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2016-04-18

Luis Uribe Bueno, patriarca de la música colombiana

 
 
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Este año se conmemora el centenario del natalicio de este músico santandereano que desarrolló gran parte de su obra en Antioquia y que legó más de 600 piezas. Es uno de los nueve grandes músicos colombianos que cumplen en 2016 cien años de nacidos.

Recordado por composiciones como  El marco de tu ventana, El cucarrón o Caimaré, el destacado pedagogo, arreglista y director de orquesta colombiano, Luis Uribe Bueno, nació en Norte de Santander, en el municipio Salazar de las Palmas, el 7 de marzo de 1916.  Fue autor de más de 600 melodías entre las que se cuentan: himnos, piezas instrumentales, un amplio repertorio sinfónico, arreglos para estudiantinas y bandas de música, coros y conjuntos instrumentales. El maestro Uribe Bueno es uno de los nueve grandes compositores de nuestro país, cuya vida y obra el Ministerio de Cultura exalta en 2016 al cumplirse el centenario de sus natalicios.

En opinión del maestro Alejandro Tobón Restrepo, Coordinador del grupo de investigación músicas regionales de la Universidad de Antioquia, entidad que recibió de manos del propios Luis Uribe Bueno la custodia de toda su obra, el compositor fue un personaje ‘Sui géneris’, dentro de los músicos de su generación surgida en la primera mitad del Siglo XX. “No sólo se dedicó a la interpretación o la composición musical, sino que cumplió una multiplicidad de funciones, tanto en la gestión cultural, como en el desarrollo de la industria fonográfica del país y de construcción de políticas culturales, en favor de la música colombiana”. 

Tobón agrega que Luis Uribe Bueno fue un compositor innovador de la música andina colombiana, en tanto rompió los esquemas de la tradición, pero sin perder la tradición. “Él propuso nuevas maneras de acercarse a la música andina colombiana al incluir en sus obras  elementos musicológicos,  como el cromatismo, la ampliación de los círculos armónicos o al  proponer armonías agregadas, que le dieron un color y un sabor significativo a sus obras”, explica.

Sobre la primera etapa de su larga vida musical, el maestro Luis Fernando León,  investigador y profesor asociado de la facultad de Artes y Humanidades, de la Universidad de los Andes, señaló que Uribe Bueno se formó en sus primeros años, de la mano del profesor Luis Mortolli y del padre Lorenzo Ribera y que se destacó como intérprete de la guitarra y el contrabajo. “El maestro Uribe Bueno desarrolló una sonoridad muy particular como guitarrista. Él le hacía un ‘vibrato’  a los sonidos que producían las cuerdas del instrumento, similar al de la guitarra hawaiana; uno podía pensar que estaba tocando una guitarra electroacústica. Como en esa época los encordados eran de acero, entonces obtenía ese sonido metálico y muy sonoro. Además, él pulsaba la guitarra con pluma. Era básicamente un guitarrista puntero melódico”, agrega.

Siendo aún un adolescente el maestro se radicó en la ciudad de Cúcuta donde se dedicó en pleno a su actividad como músico. Es allí donde compone su primera obra ‘Pupo’, en 1930 y forma el trío Los Norteños, con los compositores y músicos, Víctor ‘El Chato’ Romero y  Luis Liscano. Con este Trío, Luis Uribe Bueno viajó a Bogotá, donde se presentó en las estaciones de radio de la época como la Radio Difusora Nacional de Colombia, Radio Cristal, La Voz de Colombia y Radio Nueva Granada. “Sobre esos años el maestro me contaba que con el trío interpretaba melodías populares de la época como música mexicana, pasillos ecuatorianos y colombianos. Como las agrupaciones de su tipo de aquellos tiempos, buena parte de su actividad la dedicaba a realizar serenatas. A mediados de la década del cuarenta Luis Uribe Bueno, junto a su coterráneo Víctor ‘El Chato’, Romero compuso el famoso bambuco ‘El marco de tu ventana’, pieza emblemática dentro del cancionero andino colombiano, con letra de ‘El Chato’ y música de Uribe Bueno”, añade el maestro León. 

