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2015-07-09
 

Mourad Merzouki: bailar, crear, vivir

 
Foto: Milton Ramírez, Ministerio de Cultura
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El prestigioso bailarín y coreógrafo francés de origen argelino, Mourad Merzouki, habla sobre algunos aspectos de su profesión y el montaje coreográfico que tiene proyectado con la participación de 12 bailarines colombianos.


''Estoy encantado porque acá en Colombia he encontrado un nivel muy alto y los bailarines son muy buenos; de manera que confío en que logren incorporar un lenguaje mucho más contemporáneo a sus respectivas interpretaciones. Los veo muy motivados e interesados en esta nueva etapa de su búsqueda al pasar de la etapa de demostración a la de creación artística'', explica Merzouki, quien a partir del 1 de septiembre de 2009 asumió la dirección del Centro Coreográfico Nacional de Créteil, convirtiéndose en el segundo coreógrafo de Hip-Hop (junto con Kader Attou) a la cabeza de un CCN en Francia.

 
Luego de la etapa de audiciones, previstas para ser adelantadas en las ciudades de Bogotá, Cali y Cartagena, se seleccionará a un total de 12 bailarines que comenzarán a ensayar un montaje creado por Merzouki hace unos años, en compañía del asistente del prestigioso bailarín. Luego de tres etapas que se desarrollarán entre septiembre y noviembre, el coreógrafo tiene previsto regresar a Colombia para finalizar el proceso y presentar la obra durante la Bienal de Danza de Cali y el Festival Danza en la Ciudad, a realizarse en Bogotá.
 

 
''Estoy muy contento del acompañamiento y compromiso que han tenido entidades como el Ministerio de Cultura, Idartes y la Bienal Internacional de Danza, puesto que demuestra que el interés y la conciencia que se ha despertado en el entorno de las administraciones gubernamentales respecto a que el Hip-Hop no es simplemente una actividad para divertirse sino que constituye otro tipo de expresión artística igual a cualquier otra'', subraya.
 

 
Hijo de padres argelinos Merzouki adelantó sus primeros estudios en la escuela de circo y practicó artes marciales antes de interesarse en el hip-hop. Luego de realizar una serie de talleres de danza con Delente Maryse, Jean-François Duroure y Josef Nadj, conforma junto a Attou la compañía Accrorap en 1989, y para posteriormente fundar su propia compañía en 1996: Käfig, cuya traducción al árabe y alemán equivale a la de jaula, en procura de dar cuenta de su intención en combinar y experimentar alrededor de diversos estilos de danza.

Bailar para existir
 

 
¿Cómo comenzó su interés en la danza?
 

 
Llegué a la danza por azar; me interesaba por su aspecto acrobática y porque tenía la sensación de que se trataba de algo extremadamente interesante. Luego comencé a compartir este tipoi de experiencias y emociones con el público: amaba la danza y me gustaba poder dar a conocer lo que había en mi cabeza a través de esta expresión artística.
 

 
Comencé a bailar en la calle pero siempre tuve la intención de que pudiéramos presentar nuestro trabajo en un teatro capaz de albergar una cantidad mucho más amplia y variada de público: jóvenes y adultos; de la ciudad y del campo. Creo que la danza es un lenguaje universal.
 

 
¿Cómo hizo para lograr la aceptación de su familia respecto a su determinación de dedicarse a la danza?
 

 
Al principio, la danza no era vista como algo serio por parte de mis padres; y sobre todo mi padre prefería que continuara con el karate o el boxeo, deportes que a diferencia de la danza él consideraba mucho más adecuados para la formación de un muchacho. Así que durante mucho tiempo debí dedicarme a la danza sin que ellos lo supieran.
 

 
De tal manera que no fue hasta mucho después que ellos llegaron a entender que la danza me aportó una serie de herramientas para ayudarme a comprender el mundo y las otras personas, razones que los llevó a aceptar mi decisión de dedicarme a esta profesión.
 

 
¿Qué lo llevó a conformar su propia compañía de danza?
 

 
Yo quería hacer de la danza mi profesión para poder expresarme a través de ella; quería evolucionar a partir del baile. Así que decidí crear la compañía para poder montar mis propios espectáculos; Käfig es la estructura que me permite hacerlo y gracias a la cual puedo imaginar mis propios montajes.
 

 
Mis padres son de Argelia y nuestra vida no siempre fue fácil en Francia, de tal manera que la danza me permitió sortear muchas dificultades, desarrollarme como autor y, a fin de cuentas, ¡Existir!.

 
 
 
Más allá de la calle
 

 
El Hip-Hop suele asociarse a un baile de hombres. ¿Cómo hacer para ampliar el espectro?
 

 
Al principio el Hip-Hop era bailado esencialmente por jóvenes de los barrios de las grandes ciudades estadounidenses. Hoy nuestro trabajo consiste en combinar estos ritmos junto a los de la danza contemporánea y clásica, además de tomar algunos elementos del circo, para poder incluir muchachos y muchachas; de tal manera que poco a poco el espectador pueda darse cuenta que la danza no se trata de un asunto exclusivo de mujeres.
 

 
En las audiciones si bien es notorio que hay más presencia de chicos que de chicas, cada vez más mujeres se dedican a practicar este género, al punto de que ya no tiene ningún sentido hablar de un tipo de música para ser bailada exclusivamente por hombres.
 

 
Al llevar el Hip-Hop a los escenarios, donde hay público de todo tipo y sobre todo de un carácter mucho más popular, puede apreciarse que la danza es para todos: hombres y mujeres.
 

 
¿Cómo se dio ese proceso?
 

