El papel del Ministerio de Cultura es el
de facilitar y articular. Es el de respetar y reconocer que las
manifestaciones y procesos culturales tienen lugar en las comunidades y
poseen sus propias lógicas y dinámicas, se presentan bajo múltiples
formas –a veces incomprensibles para algunos– y sus voces son muy
diversas. Por estas razones es fundamentan la sintonía con los creadores
en las regiones para que el Ministerio pueda adelantar su labor y
cumplir con su misión.
El Estado debe propiciar las condiciones
para que las comunidades y los artistas fortalezcan y visibilicen sus
quehaceres culturales; es decir, que con espacios y programas que les
permitan desarrollar su creatividad. A partir de la diversidad se
construye la nacionalidad. Acceder a procesos de formación en áreas
artísticas, a la lectura y la escritura, son maneras de cerrar brechas,
de ser más libres.
A partir de la premisa fundamental de
coordinar mejor las iniciativas con las regiones, el gobierno dio
prioridad al fortalecimiento de la lectura, la escritura y las
bibliotecas públicas; a la apropiación social del patrimonio; al
desarrollo de los emprendedores culturales –con especial relevancia en
el sector cinematográfico–; a generar mejores condiciones para la
primera infancia, en unión con la política del programa presidencial de
Cero a Siempre; a crear y fortalecer las prácticas de formación
artística, y a la formulación de planes a largo plazo en las artes
escénicas y las artes plásticas.
Uno de los logros más importantes en
estos años, 2010–2014, fue el de generar mayores recursos para el
sector. El presupuesto del Ministerio de Cultura creció en un 92% y se
logró invertir un billón doscientos mil millones. Cifra antes impensable
para la cultura. Este crecimiento proviene de recursos nacionales e
internacionales. La cooperación de los gobiernos de Japón y Corea, así
como de la Fundación Bill y Melinda Gates, fue significativa.
El 10% del 4% del impuesto al consumo de
la telefonía móvil se destina hoy al fortalecimiento de la lectura y
las bibliotecas públicas. Esto representa una cifra superior a los 20
mil millones anuales.
Asimismo, se aumentó el 3 al 6 el
porcentaje que se transfiere para la cultura a las regiones, mediante el
Sistema General de Participaciones. Los recursos de la telefonía móvil
de iniciativa regional, y que no se ejecutan por parte de los
departamentos en un período de dos años, se devuelven a la nación y se
suman al presupuesto del Ministerio de Cultura en al año siguiente a la
devolución.
Crear entre los colombianos un verdadero y sólido hábito lector requiere de un esfuerzo a largo plazo.
Apostar por la lectura, la escritura y
las bibliotecas públicas no puede seguir siendo un empeño de un período
de gobierno. Nunca antes se habían construido tantas bibliotecas
públicas como en estos cuatro años. Se inauguraron 104 nuevas
bibliotecas ubicadas, la mayoría de ellas en municipios de
consolidación, es decir en aquellos territorios donde la violencia
estuvo presente y ahora se llega con una oferta social desde el Estado.
“Leer es mi cuento” fue el programa de
lectura que permitió articular acciones con el Ministerio de Educación.
El Ministerio de Cultura adquirió y produjo 10 millones doscientos mil
libros que fueron entregados a las 1404 bibliotecas públicas de la red
nacional, se distribuyeron libros en todos los hogares del Icbf, y en
las casas de los colombianos más pobres, se creó una línea de apoyo con
recursos para los mejores proyectos de lectura, un reconocimiento a las
bibliotecas y bibliotecarios más sobresalientes, se renovaron las
colecciones para jóvenes y adultos, y se propició la dotación con
tecnología y equipos, se mejoró la conectividad, y se generaron
contenidos digitales para la red. Hoy los niños de Colombia cuentan con
Maguaré, un portal interactivo creado especialmente para ellos.
También se diseñó y ejecutó un programa
de formación para bibliotecarios, y programas especiales y
acompañamiento permanente para las bibliotecas más apartadas. En la
actualidad se trabaja en la ejecución del programa “la llave del saber”,
un mecanismo mediante el cual se puede evaluar los hábitos y las
necesidades de los usuarios. Las bibliotecas son el mejor escenario para
formar y transformar la comunidad, pues la lectura y la escritura
constituyen los pilares fundamentales para formar ciudadanos con sentido
crítico. A este programa el Ministerio destinó el 37% de su presupuesto
en estos cuatro años.
Desde una perspectiva estratégica el
sector formuló tres nuevas leyes estructurales que se presentaron a
consideración del Congreso de la República, al tiempo que incidió en
algunas en curso. En la Ley del Espectáculo Público se suprimió la carga
tributaria excesiva al sector de las artes representativas, con el
propósito de hacerlo competitivo. Se establecieron normas para la
formalización de los empresarios del espectáculo y se concibió una
contribución parafiscal –que de cumplirse como lo establece la ley–
constituye una fuente importante de recursos para que existan mejores
escenarios dedicados a las artes escénicas en el país. En Colombia la
cultura tributaria es difícil y compleja, y hay quienes siguen buscando
fórmulas para la evasión. Este proceder ha implicado un trabajo arduo en
colaboración con la Dian para perseguir a los infractores, pero la ley
generó confianza y permitió que el país hiciera parte de los circuitos
de grandes artistas. Los nuevos ingresos gracias a esta ley suman 28 mil
millones de los que antes no se disponía.
La segunda ley propone convertir a
Colombia en la mejor alternativa para el rodaje de películas. En el
mercado internacional el país es reconocido como seguro, con buenas
condiciones técnicas, con gente creativa y profesionales capaces, pero
sin una ley de incentivos. Esta ley hizo de Colombia una alternativa
para el rodaje de producciones importantes. En ella se crean incentivos,
representados en la devolución en dinero de las sumas que hayan
invertido los productores de películas y “tv movéis”, que rueden en el
país, del 40% del valor del gasto que realicen en la contratación de
servicios de preproducción, producción y post producción, y del 20% del
gasto que realicen en hoteles, alimentación y transporte.
Para dar cumplimiento a estas
devoluciones, después de aprobado el proyecto por la Comisión Fílmica,
se creó un fondo de 25 mil millones anuales con recursos del presupuesto
nacional.
La tercera ley aprobada por el Congreso
concierne al Patrimonio Cultural Sumergido. Después de cuatro intentos,
que empezaron en 1983, hoy se cuenta con una ley que puso en cabeza del
Consejo Nacional de Patrimonio Cultural la decisión de determinar qué
objetos de los hallados deber ser considerados patrimonio.
Este ha sido el cuatrienio en que más
obras de infraestructura construyeron y se intervinieron por el
Ministerio de Cultura. Entre inmuebles y espacios públicos, fueron más
de 260. Un nuevo amueblamiento para la cultura le deja este gobierno al
país. Para destacar, la recuperación de teatros en espacios tan
importantes como Providencia, Santa Marta, Jericó y Andagoya. Y plazas y
espacios públicos emblemáticos como los de Mompox, así como casas de
cultura y bibliotecas en gran parte del territorio nacional.
De Colombia Humanitaria también se
destinaron recursos para la recuperación de espacios culturales
deteriorados por la ola invernal en un proyecto denominado Espacios de
Vida.
Tal vez el trabajo más complejo que se
acometió en estos años, ha sido el del Teatro Colón de Bogotá. La
recuperación del edificio patrimonial y la estructuración del proyecto
arquitectónico y urbanístico, complementario al teatro, como espacio
para la producción escénica, con talleres, espacio sede para la Orquesta
Sinfónica, es un proyecto de envergadura y trascendencia. Se preservó
el edificio patrimonial devolviéndolo a su verdadera esencia, se
intervino el escenario ajustándolo a condiciones técnicas aptas para el
siglo xxi. Lo mismo puede decirse del Museo de Arte Colonial, con la
adquisición del inmueble y el proyecto de adecuación para ser la sede
del Museo del Siglo xix.
Arduo trabajo significó la nueva
narrativa y museografía, así como la proyección y adecuación de las
salas del Museo Nacional. También se avanzó en el proyecto de ampliación
aunque no tanto como se pensó en un comienzo. Parece que la mejor
alternativa para llegar a feliz término en ese propósito es a través de
una asociación público privada.
Un proceso similar, ampliación y
reforzamiento estructural de la Biblioteca Nacional y del Museo Quinta
de Bolívar, son asignaturas pendientes y urgentes de afrontar.
Las decisiones en torno al patrimonio,
sobre todo en lo que atañe a intervenciones en bienes inmuebles, siempre
despertarán y tendrán contradictores. Lo importante, en todo caso, es
que las decisiones en esta materia, durante estos cuatro años, se
tomaron con base en criterios eminentemente técnicos, profesionales, y
en estudios sustentados. Muchos planes especiales de manejo y protección
de centros históricos y de bienes de interés cultural del ámbito
nacional fueron expedidos. El trabajo en los temas de declaratorias de
patrimonio mundial por parte de la Unesco, de manifestaciones
representativas fue evidentemente fructífero, así como la inclusión de
manifestaciones en nuestra lista representativa. La expedición de una
política pública para la cocina tradicional, y la publicación de la más
completa biblioteca básica sobre este tema, así como la expedición de
una política pública de bienes muebles, son una contribución importante
al reconocimiento de estos temas. El trabajo del Consejo Nacional de
Patrimonio y de la Comisión Mixta es del más alto profesionalismo y sus
decisiones están determinadas por el beneficio del bien público.
Las Escuela–Taller, con el apoyo de
diversos sectores y empresas, en particular del Sena, permitieron
atender a jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, que no hacen parte
de los circuitos académicos de formación, pero que pueden aprender un
oficio que contribuya a la conservación del patrimonio, al tiempo que
les permite acceder así a ingresos dignos. Hoy se cuenta con ocho
escuelas y ojalá en el futuro se crean más. La Escuela Taller de
Cartagena, por ejemplo, es la encargada del mantenimiento de las
murallas y fortificaciones; en Barichara la comida tradicional y el
tejido tienen gran relevancia, y en Buenaventura la construcción de
instrumentos musicales y la cocina tradicional de pacífico. Así, cada
una encuentra su vocación.
A través de las convocatorias públicas,
tanto del Programa Nacional de Concertación como del Programa Nacional
de Estímulos, se apoyaron más de cinco mil iniciativas de los diversos
municipios en estos cuatro años. Esta es la manera más eficiente y justa
de entregar recursos a las propuestas de las entidades y organizaciones
culturales regionales y locales. Municipios tan pequeños como Galeras
en Sucre con sus “Cuadros Vivos de Galeras”, hasta el Iberoamericano de
Teatro reciben recursos del Ministerio de Cultura.
La economía naranja empieza a tener una
importancia real en el país y las industrias creativas cada día se
consolidan más. Se generaron diversos programas de capacitación para los
emprendedores en alianza con otras instituciones universitarias y de
formación. La contribución más importante en este tema fue el de pasar
de la formulación de la política a la posibilidad para los emprendedores
de acceder a líneas de crédito reales y efectivas. Más de 20 mil
millones se entregaron a través de diversos fondos como Impulsa y
Bancoldex en la modalidad de crédito o capital semilla. Uno de los
programas más exitosos fue el de Emprende Cultura, donde 300
emprendedores recibieron recursos para hacer realidad su iniciativa
creativa y formar una microempresa. Hoy se realizan 10 mercados
culturales en el país y todos han recibido apoyo del Ministerio.
Es en estos espacios donde se concreta
la circulación de agrupaciones y artistas. Ahora existe el mercado de
Sur América, Micsur, que se realizó este año en Mar del Plata en la
Argentina. Bogotá será la sede de este programa en el 2016, y es un
reconocimiento a la tarea que se ha realizado en este frente.
Desde la Dirección de Poblaciones se
atendió a las comunidades; a los indígenas, a los afros, al pueblo rom, a
las comunidades negras, raizales y palenque ras, entre otros. Se
escucharon sus necesidades y planteamientos. Se trabajó de manera
decidida en la reconstrucción del tejido social de las poblaciones
víctimas de la violencia a través de la cultura. En Bojayá y Montes de
María donde las personas volvieron a habitar el territorio y a creer. Se
formuló una política pública para los sitios sagrados. Dedicación y
programas puntuales mereció el Chocó, donde la cultura es y ha sido el
eje de su existencia, y Palenque para quienes se desarrolló el programa
Palenque Global. También quedó estructurado el proyecto de la
recuperación de la Plaza de Mercado de Buenaventura con aportes
garantizados de este Ministerio, de otras carteras y del DPS. La Plaza
es ante todo un espacio cultural, es una reunión de saberes
tradicionales.
