bogotá, que apuesten por traer tantas formas de ver el mundo a un rincón que, de repente, muestra problemas universales. No es cool acercarse a un relato sobre la guerra, pero es importante hacer conciencia sobre el hecho de que esta no es una foto, es un proceso que atraviesa sociedades.
MV: Cuando hicimos ‘Moria’, la obra fue teatro documental. En este caso no es así, es ficción. No hablamos de la guerra de Ucrania, sino del concepto de víctimas y victimarios. Hicimos un trabajo en el que se tradujeron las entrevistas y esas las interpretaron los actores. Ahí empezamos a desencadenar hasta ese motivo. Ese discurso de que todos somos víctimas y victimarios nos permitió descubrir que la guerra no solo es roja, fuego y calor. Hemos hecho una narración desde el frío, el agua y el azul.
Minculturas: ¿Qué le gustaría que el público se lleve de ‘Protocolo del quebranto’?
MV: Espero que se lleven un espectáculo con una plástica muy emocionante, pero también un dolor terrible y un canto a la esperanza. En el peor de los fangos todavía se pueden encontrar migajas de luz. La cultura debe funcionar como una herramienta de recuerdo. Creo que la memoria primero da un respeto hacia las víctimas y busca ese elemento de no repetición. Si no sabemos qué se vivió, terminamos repitiendo de manera terrible cosas que ya hemos vivido como sociedad. La cultura debe ponernos en crisis y darnos un espacio de reflexión sobre el sitio en el que estamos.
NC: Me gustaría que el público se lleve la empatía de situarse por un momento en el rol de víctima y de victimario. Entender a quien trafica armas, a quien sufre al traficante, al periodista de guerra como comerciante de noticias, y que cada uno haga el ejercicio de reflexión sobre si nuestra sociedad está consumiendo la guerra como parte del panorama de entretenimiento. No nos podemos evadir de la guerra. Seguramente como espectadores no podemos contribuir a que se deje de asesinar, pero sí tomo conciencia de que mis decisiones, mi voto, tienen repercusiones que son mostradas en medio del ejercicio modesto de situarnos en un teatro a ver una obra. Debemos tener sociedades vivas, no efervescentes, que se comprometan más allá de un hashtag.
Protocolo del Quebranto se presentará el 10, 11 y 12 de octubre en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán.