Por Gustavo Bueno Rojas 

Boris García nació y creció en el barrio San Diego del centro de Cartagena. Desde niño, supo que, inevitablemente, y por la sangre que corría en sus venas, no podría evitar la música. Hijo del periodista y escritor Eduardo García Martínez y de Mildred Figueroa, gestora cultural quien ocupó durante varios años el cargo de Directora de Bellas Artes de la ciudad, creció rodeado de melodías,  libros y de toda la magia Caribe.

Cuando viajó a estudiar Comunicación Social en Bogotá, se dio cuenta, más temprano que tarde, que su camino estaba adoquinado por los boleros que escuchaba su padre y por los porros que le encantaban a su madre y decidió dejar los estudios de comunicación, para entrar en la academia Cristancho para estudiar música. Desde  ese momento ha construido una carrera basada en el rescate de los ritmos tradicionales caribeños y no ha parado de indagar en esas raíces, para crear su música.

¿Por qué su gusto por las raíces musicales caribeñas?

Escojo esta música por gusto, mas que por una visión de negocio o comercial, aunque a mí me marcaron varias cosas, siendo apenas un niño, mi papá me llevó varias veces al festival de música del Caribe, que era un punto de encuentro de creación de música, que nació en Cartagena a mediados de los 80 hasta mediados de los 90. Este festival fue un punto rompeolas de la ciudad, venían músicos de África, de América latina, a hacer música Caribe en una gran tarima. Mi papá era el jefe de prensa y desde allí el bichito del Caribe para hacer música me picó.

¿Cuáles son los músicos caribeños que más han influenciado en su carrera?

Desde el Caribe hay para mi uno que es un desvelo constante, Ismael Rivera, puertorriqueño, de Cartagena Joe Arroyo ha sido una inspiración muy importante, pero también "Michi" Sarmiento quien es intérprete de saxofón, es un extraordinario músico. Hay un Cantante cartagenero que murió hace poco que se llama Hugo "Sabor" Alandete. De la última generación que se escuchó, Juan Luis Guerra. Lo que se hace en las islas me gusta mucho, Kasaps, y la múisca de los juglares vallenatos, el porro, la música sabanera.

¿Cuál es la relación de la música caribeña con la africana?

La música del Caribe es hija consentida de África. La Cultura del caribe, a mi modo de ver, es un punto de encuentro que tiene la raíz negra como la vertiente principal. En Cartagena, la champeta, por ejemplo, no es sino una forma de interpretar la música africana.

De una u otra forma Cartagena es una ciudad que tiene mucha cercanía con lo africano, mi música siempre tiene que ver con esa raíz, el sentimiento de lo rítmico, del Caribe. Tú aquí duermes un bebé en mecedora y eso tiene un ritmo y ese ritmo es africano.

¿Cómo es su proceso para componer?

Compongo con guitarra y voz, procuro ser un compositor de oficio. Me siento con mi guitarra, papel y lápiz, es una cuestión íntima y siempre con la guitarra y lo que creo que caracteriza a mi música tiene que ver con un encuentro generacional, tiene que ver con una tradición en construcción en donde se encuentra el pasado y el presente, donde trabajamos puntos de música tradicional o clásica, pero también muchos puntos de música contemporánea. Siento que cada momento tiene su tiempo de hacer las cosas, yo confío mucho en el hecho de que lo clásico y contemporáneo deben estar conversando de forma fluida y constante. Me parece que solamente quedarnos en un tiempo o en un momento o en un sentimiento nostálgico no es sano.

¿De este encuentro entre el pasado y el presente nace el proyecto Sabrosura?

Lo que hacemos con Sabrosura, que es una puesta en escena en la que cantan desde Cenelia Alcázar, hasta Petrona Martínez pero también cantan o Kevin Flores o Míster Black. Es un encuentro de todos los sentimientos porque precisamente, sentimos que esta es una verdad multisonora y el Caribe siempre ha sido este punto de encuentro para la creación artística.

Sabrosura también es consecuencia de un proyecto que se llama Heroicos que lleva más de una década. Eso lo hice pensando en que había una raíz dormida de la música del sonido cartagenero que es una música que tuvo su punto más alto en los años 80. Pero que traía muchos antecedentes de los años 20 del siglo pasado y es una forma de ver el universo estético cartagenero, es una forma específica de hacer música, nosotros tenemos un ritmo, como por ejemplo la champeta que es una reinterpretación de para lo que nosotros es áfrica. Lo mismo ocurrió con la música salsa, que tiene una sabrosura que se llama el melao que es una forma de hacer salsa o el Joe son, que era la forma de interpretar toda la música antillana, es decir en Cartagena tenemos una forma específica de hacerlo, de ahí nace el proyecto.