De su etapa en Bogotá,  Luis Fernando León señala que otro momento importante para el naciente músico, fue su vinculación a la Radio Nacional de Colombia, donde participaba como guitarrista del Quinteto Luis A. Calvo, dirigido por el compositor vallecaucano Manuel Salazar.  “Otro hito importante en su carrera fue su ingreso a la Orquesta de Lucho Bermúdez, como contrabajista, en 1944. En ese momento el músico nacido en Carmen de Bolívar, había llegado a Bogotá, para conquistar a los cachacos con su música del Caribe. El maestro Uribe Bueno, acompaña a Lucho Bermúdez en sus presentaciones en el Hotel Granada”.  

Precisamente, gracias a su vinculación con Lucho Bermúdez, en 1948, el maestro Luis Uribe Bueno se trasladó a Medellín, que por varios años fue la sede de la Orquesta del músico de Carmen de Bolívar. Uribe Bueno permaneció con la Orquesta  hasta el año 1950. Es entonces cuando recibe la propuesta, por parte del periodista y cronista Hernando Restrepo Duque, para que se vincule como director artístico y musical de la naciente casa disquera Sonolux, desde donde ejercerá una importante influencia en el movimiento de la música andina colombiana.


Promotor de la música colombiana

Según el maestro León, su labor en la casa disquera está registrado en un catálogo musical de más de cinco mil grabaciones. Bajo su tutela se consolida la carrera musical de numerosos artistas y agrupaciones nacionales, como el Trío Morales Pino, del Valle del Cauca, que grabó más de 22 discos de Larga Duración. Pero también, apoyó a grandes duetos de Antioquia y el país como Obdulio y Julián, Luciano y Concholón, Tiscaya, Garzón y Collazo, los Hermanos Martínez, entre otros.

Además, creó la Estudiantina Sonolux, para promover la música instrumental andina y promociona a  solistas emblemáticos como  Lucho Ramírez, Víctor Hugo Ayala, Alberto Osorio, Alberto Granados o Berenice Chávez. También creó el coro Cantares de Colombia, conformado por los serenateros de Antioquia, reunidos en el Centro Artístico de Medellín, CAM. Luis Uribe Bueno, grabó más de 10 larga duración, con arreglos y dirección suya, que son un referente de la música colombiana.  

Pero no sólo se preocupó por promover y fortalecer la música andina colombiana. “También realizó grabaciones de porros, cumbias y mapalé. El maestro Lucho Bermúdez grabó su primer disco, en Medellín, ‘San Fernando’. También grabó  al maestro Pacho Galán; a músicos llaneros, como los Copleros de Arauca y Luis Ariel Rey, así como el folclor de las cantadoras del Pacífico y el currulao ‘Mi Buenaventura’, de Petronio Álvarez”, recordó el maestro León. 

 
Maestro de maestros

Pero a esta labor de director musical y compositor se le suma la de pedagogo. Su aporte respecto a la escritura del bambuco en 6/8 fue muy significativo haciendo más fácil la interpretación para músicos nacionales y extranjeros. También impulsó programas para la dotación de bibliotecas, el fortalecimiento de las casas de cultura y bajo el lema “Un pueblo sin banda es un pueblo muerto” trabajó para que cada municipio antioqueño tuviera su propia banda de música. “Esta labor la desarrolló como director de Extensión Cultural de la Gobernación de Antioquia, a través del cual recorrió todos los municipios de este departamento y estableció lo que se conocerá como la Red de Bandas Musicales de Antioquia. Ese programa musical, en el cual se forjó la creación de bandas musicales en cada municipio, a través de la dotación de instrumentos, representó una revolución musical para el departamento de Antioquia y se convirtió en modelo para otras regiones”, complementa el maestro León.