La formación artística ha sido prioridad
desde la Dirección de Artes. Se fortaleció el Plan Nacional de Música
para la Convivencia con la revisión de las actividades en las escuelas
municipales de música, con la creación de algunas nuevas y con la
dotación a diversos municipios del país de instrumentos musicales. A
través de un concurso de arquitectura, hoy el Ministerio cuenta con un
prototipo de escuela de música. Se construyeron tres en estos cuatro
años. Una de estas escuelas en homenaje al Maestro Lucho Bermúdez en su
tierra Carmen de Bolívar.
El área de Teatro consolidó una apuesta
de investigación, publicaciones y circulación. El programa de salas
concertadas tuvo más presupuesto y se finan ciaron más espacios para el
teatro. El Iberoamérica no de Teatro es el festival que más recursos
recibió en estos cuatro años. Se rindieron homenajes a los dramaturgos
publicando sus obras. Se financiaron procesos creativos y de circulación
en todas las artes escénicas y se aumentaron los estímulos para los
creadores. En el Ministerio se discute una política pública para el
circo y por primera vez fueron incluidos en una apuesta desde el Estado.
Se avanzó en el plan de danza pues
Colombia es un país que baila. Se dotó a más de 60 municipios de
espacios aptos para el ejercicio de esta expresión artística. El plan es
incluyente y trabaja desde el folclor hasta las danzas urbanas. Se
apoyó la creación de la Bienal de Danza de Cali como un espacio para la
discusión, la exhibición y la confrontación con los procesos que se
adelantan en el resto del mundo.
Las artes plásticas tuvieron un
excelente momento. Se trabajó con los artistas y con los espacios de
exhibición. La presencia internacional de Colombia fue enorme. Hay que
destacar Casa Daros en Brasil y la exposición en Noruega. La aceptación
del Salón Nacional de Artistas en todos los estamentos del arte
contemporáneo del país, no ha tenido precedentes; realizado en Medellín
fue el evento más trascendente que realizó el Ministerio. Más de
seiscientas mil personas visitaron el Salón.
Desde la oficina del libro, la dirección
de Artes coordina una de las redes de escritura más importantes del
país: la red Relata. Hoy presente en 50 municipios. También se realiza
el proyecto “Libertad bajo Palabra” en 16 cárceles; donde quienes están
privados de la libertad se atreven a escribir sus historias.
Por último, quiero decir que todas estos
logros y realizaciones son el resultado de la dedicación, el talento y
entusiasmo de miles de colaboradores; personas de todas las regiones y
condiciones que apoyaron las distintas políticas e iniciativas, y que
ayudaron a construir una nueva realidad para la cultura en Colombia.
Este ministerio ha sido un aliado de las comunidades, un atento despacho
de todos los colombianos. La jornada ha sido ardua y exigente, pero
queda la gratitud y la satisfacción por lo alcanzado. De la misma manera
que responsabilidad y compromiso con el futuro. Gracias al invaluable
equipo que me acompañó, a cada uno de los funcionarios, incansables
artífices de esta obra de todos y para todos.
Solo resta evocar las palabras del más
brillante hombre de nuestra cultura, que nos dejó además de una obra
reconocida en el mundo de las letras, la siguiente reflexión.
Por un país al alcance de los niños:
“Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio
social, y que la educación será su órgano maestro. Una educación desde
la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo
modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad
que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra
creatividad inagotable y conciba una ética –y tal vez una estética– para
nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal. Que integre
las ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los
designios de un gran poeta de nuestro tiempo que pidió no seguir
amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que canalice hacia
la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos
despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la
segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada
del coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos:
al alcance de los niños”. Gabriel García Márquez
Mariana Garcés Córdoba
Ministra de Cultura