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2015-09-11
II Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega

Reina Amparo Restrepo: el hada que desarmó la mente y el corazón de San Vicente del Caguán gracias a la lectura

 
Foto: Milton Ramírez, Ministerio de Cultura.
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La titánica labor de la ganadora del Premio Nacional de Paz 2007 en San Vicente del Caguán ha sido trascendental en la labor desarrollada por la Biblioteca Clara Inés Campos Perdomo, ganadora del II Premio Nacional de Bibliotecas Públicas.



En 1997 la hermana Reina Amparo Restrepo presentó un proyecto a 70 maestros para desarmar a los niños de San Vicente del Caguán (Caquetá), región que para entonces contaba con una fuerte presencia de la guerrilla de las Farc. Vino luego una conferencia sobre El derecho a la ternura para padres de familia. ''Si vienen seis o siete nos podemos dar por bien servidos. ¡Vinieron 78, y a mí me dio escalofrío, porque me di cuenta de que querían algo diferente para sus hijos!'', recuerda.

Poco tiempo después, la hermana decide dar inicio a un proyecto de promoción de lectura que anunció por la radio. Llegó un niño –Ricardo Espinoza-, que cursaba tercero de Primaria -''¿Es aquí donde se pueden leer cuentos?, preguntó-. ¡Comenzamos con una biblioteca de 23 libros y un solo niño! ¿Puedo traer a un amigo mañana?, ¡Vino con un amigo y el hermano!'', prosigue la hermana. ''Alcanzamos a hacer cinco encuentros con 22 niños y decidimos armar un programa con los muchachos que hacían trabajo social en los barrios para llevar los libros, y hasta los papás iban a leer. Así comenzó todo''.

''Cuando se estableció la zona de distención contábamos con más de 80 veredas que hacían parte del programa Círculo de la lectura y necesitábamos enseñarles a los guías que para trabajar con niños había que ser delicados porque no se les puede obligar a que lean, así es que comenzaron a poner los dibujos que hacían a partir de sus lecturas en una cartelera con la foto del niño. ¿Qué ocurrió? Los padres comenzaron a descubrir que sus hijos tenían talento para la pintura; luego vinieron los bailes y los dramatizados'', explica la hermana Reina Amparo.

''En esos centros literarios incluso se han llegado a superar algunas rencillas entre vecinos. Había familias que no se hablaban, pero que han logrado salir adelante a partir de lemas como el de Donde hay tristeza llevamos alegría'', continúa la hermana, quien recuerda que en otra oportunidad dos niños se estaban peleando a puños hasta que llegó un tercero que hacía parte del Círculo y terminaron abrazados. ''Cuando los padres ven eso, que es algo muy impactante, pues inmediatamente se produce un cambio de actitud'', destaca.

 
 
 Fiesta y Círculo de lectura

''Acá no hablamos de San Vicente del Caguán, sino del Valle Misterioso; el Círculo de lectura es el Club Encantador, el Guía es el Maestro Paz-cual, y la Hermanita Reina Amparo es el Hada Madrina'', explica la monja, para quien la biblioteca constituye una herramienta fundamental como complemento al sinfín de proyectos que viene desarrollando con la comunidad.

¿Cómo ha sido su experiencia de trabajar en una región como San Vicente del Caguán?

Ha sido un reto y una gran responsabilidad, porque se trata de dar a los niños una alternativa. Cuando llegué había cosas como exposiciones de rifles hechos en madera igualitos a los que usaba la guerrilla, que luego los propios niños decidieron hacer añicos. Hay que hablar porque luego de la zona de distención se presentaron muchos conflictos, así es que pusimos a los niños a contar todos esos problemas y la manera de resolverlos.

Nunca hablamos contra uno u otro de los actores armados y siempre fuimos muy claros en la necesidad de aportar para que todos pudiéramos salir adelante. Alguna vez me amenazaron cuando a través de un programa radial un niño con cáncer manifestó la necesidad de volver a ver a su papá –uno de los soldados secuestrados- y los niños comenzaron a escribirle. Que nos atuviéramos de hacer esas lecturas, me mandó a decir la guerrilla. Tuve miedo, ¡Claro!, pero como la víspera solo mueren los pollos, decidimos seguir adelante.

