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03-11-2015
 

Darío Jaramillo Agudelo: boticario verbal de León de Greiff

 
 
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El escritor, poeta y ensayista Darío Jaramillo Agudelo comenta algunos aspectos de la antología dedicada al poeta León de Greiff, cuyo resultado final le tomó años de trabajo.

“A De Greiff lo veía pasar de lejos –por la Avenida Caracas con Calle 28, sobre todo los domingos-, pero nunca me le acerqué porque me daba miedo y era como meterme en su vida”-, comenta el Jaramillo Agudelo, quien explica la situación refiriendo una anécdota similar que en alguna oportunidad contó Julio Cortázar: -“Estaba él en una playa de Viña del Mar y le dijeron: Mire, ahí está Vicente Huidobro, vaya salúdelo. Y Cortázar contestó: no, no, a las águilas no las llaman por teléfono”-.​

“La poesía le ayuda a vivir a quien le gusta” prosigue el autor de la más reciente antología que se ha adelantado sobre la poesía de León de Greiff, para quien aparte de ayudarlo a dar respuestas, conocerse a sí mismo y el mundo, la poesía –en general- también le ha planteado nuevos interrogantes. “Yo leo mucha poesía, me interesa mucho porque vivo en ese mundo”, subraya con tono pausado y sin ningún tipo de prisa, mientras ve caer la tarde desde su estudio en Bogotá.

El poeta antioqueño Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, 1947) formó parte del  International Writing Program de la Universidad de Iowa (1974-1975); recibió el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus en 1977 y ha sido finalista del Premio Rómulo Gallegos en dos ocasiones (1995 y 2003). En 2006 se trasladó a la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la que se desempeña como catedrático, y fue Becario de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation (2008-2009).

​​​Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua, ha hecho parte de los consejos de redacción de la revista Golpe de Dados y la Fundación Simón y Lola Guberek. Como subgerente cultural del Banco de la República tuvo a su cargo la red de museos y bibliotecas.​


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Botiquín verbal

 

¿Qué lo hizo trabajar sobre un autor como León de Greiff?

De Greiff es un poeta único. Hace un tiempo me pidieron escribir un texto sobre otro poeta, y al leerlo terminé asociando sus poemas con los de otro autor. Eso no pasa mucho con de Greiff,  aunque se trate de un hombre de su época que es sinónimo de esa mezcla tan interesante entre vanguardismo y modernismo, prueba de haber vivido ese momento histórico en que se encuentran poetas como César Vallejo, o su maestro Abel Farina, y el mismo José Asunción Silva, de una manera muy vital

 

Llama la atención de esta antología que su introducción sea más bien un epílogo. ¿Qué lo hizo tomar esta decisión?

A mí los prólogos me parecen innecesarios, y los hago porque me gusta escribir sobre poesía; pero digamos que para leer a de Greiff lo mejor es comenzar y dejar que el lector navegue solito entre sus versos.

El problema es que se me fue la mano, porque la verdad es que este trabajo me tomó muchos años: cuando hice la primera versión de la introducción a de Greiff salió muy larga, y le propuse al editor que la gente entrara directo a la poesía; pero que en caso de necesitar alguna ayuda contaran con la posibilidad de tener un botiquín verbal que se encuentra al final de la antología.

 

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que integran esta antología?

Me encargaron esta antología en el año 2004; de manera que hice una lectura de todo de Greiff -compuesta por alrededor de unos 4.000 poemas que comencé a escoger-, cuyo proceso se vio interrumpido debido a que terminé alejándome, hasta que hacia 2010 me llamó Hjalmar de Greiff –su hijo-, y me preguntó sobre la suerte de esa primera antología. 

Me acordé y le prometí concluirla, pero como ya había pasado tanto tiempo tuve que volver a leer toda la obra y luego adelantar una nueva selección que resultó bastante esclarecedora, en la medida que, como no se tuvo en cuenta la primera, el resultado final es el de aquellos poemas que fueron considerados en ambas oportunidades.

 

¿Cuáles fueron los principales criterios para adelantar esta selección?

El principal criterio es que sean buenos poemas, y eso por supuesto es algo subjetivo porque no existe el termómetro que pueda tener en cuenta esos parámetros; de manera que la única forma que tengo de hacerlo es mi concepto y la firme intención de tratar de acertar.

Sin embargo, tratándose de una persona que escribió a lo largo de más de medio siglo, y que escribió tanto, sí resulta importante el tratar de hacer una cobertura de carácter cronológico completa y buscar mostrar los principales temas en torno a los cuales se desarrolló su poesía, que la verdad son más bien pocos.

 

¿Cómo establecer de cuáles obras prescindir para adelantar esta antología?

Es difícil porque el formato de un libro lo condiciona a uno, y hay una extensión que no se puede sobrepasar; en esa medida, confío en no haber dejado nada esencial de la obra de de Greiff por fuera de la selección.