De forma paralela, el maestro Uribe Bueno se consolidó como compositor al ganar varias versiones del célebre concurso de música Fabricato, con piezas instrumentales, como el pasillo ‘El Cucarrón’, en 1948; ‘Pajoban’, en 1949 y ‘Caimaré’, en 1950. En el año 1951 obtuvo los dos primeros puestos de dicho concurso, con el pasillo sinfónico, ‘El Duende’ y con el torbellino, ‘Disco rayado’. “Uribe Bueno, fue un compositor revolucionario de la música andina, en su momento. Él estaba preocupado porque los diferentes ritmos como pasillos, bambucos, guabina o torbellino estuvieran vivos. Era un profundo conocedor de nuestras músicas”, asegura el maestro León.

También, su aporte a la canción colombiana es importante, con obras como ‘Llámame’, ‘Te extraño’, Reproche’, ‘Eres mi amor’, ‘Dile a tu corazón’, ‘Qué importa’, ‘Te quiero’, y ‘Te quiero con el alma’, canciones que luego grabarían esos famosos de duetos, solista y grupos que él  apoyó. Compuso además numerosos himnos para empresas, colegios, instituciones y municipios y obras sinfónicas, como ‘Tierra antioqueña’, ‘Mazorca de oro’, ‘El Silletero’ o ‘Para mi amada’.

Luis Fernando León explica que el estilo en la creación de las obras del maestro Luis Uribe Bueno, se divide entre sus canciones y las piezas instrumentales. “En cuanto a las canciones la temática más recurrente era el amor, la belleza de la mujer y esa herencia del romanticismo latinoamericano y Europeo. En la parte instrumental, obras como ‘El cucarrón’, sirven para ilustrar, cómo él tenía una gran imaginación para describir a través de la música, situaciones cotidianas. En esta obra Uribe Bueno, logra ilustrar el vuelo de un abejorro, a través de los sonidos, creando piezas que además se constituían en todo un reto para el músico que quisiera interpretarlas”. 

Los músicos que el propio Luis Uribe Bueno admiraba también lo motivaron a componer. Así surgieron piezas como ‘Bandolita’, dedicada al gran bandolista, Diego Estrada, integrante del Trío Morales Pino. Otra pieza, ‘Manos brujas’, también dedicado a un músico destacado por sus brillantes ejecuciones. O el caso de ‘Caimaré’, que creó para el maestro Gabriel Uribe. “El compositor solía escuchar los ensayos de este músico en el estudio de grabación, y aprovechó esos ejercicios que hacía y los convirtió en una gran obra. Dicen que cuando recibió la obra de manos de su autor, el maestro Gabriel Uribe, se sorprendió de cómo él había recogido todas esas inquietudes”, agrega León.

El maestro  e investigador Alejandro Tobón Restrepo, agrega que desde lo musicológico, Uribe Bueno le dio nuevos aires a géneros como el pasillo, el bambucos o el torbellino, al plantear nuevos esquemas “como si estuviera jugando con las improvisaciones. Él tomaba un tema para improvisar y transformarlo en múltiples  maneras. También se interesó por el amalgamiento musical. Basta con dar un repaso a algunas de sus obras representativas. “Pajoban’, por ejemplo, es una pieza en que reúne el pasillo, con el joropo y el bambuco. Después, hizo ‘Pasivals’, en el que hace un juego para mostrar cómo el vals se transforma en pasillo o viceversa. Es decir, estaba siempre en una búsqueda de pensar qué pasaba con los géneros músicas y cómo los podía desarrollar”, anota el investigador. 