¿Este proyecto tiene otros productos además de la música?

Sí, Empezamos a buscar canciones que tuvieran que ver con Cartagena y a buscar artistas de todas las generaciones para interpretarlas, algo así como un recreo espiritual y  que fuera, además,  un sentimiento colectivo. Sentíamos además que era fundamental, en una ciudad como la nuestra, históricamente una ciudad muy fragmentada,  aquí hay gente que habla de una Cartagena de élites y abolengos y de otra muy apartada y llena de dolores, con otra visión. Nosotros, a partir de los procesos artísticos hemos tratado de estrechar lazos en donde no exista totalmente esa diferencia, entonces hacemos charlas y talleres para motivar a la gente para que haga cosas que se parezcan a Cartagena, y trabajar a partir del sentimiento local.

¿De dónde nace la idea de escenificar este proceso?

Con ayuda de Gloria Triana empezamos a pensar cómo podríamos llevar esto a una puesta en escena y comenzamos una obra junto a compañías de danza y nuestra Banda Heroicos y muchos cantantes. La idea era contar los últimos 100 años de  cultura popular de Cartagena, a partir de los cantos,  de un video arte maravilloso que hace Casa Productora, que es una productora de la ciudad. A partir de allí comenzamos a plantearnos el hecho de tener esta puesta en escena y hemos hecho unas diez funciones graneadas y este año, vamos a hacer una temporada regular que comienza en julio y va hasta septiembre y será la primera vez que tendremos presentaciones seguidas, porque lo que queremos es mostrar  es la esencia de la ciudad a partir de este trabajo.

¿Qué tiene la música del Caribe Cartagenero que la diferencia de las otras músicas del Caribe?

Hay algo que se llama el melao, es igual que como hablamos nosotros, un poco golpeado, es una forma específica de cantar, de tocar los instrumentos, a una velocidad específica de lo estético. Inclusive los escritores que escriben desde aquí, los pintores que pintan desde aquí, tienen una velocidad, no es fácil de explicar, si fuera tangible no fuera un proceso estético, es algo que tu escuchas y dices esto es como cartagenero, por ejemplo Joe Arroyo que fue tan raro dentro la música tropical, tenía una manera especial de cantar. El tipo lo que hizo fue llevar a su música lo que había vivido en la zona de tolerancia de Tesca donde lo llevaban desde chiquito, y buscó en todas esas músicas raras desde el Caribe para volverlo colombiano. Ese sonido tiene que ver también con la forma en la que saludamos y con la forma en que caminamos. Es un tiempo distinto

 ¿Cuál cree que es la importancia de la Herencia Africana para los cartageneros?

Pienso que hay un tambor constante en nosotros, nuestra manera de mecernos para dormirnos desde niños, tenemos un metro a tempo que es esa herencia, independientemente de que lleguen nuevos tiempos y que se puedan variar cosas, hay una raíz primaria, como un tronco desde lo africano, desde la trietnia que es maravilloso y que además de eso identifica un punto específico. Cuando tú llegas a Cartagena te enamoras de ella porque tiene algo especial y eso también es música. Cuando Garcia Marquez habló sobre la luz malva y que volvía a nacer y que escuchaba las cosas y le parecían que tenían música sentía que encontró un mundo distinto y pudo escribir diferente, eso es la música que conservamos y debe seguirse mostrando, no como era, no como nostalgia sino que es ver cómo ese sonido que escuchamos lo reinterpretamos y como puede seguir evolucionando y caminando, es una forma de relatarnos porque eso nos da una espiritualidad distinta y nos salva también,  ese sentimiento Caribe es lo que nos mantiene a salvo.

 Y entonces ¿Qué es el sentimiento Caribe?

Uno siempre tiene un grado de hermandad con cualquier lugar del mundo, es un manejo distinto del tiempo también, de una u otra manera, así pareciera que estuviéramos en acelere, parece que estuviéramos detenidos en tiempo y espacio y eso no tiene nada que ver con irresponsabilidades ni con pereza, eso tiene que ver  con un manejo del tiempo diferente. A mí ese sentimiento se me parece mucho al beso del sol y del mar por las tardes.