Hubiera podido hacerlo de otra manera y comparar qué se ha hecho en antologías anteriores para formar un corpus de carácter más o menos establecido, aunque sin embrago aquí están también algunos de sus poemas considerados como esenciales:Relato de Sergio Stepansky (“Juego mi vida, / cambio mi vida. / De todos modos / la llevo perdida...”), La balada de los búhos estáticos, o casi todos sus poemas de amor –son 10 o 12-; así como sus dos grandes poemas largos –Poemilla de Bogislao y Relato de los oficios y mesteres de Beremundo- , en los que de Greiff desarrolla un tema específico de manera maravillosa.

 

¿Qué lo sedujo de la poesía de León de Greiff?

El lenguaje y el humor. Él es un poeta único y que no se parece a nadie, de tal manera que cualquiera que intente asemejársele termina siendo una vulgar imitación, porque a pesar de haber inventado todo un lenguaje que en apariencia es difícil, la verdad es que en realidad no lo es; de hecho está gozando con las palabras todo el tiempo, y se está burlando hasta de él mismo siempre.

 

Sin embargo existe la creencia de que se trata de una poesía erudita…

La única dificultad que tiene la gente para leer poesía es su propia pereza; esas otras dificultades son más bien menores. Si bien es cierto que la poesía no es para todo el mundo, buscar lectores nuevos no es tan difícil y de Greiff sería de hecho un excelente poeta para iniciarse en este tipo de lecturas.

Referentes como el que se hace de manera habitual a la música clásica, tampoco debe considerarse un gran obstáculo porque uno termina más o menos familiarizado con ese mudillo. Además, de Greiff tiene una vocación de poeta popular que se ve reflejada en que, a pesar de que hasta ahora no ha habido reediciones recientes de su obra, la gente repite muchos de sus poemas, y hay todo un repertorio suyo en el imaginario popular.

 

¿Se puede hacer caso omiso de estos referentes?

Para leer poesía no hay que entender todo lo que dice el poeta, entre otras cosas, porque muchas veces el sentido de sus versos no lo entiende ni él mismo; lo importante es saber disfrutar del lenguaje y ver cómo se expresa, darse cuenta de la manera como de Greiff escribía ciertas cosas que uno siempre quiso decir, pero nunca había encontrado las palabras. De Greiff sin duda es un gran poeta que puede leer cualquiera.

 

¿Qué tan vigente resulta la obra de León de Greiff para el lector moderno?

Hasta que se publicó esta antología no había libros de él circulando en las librerías, salvo otras antologías, discos y la memoria de la gente -como ya lo he mencionado-, pero no dudo que se trata de un poeta actual que no ha envejecido para nada y que se puede seguir leyendo con verdadero gusto.

 

¿Cuál es la importancia de poder contar con esta nueva antología en las librerías?

Buenos poemas no hay muchos en ninguna literatura. Muchos escribimos versos, pero buenos poetas hay muy pocos. Mantenerlos circulando es bueno: ese es el caso de de Greiff y la importancia que tiene conocer su obra; se trata de uno de nuestros tres o cuatro poetas buenos del siglo XX, y hacerlo accesible al público me parece sano.


Darío Jaramillo 02.jpg 
 

El funcionario público

 

León de Greiff está hermanado con poetas como Pessoa o T.S. Eliot en el hecho de haberse desempeñado durante muchos años como funcionario público. ¿A qué atribuye esta característica que en apariencia es tan contradictoria?

Uno de los más grandes poetas ingleses, John Keats, decía que no hay nada más antipoético que un poeta; y eso creo que responde al menos la mitad de la pregunta. La poesía no es una profesión y la gente que la escribe tiene que trabajar en alguna cosa.

De tal manera que no siendo un oficio, aquello que hacen los poetas en sus ratos de ocio –leer, escribir y hablar o escribir de poesía- pues deben tener un oficio para poderse dedicar a esas otras tareas en sus horas libres.

 

León de Greiff solía hacer grandes elogios de la pereza y esa actividad que se desarrollaba alrededor de los cafés y de la vida nocturna. ¿Por qué le llamaba tanto la atención?

Eso es entrar en el mundo de las paradojas y usted ha citado la primera de todas ellas, porque se trata de un tipo que a pesar de pasarse la vida elogiando a la pereza –y tiene un soneto magnífico sobre ese tema en particular-, es una persona que tuvo que madrugar todos los días de su vida para ganarse el pan.

Uno se pregunta ¿cómo puede ser calificado de perezoso una persona que trabajó más de cuarenta años y encima de todo escribió más de 4.000 poemas? Y aún así de Greiff es considerado uno de nuestros principales referentes de la vida ociosa.

 

Hay una fotografía muy famosa en la que De Greiff se encuentra en medio de un auténtico mar de libros, muchos de ellos historietas de vaqueros. ¿Cómo entender esa otra aparente contradicción entre el intelectual y un entorno más bien mundano?

De Greiff tenía muchos “otros-yoes”, pero carecía por completo de un “súper-yo”; y en tal sentido le tenía sin cuidado lo que pensara la gente, o que llegaran a considerarlo un ejemplo. Él hacía lo que le daba la gana y leía lo que le gustaba.