Tobón agrega que Luis Uribe Bueno, supo capitalizar las innovaciones tecnológicas de su época para ponerlas al servicio de la difusión y fortalecimiento de la música Colombiana. “Desde que llega en Bogotá, se da cuenta que la radio es una alternativa fuerte y sólida para impulsar lo que él entiende como música colombiana, una visión que tiene ese matiz folclórico, pero que es el estilo que se da en esa época. Y cuando llega a Medellín descubre la naciente industria discográfica, que le permite descubrir que no solo puede aprovechar las transmisiones en vivo de la radio, sino que puede dejar registro de esos procesos y que la música colombiana tiene cabida en ese nuevo mercado. De hecho gracias a sus viajes a México, para explorar la industria discográfica de ese país,  eleva el nivel de los procesos de grabación que se daba en Colombia. También en la década de los 80 incursionó en la televisión y el video casi de manera precoz, para hacer algunos programas de tipo pedagógico”.


Patriarca musical

Para Alejandro Tobón, cuando se le viene a la memoria, el recuerdo del maestro Luis Uribe Bueno, piensa ante todo en el ser humano. “Recuerdo primero que todo que integraba una familia muy unida. Eso me llamó siempre la atención. Su esposa Fanny Castaño, que era cantante, fue su gran cómplice y lo acompañó en el desarrollo de su obra. Y sus dos hijos, Jorge Enrique y Luis Guillermo, siempre estuvieron en ese entorno familiar. En lo personal debo decir que fue como un papá, para expresarlo en términos coloquiales. Siempre tenía un espacio para explicarte y entender lo que uno estaba haciendo. Sin embargo, no era el típico bonachón, el mostraba su carácter sobre todo para defender sus ideas musicales. Era muy exigente con la afinación de los músicos y no dudaba en dar su opinión si alguien le llevaba una propuesta musical que no lo convenciera. Claro, todo en un ambiente de mucha cordialidad y humanidad”. 

Tobón asegura que el gran compositor fue en esencia hombre de la música. “Recuerdo que su esposa me decía que  el maestro no descansaba, que todo el tiempo estaba pensando en algún proyecto ya fuera una composición, una grabación o un arreglo. Él solía decirme que con frecuencia se despertaba en la noche con una melodía que rondaba su cabeza y no lo dejaba dormir, entonces tomaba una grabadora que tenía a la mano y la tarareaba o la tocaba en la guitarra, así podía descansar”. 

Pero el maestro Uribe Bueno también se interesó por la música universal. “Le gustaba escuchar a grandes compositores como Bach, Händel, Telemann; a los clásicos como Haydn, Mozart, Beethoven; románticos como Schubert, Schuman o Chopin. Era además un gran lector, noctámbulo, que le encantaba salir a caminar y contemplar el paisaje. Sobre todo, le gustaba hablar con los más jóvenes y los motivaba a seguir sus proyectos”, asegura León.

El maestro Luis Uribe Bueno murió el 10 de julio del 2.000, en la ciudad de Medellín. “Cuando  ya estaba en lo últimos años de su vida, retirado del medio musical, yo solía visitarlo en su casa de San Javier, en Medellín, donde solía contarme sobre lo que hacía en su retiro y su afán por dejar unas memorias escritas de toda su experiencia en la música. Desafortunadamente, no logró publicarla, una lástima, porque en su vida había tanta experiencia que uno gozaría leyéndola. Siempre estuvo rodeado del amor de sus hijos y de muchos amigos que lo acompañaron hasta el final de su vida”, concluye el maestro León. 

Reconocimientos
  • Centauro de Oro  1966, 
  • Premio Alba del Castillo en 1971, Medellín
  • Disco de Oro Sonolux 1972, Medellín
  • Orden de la Montaña del Departamento de Antioquia 1973
  • Pergamino Antioquia Canta a Colombia 1976 -77- 78
  • La orden del Arriero, en  1986 
  • Orden Pedro Justo Berrío 1989, Gobernación Antioquia
  • Clave de oro Funmúsica en 1992., Ginebra, Valle del Cauca.


Texto: Ricardo Moncada Esquivel
Jefe de Redacción grupo de Información y Prensa
MinCultura.

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