La clave para superar el conflicto está en la lectura, por supuesto, pero también está en la educación, el trabajo, la salud. Esas deben ser las prioridades del Estado, porque seguir destinando la mayoría de los recursos a la guerra es una injusticia muy grande. ¿Qué va a hacer la gente que deje las armas si no sabe trabajar? Se multiplicará la delincuencia.

¿Cuáles son las principales actividades que usted realiza en torno a la Biblioteca Clara Inés Campos Perdomo?

Actualmente nosotros venimos realizando numerosas actividades: llevamos la biblioteca a los barrios e instituciones educativas, así como a algunas veredas, y gracias al Círculo de lectura se ha venido desarrollando una tradición con la que se pretende que los niños visiten la biblioteca, porque hasta hace tres años se trataba de un lugar inaccesible: había que pasar por barricadas e inclusive diría que era un sitio peligroso.

¿Cómo inició esta labor de promoción de lectura?

Yo inicié este proyecto en 1997 con el objetivo de desarmar la mente y el corazón de los niños para armarla de sabiduría y amor, a través de la lectura y la escritura de cuentos que ellos pintan y dramatizan. Y como no hay nada más rico que ir a buscar nuevas historias en la biblioteca -libros muy buenos que son diferentes a los que acostumbramos trabajar en el Círculo de lectura-, muchos son los niños que han comenzado a ir allí gracias a este estímulo inicial que además complementa la Fiesta de la lectura, actividad que venimos desarrollando desde el año 2012 con el apoyo del Ministerio de Cultura.

¿Cómo comenzó la Fiesta de la lectura?

El actual Coordinador del Área de Literatura de la Dirección de Artes, Víctor Manuel Mejía, propuso ese año realizar una actividad en torno a los libros y la lectura en la ciudad de Florencia, que finalmente terminó haciéndose en San Vicente del Caguán, debido al gran apoyo que prestaron integrantes de la Red de Escritura CreativaRELATA-.

La escritora Pilar Lozano acompañó la capacitación de los guías y realizamos un ciclo de lectura encantador, en uno de los espacios del Vicariato convertido en un Castillo de cuentos, al que asistieron los niños de la región en compañía de sus maestros. ¡Hasta en camiones tuvieron que desplazarse, porque estaban fascinados con la idea de hacer parte de la actividad!

Y la Fiesta continuó creciendo…

Como algunos niños –sobre todo los más pequeños- no pudieron asistir, el siguiente año tomamos la decisión de que los talleristas fueran a las escuelas y hogares infantiles, con el fin de poder atenderlos junto con las madres gestantes. Resultado de ello fue que en 2014 extendiéramos el proyecto a niños de Primaria, para sumar un total de 3.400, además de replicar los talleres que habitualmente se hacen en los círculos de lectura y las labores de promoción que hace la Biblioteca.

Este año llegamos a la cuarta versión, con unas jornadas muy bonitas porque el Ministerio de Cultura nos proporcionó ejemplares de la serie leer es mi cuento para ser entregados entre los niños que cursaban dese preescolar hasta quinto de primaria.

 
 
Soñar con los pies en la tierra

¿Hay alguna clave para que el proyecto sea tan exitoso?

Nosotros preparamos a los talleristas para provocar el gusto por la lectura en los niños, de tal manera que lean una historia y la dejen en el momento más importante. ¿Qué pasa? Los niños van a sus casas con el libro y terminan leyéndolo con sus familias. Son ellos –los niños- quienes comienzan a insistir para que sus papás los lleven a la biblioteca.

Es una estrategia sencilla pero muy efectiva que además ha estado acompañada por la elaboración de una cartillas que incluyen cuentos escritos por otros niños, pero que al ser trabajadas en cada uno de los barrios donde funciona el programa cada niño la termine.

¿Cuántas cartillas se han hecho hasta el momento?

Hemos hecho un total de 12 cartillas, aunque comenzamos con unos volantes muy pequeños. Nosotros teníamos un lema inspirado en las cometas: Sueña con los pies en la tierra, porque la comenta es un sueño que puede ir muy lejos, pero que se debe manipular para evitar perderla. Si la sabes manejar más lejos vas a ir, pero eso desde luego implica hacer sacrificios, ser constante, trabajar con cariño y obedecer a los padres y maestros. ¿Pudiste educarte y sacar adelante una profesión?, ¡Vuelve a tu pueblo a prestar tus servicios! Por eso nosotros contamos con la colaboración una serie de profesionales que hicieron parte del Círculo de lectura.