Es cierto que leía novelas de vaqueros, que desafortunadamente siempre fueron consideradas como algo muy vulgar pero que en realidad no son. Marcial Lafuente Estefanía, por ejemplo, era un erudito español experto en el teatro de Lope de Vega y Calderón de la Barca que escribió 2.600 novelas de vaqueros, a partir de las obras de esos dos autores.

Pero volviendo a de Greiff, puedo decirle que él leía por puro placer, folletines de espadachines o novelas policiacas. Por ejemplo, cuando llega a Estocolmo en calidad de diplomático, y se le acaban los libros que traía, encuentra en una librería toda la obra del escritor belga George Simenon que vuelve a leer en su totalidad por puro gusto.

 

Lector in fabula

 

¿Hay un momento ideal para acercarse a la poesía de León de Greiff?

Yo lo que recomiendo a todo lector de poesía es estar en silencio, recogido y sin ningún tipo de acoso, porque la lectura es enemiga del apresuramiento y es una actividad en la que más bien conviene tomar las cosas con calma. En este mundo tan ruidoso capturar minutos de silencio a través de los libros resulta fundamental.

 

¿Lo lee en voz alta?

No, lo de de Greiff no; a veces lee uno cosas en voz alta, pero para poder preparar una antología el ejercicio es otro, porque resultaría extremadamente demorado.

 

¿Y en la voz de él?

De Greiff no era muy buen lector de poesía y su obra exige mejores lectores que él mismo, debido quizá a su propia timidez: era un hombre al que le molestaba salir de su covacha –así la llamaba- y hacer cualquier distinta a verse con los amigos.

 

¿Qué hace a un buen lector de poesía?

Cada uno va encontrando los poetas que le gustan y el gusto por leer poesía. Quizá el único consejo que yo podría dar es evitar leer de pasta a pasta, como se lee una novela, porque la poesía debe leerse abriendo el libro y encontrando un poema al azar.

Es parecido a comer arequipe: uno no come todo un tarro sino una cucharada, o de pronto dos si está muy antojado, porque si se lo come todo seguramente terminará indigesto. Cosa distinta ocurre –y no suele suceder con frecuencia- si le encargan a uno un prólogo por cosas de trabajo, para lo que uno se entrena.

 

¿Y qué hace a un buen poeta?

La respuesta es un lugar común que evidencia lo axiomático del asunto: un buen poeta es una persona que escribió buenos poemas, y como buenos poemas tampoco hay muchos, por eso es que aconsejo evitar leer los libros de poesía de pasta a pasta.

Además, esa es la razón que justifica hacer antologías, porque entre los 4.000 poemas que escribió De Greiff, este es un libro en el que están poemas que encuentro excelentes.

 

¿Escribió De Greiff malos poemas?

¡Sin duda alguna! La poesía no es muy fiel con los poetas y suele aparecérsele a muy pocos.

 

¿Qué elementos hacen que un poema sea notable para el caso de de Greiff?

 

Los temas lo dicen: cuando se enamoraba escribía excelentes poemas –ese era un instrumento que él utilizaba para seducir-; creo que la noche es otro de sus grandes temas.

De Greiff –al igual que los niños y sus amigos imaginarios- también inventó otros yoes –tenía como 70 amigos imaginarios-, y escribió muchos temas alrededor de ellos o con ellos, como el Relato de Sergio Stepansky que es un amigo eslavo inventado, y cuya historia es absolutamente falsa aunque paradójicamente es verdad, porque De Greiff podía ser todos ellos.

 

La noche es también un tema recurrente en Silva…

La noche está presente en la poesía en general. Vivimos un momento de la historia en que la noche ha perdido su misterio gracias al alumbrado público y a que se puede llevar una vida nocturna que antes no existía, de tal manera que hasta ese momento resultaba muy inspirador por su carácter tan enigmático. Ahora, estar aquí parado y de repente ver aparecer la luna por los lados de los cerros es algo que todavía causa una profunda conmoción en algunas personas.

 

Hernando Caro Mendoza escribió todo un estudio sobre la música en la poesía de De Greiff. ¿Qué tan útil resulta para el lector contar con este tipo de referencias?

Para la gente a la que le gusta la música, creo que da a conocer otro de Greiff con el que es posible establecer un  tipo de conversación de igual a igual. Yo no tengo los conocimientos de don Hernando en ese campo, porque además, como era amigo de de Greiff, tuvo la posibilidad de hablar con él sobre estas cosas. Algunos de sus poemas se han musicalizado, y sin lugar a dudas este conocimiento puede ser aprovechado por esa clase de iniciados.

 

¿Hizo el ejercicio de escuchar algunos de estos referentes musicales?

Lo hice mucho con Mozart y llegué a conocer todas las óperas de Músorgski porque de Greiff decidió dedicarles un ensayo completo.

 

Texto:


Juan Carlos Millán Guzmán

Periodista

Dirección de Artes,

Ministerio de Cultura

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[email protected]

Cel. 311 878 67 43

 

Fotos:

Pablo Castillo, Ministerio de Cultura​​

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