 
Siempre tuve la intención de llevar el Hip-Hop a otro nivel artístico; y la razón es que durante mi juventud tuve una relación muy estrecha con actividades circenses gracias a las cuales aprendí a combinar diversas expresiones artísticas. De tal manera que cuando comencé a bailar Hip-Hop sabía que no quería quedarme en la calle limitándome a hacer una serie de figuras acrobáticas.
 

 
Yo quería contar historias a través de estas figuras; realizar algo similar a los espectáculos que veía en televisión, en los que había hay todo un trabajo alrededor de la puesta en escena: los vestidos, las luces, la escenografía.
 

 
¡Ese era mi sueño! Y para hacerlo realidad debí abrir el Hip-Hop hacia otras disciplinas, con el fin de poder llegar a comprender cómo hacer mi propio espectáculo: una obra que además de los elementos ya mencionados tuviera inicio, desarrollo y final; un orden capaz de distinguirla de simples demostraciones de habilidad o destreza.

 
 
 
Bailar, crear, sensibilizar
 

 
En Colombia, el Hip-Hop suele vincularse a un género musical muy popular estrechamente ligado a grupos violentos. ¿Ocurre algo parecido en Francia? 
 

 
Desafortunadamente esa es una situación que no solo se presenta en Colombia sino en todo el mundo: desde el comienzo el Hip-Hop fue considerado como un tipo de cultura que se desarrolló en la periferia por parte de personas excluidas y que eran consideradas violentas. ¡Y es todo lo contrario! 
 

 
Nuestro trabajo como artistas es demostrarlo, y para ello debemos ser capaces de dialogar con los otros a partir de nuestra creatividad: poder hacer un espectáculo capaz de sensibilizar a los jóvenes y a los no tan jóvenes, así como a aquellos a quienes les gusta la danza contemporánea y la clásica, porque en la actualidad también se trata de espectáculos de autor. 
 

 
El Hip-Hop busca canalizar la violencia que uno ve en las calles y permite que los jóvenes puedan expresarse de una manera positiva, así es que quienes asocian este movimiento artístico con la violencia no tienen ni idea de qué se trata: un muchacho que es estigmatizado por la manera de llevar una gorra, en realidad lo que busca es expresarse a través del arte.
 

 
¿En qué medida contribuyen la cultura y la danza a comprender a los otros?
 

 
La riqueza cultural y la fuerza de la danza permiten comprendernos y estar juntos; cada vez que bailo tengo la posibilidad de compartir mis emociones y alegría, porque la danza siempre se desarrolla dentro de un ambiente de generosidad que es muy necesario para nuestra sociedad.
 

 
Yo trabajo en diferentes barrios populares y gracias a la danza y la cultura puedo hacer que el público tome distancia de una cotidianidad que quizá pueda resultar difícil. El hombre tiene la necesidad de vivir emociones como, por ejemplo, la de escuchar una pieza musical, ver un baile o una pintura, al igual que poder asistir a una representación teatral.
 

 
Y la cultura hoy en día resulta esencial para que el mundo pueda dar un giro en el sentido correcto, puesto que sin ella las personas tienden a encerrarse y mantenerse aisladas unas de otras.
 

 
Su hermano - Assen Merzouki- ha musicalizado algunas de sus obras. ¿Cómo se desarrolla este trabajo?
 

 
En efecto, mi hermano ha decidido seguir una búsqueda similar a la mía, en el sentido de querer expresarse a través de la música: es un artista de un gran talento y formación autodidacta que aprendió composición en su computador, para luego proponer lo que definiría como una suerte de Hip-Hop contemporáneo, cuyo trabajo suele estar muy ligado a los montajes coreográficos.
 

 
De hecho en algunas de sus obras hay por momentos un distanciamiento del Hip-Hop, que se evidencia en la música que acompaña algunas de las coreografías…
 

 
Un bailarín tradicional de Hip-Hop agota su energía y se desgasta con gran rapidez; ello me ha llevado a proponer un tipo de música de un carácter mucho más contemporáneo, sereno y poético, que me permite canalizar toda esa energía para poderla repartir de mejor manera.
 

 
El espectador que asiste a un espectáculo de Hip-Hop, al cabo de un tiempo se va a saturar, e incluso aburrir, si escucha siempre el mismo tipo de música. 
 

 
Si la música tiene una connotación más contemporánea en la que el ritmo está menos marcado, quizá se pueda comprender mucho mejor el tipo de emoción que el bailarín quiere transmitir, a través de movimientos que en ocasiones pueden ser muy intensos y otras más lentos.
 

 
¿Qué referentes artísticos ha tenido a lo largo de su carrera?
 

 
Me gusta mucho el trabajo que desarrollaron artistas como Chaplin, a quien admiro profundamente debido a su capacidad de dar una imagen de la sociedad a partir una propuesta de carácter poético conformada por una serie de recursos más bien sencillos.
 

 
Se trata de un artista por el que tengo un especial aprecio debido a que en él están presentes el acróbata, el humorista y el bailarín. Están también una serie de coreógrafos a quienes admiro debido a su capacidad de mezclar diversas disciplinas artísticas: Philippe Decouflé, por ejemplo; así como el Cirque Éloize o el Cirque du Soleil, en los que la danza se cruza de manera constante con las actividades circenses.
 

 
Texto
 
Juan Carlos Millán Guzmán
 
Dirección de Artes,
 
Ministerio de Cultura
 
Tel. 3424100   Ext. 1504
 
 
Cel. 311 878 67 43
 
 
 
Fotos
 
Milton Ramírez
 
Ministerio de Cultura
 

 

 
 
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