¿Cómo se hace para poder publicar estas cartillas en una población como San Vicente del Caguán?

La primera cartilla la sacamos con la ayuda de la comunidad, porque resultó muy satisfactorio ver la manera en que los niños se emocionaban con la publicación de sus cuentos. Hay muchas personas que escriben para niños, pero ¿quién los escucha? Ellos tienen muchas cosas hermosas qué decir. Saqué mil fotocopias, luego otras mil; así es que la segunda y tercera cartilla contó con el patrocinio del comercio del pueblo. Imprimimos 3.000 ejemplares de cada una.

Vino la época de la zona de distención; una funcionaria de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito - UNODC- se encontró con un grupo de niños con la camiseta del Círculo de lectura, me buscó y decidió apoyar el proyecto , que luego también contaría con el respaldo del Vicariato y UNICEF.

Para la octava cartilla recibí el respaldo de la Alcaldía, pero como los recursos resultaban insuficientes tuvimos que pedirlos prestados, con la buena fortuna de que ese año ganara el Premio Nacional de Paz, y pude destinarlo a este propósito.

Y el proyecto continuó adelante…

Algunos de los guías comenzaron a escribir acerca de los sueños que tenían cuando eran pequeños, y así comenzamos a diseñar un nuevo modelo de cartilla hecha por los guías para nuevos guías. Luego, gracias al apoyo de una comunidad internacional, logramos publicar la novena cartilla y otra sobre metodología.

A partir de estas experiencias han nacido otros proyectos: en 1999, por ejemplo, surgió la posibilidad de que los niños fueran a la radio y a partir de entonces tenemos un pequeño programa en la emisora comunitaria, con el fin de que el niño adquiera seguridad ante algo que puede llegar a ser tan intimidante como un micrófono.

¡Por supuesto que al llegar a sus casas todos los aplauden y los niños quieren volver a la emisora! Ha sido tal el resultado que los niños de las veredas mandan sus escritos para que los lean en la emisora.

¿Qué otras experiencias destacaría?

En 2009 llevamos a dos universitarias que se estaban graduando en Artes Escénicas, y una de las estudiantes que recibió la capacitación dirige ahora con su esposo a un grupo de teatro que trabaja con títeres y mimos. Hace poco recrearon una obra -El espíritu de los libros de Manuel Iván Urbina- en la que terminaron participando guías, maestros y mucha gente de la comunidad.

Tenemos también el Círculo de creaciones didácticas, a cargo de la familia Patiño Salazar ​con una chispa muy especial -elaboran juegos didácticos-; ellos diseñaron La casita de los sueños, proyecto con el que se visitan escuelas y veredas para realizar talleres didácticos alrededor de la ecología y el medio ambiente, cuyo trabajo es el tema de la cartilla 11, que con la anterior y la número 12 sacamos adelante gracias a la generosidad de una fundación que tiene mi hermana en la ciudad de Miami, EE.UU.

Así mismo desarrollamos una serie de 4 Cuadernos pedagógicos que reúnen los trabajos adelantados a partir de las cartillas, con el fin de que niños de otros colegios también puedan realizar las actividades propuestas. Gracias al respaldo del Concurso Nacional de Belleza hemos podido entregar 2.000 ejemplares en los colegios de Cartagena, además de entregarlos en las veredas de San Vicente a través del proyecto La casita de los sueños.

En 2011 llegó el programa de Batuta, pero como los niños allí cumplen un ciclo de formación de cinco meses decidimos abrir el Círculo de música, e hicimos una pequeña inversión para comprarles algunos instrumentos –guitarras, violines, flautas, armónicas y piano-, que ellos pueden adquirir aportando un 50 % de su valor. Tenemos también un proyecto de pintura. ¡Ese desarmar de las mentes va alejando a los niños y sus familias de la violencia!

Texto:
Juan Carlos Millán Guzmán
Dirección de Artes,
Ministerio de Cultura
Tel. 3424100   Ext. 1504
Cel. 311 878 67 43

Fotos:
Milton Ramírez,
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